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Terminó el paro y no hay noticias del incentivo

La Ctera cumplió ayer una huelga nacional en reclamo del pago de las dos cuotas adeudadas del incentivo salarial. Educación evaluó como �bajo� el acatamiento. El gremio lo calificó de masivo.

El paisaje de aulas vacías
se repetirá en Buenos Aires.
Hoy para la FEB. Entre el lunes
y el miércoles para el Suteba.

El sexto paro del año o el décimo, si se suman los realizados en el marco de huelgas generales. No importa cómo se haga la cuenta, lo concreto es que los docentes cumplieron ayer un nuevo paro convocado por la Federación de Trabajadores de la Educación (Ctera) y que la imagen de las escuelas vacías podría pasar a ser algo frecuente en los tiempos por venir. Es que los maestros no sólo reclaman por dos cuotas adeudadas del incentivo docente –cuyo futuro, además, es incierto–, sino también por el congelamiento de los presupuestos educativos que no promete otra cosa que la profundización del ajuste. De hecho, la FEB llamó a sus afiliados a parar hoy porque el gobernador Carlos Ruckauf no cumplió con su compromiso de modificar la forma en que se calcula la rebaja de los salarios docentes y el gremio ceterista en ese distrito, el Suteba, convocó a un paro de tres días a partir del próximo miércoles.
“El panorama docente es de enorme incertidumbre porque con respecto al pago del Fondo de Incentivo no se volvió a hablar con el Ministerio de Educación y no hay ninguna expectativa de pago”, advirtió la titular de Ctera, Marta Maffei, quien encabezó una protesta de maestros frente a la Casa de Gobierno de Entre Ríos.
A los docentes se les deben las cuotas del incentivo docente –que representa un adicional mensual de 60 pesos– de mayo y septiembre y todavía no fue anunciada la fecha de pago de la que deberían cobrar la próxima semana. A eso se suma que aún no está definido si el Estado nacional seguirá haciéndose cargo del incentivo el año próximo y que en Economía ya han hablado de trasladar esa responsabilidad a las provincias, algo que los gobernadores se niegan a aceptar.
Maffei afirmó que “hay una falta de política educativa, tanto en las provincias como en el Ministerio de Educación” y se quejó de que “no he visto a ninguno de los 5 diputados ni de los 5 senadores que integran la comisión bicameral que controla el pago del incentivo ante las autoridades del Ministerio de Economía para decir ‘venimos a controlar la ejecución del pago porque queremos que los maestros cobren’”. Allí, opinó también que “tiene poca importancia la salida de (Domingo) Cavallo; la cuestión es si la República saldrá del modelo y abandonará la entrega del pueblo trabajador a la voracidad de las empresas multinacionales”.
La titular de Ctera siguió desde Entre Ríos las alternativas del paro que –según el mismo gremio– tuvo una adhesión del 90 por ciento. Los dirigentes ceteristas aseguraron que ese mismo fue el nivel de acatamiento en el conurbano bonaerense y un poco menos en el interior de la provincia, mientras que en la Capital Federal hablaron de un ausentismo del 94 por ciento. La CTERA informó de una adhesión algo menor en Córdoba y Santa Fe.
Para no perder la costumbre el Ministerio de Educación, en cambio, le restó importancia a la medida de fuerza. La evaluación oficial fue que la huelga registró “un bajo acatamiento en la mayor parte de las jurisdicciones”.
Así como en Entre Ríos, los docentes también se movilizaron en Buenos Aires para reclamar en vano la aprobación del proyecto de ley para modificar el régimen de descuentos de sus salarios. Cuando se implementó el ajuste en la provincia, los maestros rechazaron el mecanismo de sumar las remuneraciones por sus distintos cargos para aplicarles las rebajas -fijadas para los sueldos mayores a 1200 pesos– y Ruckauf se comprometió a corregirlo.
La Legislatura debía tratar el tema ayer pero el bloque oficialista no concurrió a la sesión y los gremios llamaron al paro. “Esta actitud nos obliga a volver a suspender el dictado del ciclo lectivo”, explicó el titular del Suteba, Hugo Yasky, y consideró “absolutamente injusto que sigan siendo los docentes los que pagamos la mayor parte del recorte”.
El diputado provincial del ARI Horacio Piemonte denunció la “voluntad manifiesta del Ejecutivo de desconocer el acuerdo que firmó en su momento con los docentes para destrabar el conflicto”. “El gobernador se burla de los maestros”, coincidió el frepasista Alejandro Mosquera.

 


 

LOS ATENTADOS EN LA ESCUELA
Para vivir “juntos”

“Que los padres se junten para hacer un pedido de que Argentina no entre en la guerra” y que “se le dé mucha importancia a la educación”. Esas fueron sólo algunas de las reflexiones de chicos de 120 escuelas que Fernando de la Rúa escuchó ayer en el cierre de la primera jornada “Aprender a vivir juntos”, un programa conjunto del Ministerio de Educación, UNICEF, IIPE-UNESCO y la Organización de Estados Iberoamericanos que tiene por objetivo la construcción en las escuelas de un espacio para la reflexión y el diálogo sobre el valor del respeto a la diversidad cultural y sobre los peligros de la intolerancia.
“Quisiera que sea un mensaje para el mundo, que aquí en Buenos Aires nos hemos juntado gobernantes, periodistas, autoridades educativas y alumnos de nuestras escuelas, de las distintas razas y cultos”, dijo De la Rúa frente a los chicos de quinto, sexto y séptimo grado de las escuelas porteñas y del conurbano bonaerense involucrados en la iniciativa que participaron del acto en la Sala de Conferencias de la Casa de Gobierno. Además, bregó por la custodia de los “valores básicos de confraternidad, amor y paz”.
El programa “Aprender a vivir juntos” surgió a partir de los atentados al Pentágono y las Torres Gemelas y la idea de sus responsables es precisamente promover entre los chicos la reflexión sobre la diversidad y los peligros de la intolerancia. En los escolares que participaron de la primera experiencia estuvieron representadas comunidades aborígenes, bolivianos, alemanes, italianos, paraguayos, judíos, armenios, japoneses y árabes.
La mecánica de trabajo es que los chicos dialoguen y después escriban sus reflexiones y pedidos a maestros, padres, autoridades y periodistas para que “esto no se repita”. Así, entre las primeras demandas dirigidas a maestros surgió, por ejemplo, “que nos ayuden a entender lo que hacen para dejarnos un mundo mejor” o el pedido a los periodistas “que informen a los políticos qué es lo que está pasando para que ellos no vivan en una burbuja”.

 

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