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Argentina, lista para reemplazar
a Estados Unidos en los Balcanes

Washington solicitó a la Argentina
que envíe tropas a la ex Yugoslavia
para reemplazar a los Cascos Azules norteamericanos y así poder desplazar a esa fuerza hacia Afganistán. El Gobierno ya tomó la decisión de aceptar el pedido. Serían entre 200 y 400 hombres.

Tropas argentinas, en calidad de Cascos Azules de la ONU, reemplazarán a los norteamericanos en Kosovo.

Por Laura Vales

El Gobierno enviará un nuevo contingente militar a la misión de paz de la ONU en los Balcanes, como una forma de colaborar con los Estados Unidos en la represalia de los atentados terroristas. El objetivo central es reemplazar con efectivos argentinos a las tropas norteamericanas apostadas en Kosovo, que de esta manera quedarían liberadas para sumarse al despliegue de fuerzas que dará caza a Osama bin Laden en territorio afgano. El envío de la misión (su número se discute entre los 200 y los 400 hombres) fue solicitado por la administración Bush, que con esta fórmula podría mostrar un claro gesto de respaldo internacional, y a la vez evitar que las fuerzas patrias interfieran en sus operaciones.
El refuerzo de las tropas de paz a la ex Yugoslavia fue analizado ayer por el presidente Fernando de la Rúa con los ministros de Defensa, Horacio Jaunarena, y de Relaciones Exteriores, Adalberto Rodríguez Giavarini. Fuentes de Gobierno anticiparon que la decisión política “está tomada”, pero que aún subsiste el problema de quién va a pagar los gastos.
De los fondos que se consigan, en todo caso, dependerá el tamaño de la misión. Con las arcas locales en su peor momento, una de las posibilidades abiertas es apelar “a que Naciones Unidas o la OTAN aporten los fondos, o que sea directamente Estados Unidos quien financie sus costos”, señaló una fuente de Gobierno.
El pedido norteamericano a la Casa Rosada, agregó el consultado, incluyó tres puntos básicos: la expresión de solidaridad regional dentro del continente, el respaldo multilateral en Naciones Unidas y una participación simbólica en el plano militar.
La Argentina ofrecerá, como un plus dentro de este esquema, asistencia humanitaria. Según informaron anoche en la Cancillería, ya se puso a disposición de la comunidad internacional un equipo de voluntarios para instalar un hospital de campaña en los campos de refugiados afganos.
La idea es que los voluntarios permanezcan por períodos de dos a tres meses, en turnos que se renovarán si es necesario. Sobre el tema hay consultas abiertas –vía la Comisión de Cascos Blancos– con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, la Cruz Roja Internacional y la Organización Mundial de la Salud.
Pero dentro del ámbito militar ayer hubo oídos atentos a otro tipo de anuncios. En el acto de inauguración de nuevas instalaciones en el aeroparque Jorge Newbery, De la Rúa sostuvo que había ordenado “al Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea” intensificar el “control en los lugares sensibles del país” frente a los actos terroristas del 11 de setiembre.
Dentro del edificio Libertador, la frase se interpretó como un gesto de respaldo a la intervención militar en la seguridad interna, una función expresamente vedada por las leyes de Defensa y de Seguridad Interior. Sancionadas luego del retorno de la democracia, el espíritu de esas normas es mantener alejadas a las Fuerzas Armadas de las tareas policiales que les asignó durante la dictadura la Doctrina de Seguridad Nacional. Los atentados en Nueva York y Washington son esgrimidos ahora como un argumento para reformular el rol militar (ver opinión).
Fuentes cercanas al ámbito militar aseguraron a este diario, por otra parte, que el Ejecutivo dio instrucciones a las Fuerzas Armadas para que presenten “alternativas destinadas a reforzar la seguridad”. La Armada, el Ejército y la Fuerza Aérea están elaborando sus propuestas para elevarlas en los próximos días.
En el aeroparque, De la Rúa dio otras precisiones vinculadas al debate sobre el papel de las Fuerzas Armadas frente al terrorismo. Insistió en el concepto de que “el terrorismo internacional es una acción exterior”, por lo que se utilizarán “todos los medios que tiene el Estado” para combatirlo, y puso como ejemplo que “la Fuerza Aérea está actuando en lafrontera norte, con radares y aviones” y “el Ejército, con radares y mayor presencia de personal en los cuarteles”.
El Presidente confirmó, por otra parte, que recibió de un representante del gobierno estadounidense las pruebas sobre la presunta participación de Osama bin Laden en los atentados del 11 de setiembre.
Tal como informó ayer Página/12, el consejero político de la embajada de los Estados Unidos, Michael Matera, relató las pruebas al subsecretario de Política Exterior de la Cancillería, Horacio Basave, con un pedido de máxima reserva sobre su contenido.
“He visto las pruebas, la importancia que tienen y sólo me cabe renovar la solidaridad con los Estados Unidos”, consideró. De la Rúa destacó que “hemos sido los primeros en ser informados” y ratificó que “la Argentina no es neutral, sino que está comprometida en la lucha y la acción contra el terrorismo, como ya lo expresamos al presidente George Bush”.
La Argentina, coinciden los especialistas, sólo podría jugar un papel simbólico en una guerra que requiere de fuerzas con elevada capacidad operativa. En el caso de la Guerra del Golfo, se enviaron dos buques de guerra, pero nunca entraron en combate ni dispararon un tiro. Aún así, siempre quedó la sospecha de que ese compromiso pudo haber sido un desencadenante de los atentados contra la embajada de Israel y la sede de la AMIA.

 

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