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ESTRENOS DE LA SEMANA
“LA PAREJA DEL AÑO”, UN FILM CON VARIOS ALTIBAJOS
Una comedia pasada de azúcar

La sátira a Hollywood del director Joe Roth encuentra su mejor cara en el chispeante guión de Billy Crystal. Pero cuando la cosa se pone romántica el film se convierte
en aquello que critica.

John Cusack y Julia Roberts se merecían un final menos almibarado que el de �La pareja del año�.

Por Martín Pérez

No se lo merecían. Ni ella ni él. Por lo general cuidados, generosos y sencillos a la hora de elegir sus papeles románticos, ni Julia Roberts recordar –Erin Brockovich– ni John Cusack –Alta fidelidad o Tiro al blanco, por ejemplo– se merecían un final de primeros planos, bucólicas miradas a los ojos y vacías frases románticas en lugares inconvenientes como al que los condenaron los responsables de La pareja del año. Pero tampoco se lo merecía el film, una –por momentos, claro está– ácida farsa sobre la industria del espectáculo que arranca burlándose de los lugares comunes de los dramas de Hollywood al presentar a sus protagonistas, para terminar remedando –ya sin ironía– la escenas y diálogos de los que se burló en un principio.
Antes de la irremediable caída, sin embargo, La pareja... se presenta como la película ideal para completar una suerte de trilogía cínica sobre Hollywood junto a la recordada Las reglas del juego y Bowfinger. Mucho más cerca de la leve farsa de esta última que del feroz cinismo del film de Altman, este film coproducido y coescrito y coprotagonizado por el casi eternizado presentador de los Oscar Billy Crystal se dedica más que nada a ahondar en el mecanismo de la promoción de films. Y de sus estrellas. Su trama comienza contando el ascenso de la pareja preferida del público norteamericano –de allí su título original: America’s Sweethearts–, integrada por Gwen y Eddie, Catherine Zeta Jones y John Cusack. Una pareja que ya no es tal desde que ella decidió elegir los favores de un fogoso latino (encarnado por un ceceoso Hank Azaria).
La presión del público que los quiere juntos, sumada a la presión del estudio que los necesita a ambos para promocionar un film que no aparece por ningún lado, terminará reuniéndolos. Y todo gracias a los buenos servicios de un experimentado agente de prensa .-el papel de Crystal. y de Kiki (Julia Roberts), la encantadora y diligente asistente personal de la glamorosa y odiosa Gwen, que no es otra que su hermana. Muy bien acompañado por Stanley Tucci (en el papel del jefe del estudio) y el joven Seth Green (Austin Powers) como su asistente, el humor deplegado por Crystal contra el mecanismo promocional de Hollywood es lo que mejor funciona en La pareja del año.
Pero la cara romántica de esta comedia es otra historia. La ajustada interpretación de la odiosa Gwen por la morochaza Catherine Zeta-Jones es fundamental para su trama, que terminará uniendo al querible Eddie con la chica buena del film que es, que duda cabe, Kiki. O sea: Julia Roberts. Sí, el protagonista terminará cediendo a los encantos de la hermana de su ex, y -.como corresponde a semejante vuelta de tuerca-. el desenlace será bien a lo Hollywood, en un film apenas dirigido por Joe Roth, responsable principal de reunir semejante reparto para lo que apenas es una comedia romántica menor.

PUNTOS

 


 

“DEJALA CORRER”, CON PABLO RAGO Y FABIAN VENA
Los jóvenes viejos de Adrián Suar

Por Horacio Bernades

Hoy en día coexisten, en el cine argentino, películas valiosas hechas por jóvenes (La ciénaga, La libertad, las inminentes Bolivia y El descanso) y películas hechas para jóvenes, fenómeno exclusivamente comercial y de patas cortas, con el que cineastas de la generación intermedia aspiran a captar esa porción de público. Luego de El camino y Contraluz, Déjala correr es la nueva apuesta en este sentido, esta vez a cargo del grupo Pol-Ka.
Como la mayoría de los productos-Suar (que a la función de productor añade aquí la de “director artístico”), Déjala correr es una comedia de puro entretenimiento, que presenta a un quinteto protagónico proveniente de la tele, territorio Pol-Ka por excelencia. Diego (Nicolás Cabré) es músico y luthier por afición y se gana la vida repartiendo pizzas. Básicamente, el mismo personaje de simpático entrador con el que Cabré ganó popularidad en “Gasoleros”. Mónica (Julieta Díaz, de “Campeones” e “Ilusiones”) es la chica a la que intentará conquistar. Florencia Bertotti, a quien actualmente puede verse en “Culpables”, es Belén, la mejor amiga de Diego y compinche de sus sesiones de porro. El novio de Belén es un celoso y muy formal médico residente, encarnado por Pablo Rago, miembro de la escudería Suar desde “Gasoleros” y “Primicias”. Completa el dominó Fabián Vena, que reproduce, hasta en la gomina, el personaje de político joven e inescrupuloso que trajinó a lo largo de tres temporadas en “Verdad/Consecuencia”.
Reunidos en un único decorado, la casa de Diego, los cinco garantizan, junto con una total falta de riesgos, la economía de un producto pensado para su rápida explotación. Basada en la película española Rewind, el segunda producto que el prolífico amanuense Alberto Lecchi dirige para Pol-Ka (la anterior fue Apariencias) se apoya en una premisa presuntamente original, en verdad un refrito de Corre, Lola, corre: la posibilidad de volver el tiempo atrás, para corregir lo sucedido en beneficio propio. El dueño del tiempo es aquí Diego, cuyo objetivo es levantarse a Mónica. El instrumento, una mágica videocámara que pone en sus manos cierto vecino inventor (émulo local del de Volver al futuro), en la que sólo hay que apretar el botón de rebobinado para que éste se produzca en la realidad.
El artilugio, cuya consecuencia es una fatigosa serie de vueltas atrás en el relato, resulta un mero barniz modernoso para una sitcom de cuño televisivo. La pueblan estereotipos que, se supone, tendrían el carácter de representantes generacionales: el pibe “fierita”; la chica linda con empleo formal; la fumona cuyo presunto freakismo se manifiesta en un sacudir de brazos cuando baila; el profesional de clase media y el político traidor. Lo único “joven” de Déjala correr es el público al que apunta. Todo lo demás es viejo: actuaciones forzadas de las que apenas zafa Julieta Díaz, dueña de un sobrio encanto; diálogos que quieren ser graciosos y la clase de “signos generacionales” que sólo aparecen en películas no hechas por jóvenes. Basada en la oposición entre un fan de los Redondos y una de Diego Torres, no podría ser más significativo que nose oiga una sola nota del grupo liderado por el Indio Solari, en una banda sonora en la que el hijo de Lolita es dueño y señor.

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