Por Adriana Meyer
Aunque su silencio estaba previsto
en la sala se vivió un momento de tensión. Por consejo
de mis abogados, no voy a prestar declaración, dijo el reducidor
de autos Carlos Alberto Telleldín, sentado por primera vez en el
banquillo de los acusados, a poco de reiniciada la audiencia del juicio
oral por el ataque contra la AMIA. Página/12 pudo saber que su
defensa espera la declaración del ex subcomisario Anastacio Irineo
Leal, quien podría ser el primero en hablar en este juicio. El
ex policía bonaerense está sospechado de haber participado
de la entrega de la camioneta y lo que diga influirá en forma decisiva
en la situación de Telleldín. Por eso, el Enano,
como le dicen a Telleldín, quiere que Leal muestre sus cartas primero.
El reducidor tenía pensado decir que es inocente, pero
los nervios lo traicionaron y se olvidó.
Ayer, en el inicio de las audiencias, fueron respondidas las objeciones
planteadas por las defensas. El pedido de suspensión del juicio
por el atentado a la sede de la AMIA fue rechazado por el Tribunal Oral
Federal 3 y los jueces resolvieron que los 25 testigos de identidad reservada
deberán declarar en el proceso con los datos necesarios que permitirán
su identificación, los cuales serán facilitados en un plazo
razonable a las partes que los desconozcan.
Mientras el tribunal continuaba cruzando dardos con las defensas, Telleldín
se dispuso a pasar al estrado. Pero como el debate seguía, se quedó
a mitad camino, paradito a un costado de la sala, mirando a los jueces
con impaciencia. Una vez sentado en el banquillo, antes de comunicar su
decisión de guardar silencio, contestó preguntas formales.
Consultado sobre si respondía a algún sobrenombre o apodo,
Telleldín dijo que a Charly o enano, pero aclaró
que a ninguno en particular. Cuando le preguntaron por el
estado civil de su padre, respondió fallecido. Y al
responder sobre su domicilio contestó unidad penitenciaria.
Tras lo cual se levantó y se dirigió a su asiento, al fondo
de la sala. El tribunal decidió entonces comenzar a dar lectura
a las seis declaraciones que prestó el imputado en el expediente.
Al único que conozco es a Carlos Menem porque en el 83
estuve comiendo con él en un local partidario de Uriburu y Santa
Fe, contestó el detenido Carlos Alberto Telleldín
al ser consultado sobre sus vínculos con ciudadanos árabes,
en su segunda indagatoria prestada el 6 de agosto de 1994. Y cuando le
preguntaron si alguna vez visitó una mezquita indicó que
no sabía qué era eso. En aquella oportunidad,
también explicó que siempre usó barba hasta que le
empezó a salir blanca y se la sacó para no parecer
de más edad. El camino de la camioneta Trafic hasta las manos de
Telleldín, los manejos extorsivos en su contra por parte de policías
bonaerenses y los hechos que rodearon su detención fueron los ejes
de las anteriores declaraciones repasadas ayer.
Con la lectura de los dichos de Telleldín uno de los abogados querellantes
de Memoria Activa recordó las gigantescas omisiones de la
investigación de Galeano, en alusión a las medidas
que debió haber implementado y no lo hizo. Y además volvieron
a quedar en evidencia las contradicciones y mentiras, según
los letrados, en que incurrió el reducidor. A su vez, uno de los
defensores de los ex policías destacó que Telleldín
carecía de datos hasta que el 5 de julio de 1996 le volvió
de golpe la memoria. En esa declaración imputó a los uniformados.
Cuando ya había caído la noche, el tribunal pasó
a un cuarto intermedio y tras una hora de deliberaciones rechazó
la pretensión de la defensa de Ribelli para proyectar el video
que contiene un diálogo entre el juez Galeano y el detenido Telleldín.
La movida del abogado Juan Manuel Ubeira apuntaba a demostrar que Telleldín
confesó haberles entregado a los policías la Trafic blanca
que presuntamente se utilizó como coche bomba porque Galeano negoció
con el reducidor el pago de una suma de dinero. El letrado formuló
su planteo justo antes de la lectura de la indagatoria de Telleldín
del 5 julio de 1996, que le dio un vuelco a la causa y orientó
la investigación hacia Ribelli y sus hombres.
La jornada hasta ahora más extensa del juicio oral estuvo signada
por la dura conducción que el juez Pons le imprimió a las
audiencias. Cuando el defensor oficial José García protestó
para que se leyeran primero los cargos por los que está imputado
Telleldín, Pons le ordenó que no interrumpa al secretario
cuando está leyendo. El debate se reanudará el martes,
como siempre, a las 14.30.
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