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CAIDA DE BONOS Y ACCIONES. TEMOR POR LOS DEPOSITOS
El riesgo país, en 1842 puntos

En otra jornada caótica en
los mercados, el indicador que enloquece al Gobierno y se ha convertido en el termómetro de la crisis alcanzó su máximo histórico. Las acciones, en el mínimo.

El índice MerVal terminó en 206,7, el nivel más bajo desde el inicio de la convertibilidad.

Por Claudio Zlotnik

El riesgo país terminó en 1842 puntos, apenas unos 100 puntos por debajo del de Nigeria. Cierre que marcó un record. Las acciones, en tanto, bajaron otro 3,6 por ciento, acumulando un derrape del 15,1 por ciento en la semana. En promedio, los títulos públicos cayeron 4,6 por ciento. Aunque hubo casos, como el flamante Global 2031, que perdió 6,2 por ciento. Este conjunto de datos pavorosos da cuenta del nuevo pico de la crisis y de la incertidumbre de los agentes económicos. La ola de versiones que acompañó la caída generalizada incluyó desde la inminente renuncia de Domingo Cavallo hasta una posible dolarización y la reestructuración compulsiva de la deuda. A última hora, incluso, desde el Banco Central se vieron obligados a desmentir que los fondos enviados por el FMI para robustecer al sistema financiero fueran a utilizarse para tapar el bache fiscal.
El mercado sigue temblando. Terminó el veranito financiero inaugurado hace poco más de un mes cuando el Fondo Monetario cerró el último acuerdo con Economía y envió una asistencia de 6260 millones de dólares para engrosar las reservas del Banco Central. Terminada la tranquilidad, se perdió la ilusión de los operadores de que, sin necesidades de financiamiento en el corto plazo, la Argentina tenía un blindaje. A salvo de los especuladores. Pero la realidad fue otra.
Como cada paquete de salvación anunciado por el Gobierno, la serenidad lograda tras el socorro del FMI duró muy poco. Sucedió lo mismo con el blindaje y con el megacanje. La diferencia entre aquellos rescates y éste radica en que ahora, los bancos perdieron 7300 millones de dólares en apenas un bimestre. Y que el Gobierno ya puso en juego los últimos cartuchos disponibles para salvar al sistema, como el seguro anticorrida pactado con un grupo de bancos extranjeros. Por tal motivo, en el Palacio de Hacienda prenden velas para que no se renueve la fuga de los depósitos. “Nuestra suerte depende de la confianza de los ahorristas”, señaló a este diario un asesor de Cavallo. Según fuentes bancarias, ayer se habría detectado salida de depósitos.
En el terreno macro, el Gobierno también jugó a fondo. Hizo un pacto implícito con el mercado prometiendo el déficit cero. Y cuyo cumplimiento los financistas ya pusieron en duda. Ese fue el motivo de la corrida histérica de las últimas sesiones. Por ese motivo, también se tejen especulaciones sobre supuestas nuevas medidas, todas ellas con el mismo sello: más y más ajuste. O se cumple con aquella “regla de oro” o la Argentina dolariza o bien se quiebra la convertibilidad con una devaluación del peso, evalúan en la city.
Lo cierto es que los denominados mercados le bajaron otra vez el pulgar a Domingo Cavallo, quien fuera uno de sus preferidos. Los financistas desconfían que el ministro pueda hacer del déficit cero una “política sostenible”. Ese es el pilar básico que el FMI exige que se mantenga en pie para llevar adelante la reestructuración voluntaria de la deuda. Frente a la incertidumbre, los inversores venden desesperadamente sus posiciones. Y el MerVal llega a su mínimo en la era de la Convertibilidad y el riesgo país toca niveles insoportables.
Tampoco confían en las reiteradas desmentidas de Fernando de la Rúa, que ayer volvió a descartar la devaluación. Boris Segura, economista jefe para Mercados Emergentes de Atlantic Asset Management, explicó desde su oficina de Nueva York la sensación que domina a los inversores. “La preocupación es que con este nivel de riesgo país no hay posibilidades de reactivación. Y si la recaudación sigue cayendo como en los últimos meses será muy difícil que el Gobierno cumpla con la Ley de Déficit Cero. No se pueden seguir recortando los salarios y jubilaciones sin que esto implique un riesgo social importante”, advirtió Segura. Precisamente, el dato que gatilló la ola de ventas en los mercados fue que la recaudación habíacaído 14 por ciento en setiembre. Y que haría falta un ajuste adicional de las cuentas públicas para cumplir con el equilibrio fiscal.
En un par de bancos de la city consultados por este diario coincidieron en que Domingo Cavallo no tomará nuevas medidas antes de las elecciones, a menos que la crisis continúe espiralizándose y se pierdan reservas del Banco Central. En este caso, Economía podría contar a lo sumo con los 3000 millones de dólares prometidos por el Fondo para el canje de la deuda. Pero no más. Por ahora, el BC cuenta con 21.360 millones gracias a la última ayuda del Fondo.
No obstante, la gran pregunta que se formulan en las entidades financieras es si Cavallo será capaz de regenerar la confianza tanto en los inversores internacionales como entre los consumidores después de seis meses de promesas. Tampoco creen que Estados Unidos vaya a prestar mucha atención después de los atentados. El propio secretario del Tesoro, John Taylor, admitió que “las conversaciones (para un canje de la deuda) van por el buen camino pero no han terminado”.

 

El MerVal, volvió al ’91

Nunca antes el riesgo país había trepado a los 1842 puntos. La suba, del 5 por ciento respecto del día anterior, respondió a la fuerte caída que registraron los títulos públicos. En promedio, los bonos cayeron 4,6 por ciento. En tanto, el índice de acciones líderes MerVal perdió 3,6 por ciento y quedó en 206,7 puntos, un nivel que no mostraba desde inicios de 1991. Ante el recalentamiento de los mercados, la tasa de interés interbancaria saltó al 27 por ciento anual. Hace una semana, el call se situaba en el 4 por ciento. Contagiada por las turbulencias, la Bolsa de Brasil perdió 1,7 por ciento y el real se devaluó hasta 2,74 unidades por dólar. En lo que va del año, el MerVal perdió la mitad de su valor.
Además de los bonos y las acciones, la mirada de los financistas está puesta en la evolución de los depósitos. Pese a que el martes ya se conocía el pobre resultado de la recaudación y la reacción del mercado, los depósitos del sector privado aumentaron 72 millones. Por su parte, los plazos fijos se elevaron en 64 millones.
Lejos de las agitaciones, Wall Street va volviendo a mostrar parámetros normales. El índice Dow Jones cayó 0,7 por ciento, mientras que el Nasdaq recuperó el 1,7 por ciento.

 

Marx, sin avales para el canje

Los rumores de renuncia de Domingo Cavallo empezaron a crecer luego de que su número dos, Daniel Marx, regresara de su gira a Europa y Estados Unidos. Sus gestiones ante los principales gobiernos europeos, el Departamento del Tesoro y el Fondo Monetario Internacional resultaron un fracaso estridente. Y el ruido se escuchó en los mercados. Los atentados contra las Torres Gemelas sacaron por completo a la Argentina de la agenda de prioridades del gobierno estadounidense. Sin embargo, el nuevo escenario internacional no fue la única causa por la que esos organismos aplazaron su ayuda a la Argentina. En sus entrevistas, Marx escuchó más reclamos sobre lo que debe hacer el gobierno argentino que señales de apoyo. En concreto, le dijeron que el gobierno debe demostrar su voluntad y capacidad para mantener el Déficit Cero hasta fin de año. Para el gobierno era fundamental apurar un nuevo canje de deuda, ya que sin éste se teme que los altos costos de la deuda compliquen todavía más el panorama fiscal. En Economía se esperaba que la inyección de confianza que traería la reprogramación de la deuda impulsaría la economía. Pero el plan por ahora quedó congelado. “Todo lo que se logró es mantener vigente el tema, pero para que sea analizado más adelante”, admitieron en el Palacio de Hacienda, en relación a los resultados concretos de la gira de Marx. Y dijeron que no hay fecha prevista para nuevas reuniones. Para Cavallo fue una noticia lapidaria. La postergación de las operaciones financieras hasta principios del próximo año le quitó una herramienta a la que asignaba una importancia fundamental. También fue una señal desfavorable porque el Gobierno no pudo demostrar que su par estadounidense lo siga respaldando.

 

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