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Por Hilda Cabrera
--¿Esta es una decisión
de Economía?
--Sí, tal cual, viene de Economía. De todas maneras ya están
todos enterados de las declaraciones de nuestro secretario de Cultura Darío
Lopérfido, quien dijo que para qué gastar dinero en el Cervantes
teniendo a sólo cuatro cuadras los dos teatros más importantes de
Latinoamérica: el San Martín y el Colón. Como pensamiento es terrible.
Y lo digo con total libertad. ¿En qué quieren convertir al Cervantes? --¿Tomaron alguna
medida?
--Le enviamos una nota a Lopérfido. Nos contestó que este recorte
afecta a toda el área de Cultura, no sólo al Cervantes, y que iba a
interceder, porque la medida salió de Economía. --¿Cuál es el
presupuesto del Cervantes?
--En relación al que tiene Cultura es poco más del 2 por ciento.
Nosotros tenemos alrededor de 3,4 millones asignados por año. Esto
incluye los sueldos del personal. Nos quedan unos 700 mil para producción.
Sé que con estas medidas podemos quedar afuera del teatro, pero ni yo ni
nadie quiere irse. Amamos este teatro, también Raúl Brambilla. Estamos
peleando muy fuerte, pero si Economía no revierte esta medida vamos a
tener que bajar las obras. Ya no sabemos si se podrá ensayar Palabras
encadenadas, una obra de Jordi Galcerán y puesta de la inglesa Tamzin
Townsend. Esta es una coproducción con España. Un espectáculo que tuvo
éxito allá. Tratamos de aplicar cierta creatividad en los acuerdos. Era
necesario programar y salir a flote en esta circunstancia, tan grave para
el Cervantes y para el país. Tuve que aprender a ser funcionario. Trabajé
durante once años en el Teatro San Martín, integrando primero la dirección
artística y después como jefe de coordinación artística, durante once
años. Me fui con mucho dolor de ahí, porque es otro teatro que amo. Me
gustaba el desafío que me brindaba el Cervantes, donde estoy desde hace
un año. --¿Qué pasa con el
Cervantes? Los políticos parecen empeñados en que desaparezca...
--Es que las áreas culturales no deberían estar a cargo de los
políticos. Ellos no entienden cómo funciona un teatro. Si nos cortan el
presupuesto no podemos producir. Siendo un teatro nacional, el Cervantes
debería estar realizando giras por el interior con sus obras. Esto no lo
podemos hacer, pero si ya tampoco tenemos presupuesto para la producción
en la Capital, el asunto es grave. Los políticos no entienden la
tipificidad del teatro, y ven a la cultura como un gasto. Se olvidan que,
aunque diferente, es una inversión. Y entonces piden que el Cervantes se
autofinancie. En todo este tiempo buscamos auspiciantes, y trabajado con
financiación que no provino totalmente del Estado. Pero este nuevo
recorte es demasiado. Una decisión de locos. Sería como pedir que se
autofinancie un hospital o una escuela pública. El panorama es muy negro.
Este dinero que envían no nos va a alcanzar ni para dos semanas. Si no
logramos revertir esta situación, tenemos que cerrar. Esto significa
forzar la renuncia. Es así de grave.
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