Por Julio Nudler
Unos dos meses atrás,
cuando aún era rector de la Universidad Torcuato Di Tella, Gerardo
della Paolera mantuvo contactos con Chrystian Colombo para barajar ideas
de política económica y una eventual alternativa al equipo
de Domingo Cavallo. Para entonces era ya notorio el desgaste del mediterráneo
y el jefe de Gabinete tanteaba la posibilidad de formar un nuevo elenco
para Economía. Ante la precipitación de la crisis, Página/12
localizó ayer a Della Paolera, de vacaciones en el interior del
país tras regresar de un viaje al exterior, y mantuvo con él
el siguiente diálogo sobre la situación actual.
¿Qué impresión recibe al retornar al país?
Lo que veo es que el equipo económico y el gabinete nacional
están absolutamente desarticulados.
¿Es posible o aconsejable la dolarización?
Es muy difícil tener las agallas de venderle al público
hasta el último dólar de las reservas, comprando toda la
base monetaria. No veo a nadie con ese coraje. Alguien que diga te vendo
todo para así ganarle al mercado, aunque sea al costo de quedarse
sin reservas, pensando que de ese modo los argentinos dejarían
la plata en el sistema bancario. Yo no lo veo. Pienso que el dinero se
iría de los bancos.
Hay rumores de devaluación...
Este no es el momento de devaluar ni de salir de la convertibilidad,
sino de fortalecerla, volviendo a su esquema original y a la Carta Orgánica
del Banco Central, sin la reforma que le introdujo Cavallo este año.
Eso es necesario para recuperar la confianza.
¿Pero sería suficiente?
También es imprescindible encarar la reprogramación
de la deuda de Nación y provincias. Esto es inevitable, sobre todo
después del megacanje, que dejó instalada una tasa de interés
implícita tan alta que no se puede afrontar e impide que baje el
riesgo país. El megacanje creó una trampa.
¿Qué piensa de una dolarización?
No observo que el dólar se haya fortalecido después
de los atentados como moneda internacional. En realidad está más
débil.
¿Cómo lo ve a Cavallo?
Lo veo muy pasivo, a menos que esté trabajando a pleno en
un gran paquete para después de las elecciones.
¿Pero qué paquete podría ser ése? ¿Qué
hace falta?
Hace falta un plan económico consistente y global, que trascienda
los tecnicismos. Algo que cachetee a la gente, que la estimule, lanzado
por alguien capaz de dar vuelta el humor de la población en un
mes. No importa si no todas las propuestas cierran técnicamente
de entrada. Eso se puede ir logrando.
Cavallo ya no parece la persona indicada...
En Economía están muy ocupados resolviendo el día
a día, técnicamente. Pero no tienen ninguna cosmovisión.
Ajustan, pero no saben bien para qué están ajustando.
¿Hay otro equipo alternativo preparándose?
No lo sé, pero la gente que uno imaginaría en ese
papel debería estar ya mismo trabajando en un plan. No se puede
perder más tiempo. La situación se deteriora de semana en
semana.
¿Qué puede esperarse como respaldo externo después
del 11 de setiembre?
Necesitamos mucha agresividad en nuestra política exterior,
lo cual no equivale a un alineamiento militar. Es clave negociar junto
con Brasil un acuerdo de mercado común con Estados Unidos.
Usted planteaba que la Argentina debía procurar una especie
de Plan Marshall para revivir su economía, teniendo en cuenta la
severa restricción presupuestaria que sufre. ¿Mantiene esa
idea en este nuevo escenario internacional?
Creo que ahora habría que adicionar un plan estratégico
geopolítico de contención del terrorismo, diseñado
junto a Brasil y México, para interesar a Estados Unidos. Es obvio
que retrocedimos en el orden de prioridades de Washington, pero ellos
ven al Cono Sur, y a la Argentina en particular, como un foco peligroso.
¿Qué piensa de las monedas provinciales?
Que el mercado debe determinar su verdadero valor. Si se pretende,
como con el patacón, que valgan a la par con el peso y el dólar,
esto explota. De lo contrario, si sufren el descuento que les haga el
mercado, serán técnicamente viables. Pero esto no asegura
que no provoquen una explosión social por la pérdida de
ingresos de quienes cobren en esas monedas.
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