Por Claudio Zlotnik
A media tarde pareció
que se venía lo peor. El riesgo país alcanzaba a 1924 puntos
y Nigeria no se veía tan lejos. Al final, en la tabla de posiciones
de riesgo país la Argentina volvió a quedar cómoda
en el segundo lugar, con 1868 puntos (26 más que el día
anterior), detrás del país africano, que terminó
en 2105. La recuperación hacia el final de la rueda, que incluyó
una suba en las acciones del 3,9 por ciento, fue explicada en la city
como un rebote técnico tras las fuertes caídas
de las jornadas anteriores. En la semana, el índice de acciones
líderes MerVal perdió 11,8 por ciento. De todas maneras,
el indicador que ayer fue revelador del stress financiero fue la tasa
interbancaria en pesos, que describió un salto al 35 por ciento
anual. Por ese motivo, el Banco Central tomará medidas para aliviar
las tasas.
Domingo Cavallo sabe que la pelea por la pole-position en el ranking de
riesgo país con Nigeria sólo puede existir en un juego.
Pero la realidad, bien distante de cualquier diversión, le indica
que su suerte en el Gobierno y el futuro de la economía dependen,
entre otras cosas, de dos cuestiones fundamentales: que se desplomen las
tasas de interés y que no se produzca una huida de depósitos.
Precisamente, el temor principal de Cavallo es que la renovada agitación
de los mercados provoque una fuga de depósitos. En los tres primeros
días de la semana, los plazos fijos cayeron en 112 millones. Aunque
los depósitos totales de empresas y particulares, por el contrario,
crecieron en 150 millones. Respecto a lo ocurrido el jueves y ayer, cuando
el riesgo país se disparó a niveles record, existen distintas
versiones. Voceros del Banco Central dijeron a este diario que no
hubo fuga. En cambio, en diversos bancos líderes consultados
por Página/12 reconocieron que aproximadamente un 10 por ciento
de los plazos fijos que vencieron en cada uno de esos dos días
no se renovó.
El consenso entre los banqueros es que la suerte de Cavallo y de su programa
económico depende de la salud del sistema financiero. En el último
mes y medio, después del socorro del FMI, los depósitos
se recuperaron en 2200 millones. Y se achicó a 7250 millones la
diferencia con el nivel de principios de julio, cuando una ola de rumores
daba por renunciado a Fernando de la Rúa. El súbito recalentamiento
de las tasas encendió luces de alarma en el Banco Central. En el
caso de los préstamos entre bancos a cuatro días de plazo,
la tasa aumentó al 35 por ciento anual. Pero también subieron
las tasas pasivas. Con tal de retener a los clientes, los bancos pagaron
18 por ciento en promedio por plazos fijos en pesos a 30 días.
Y 28 por ciento en las colocaciones a más de dos meses. En cambio,
por los depósitos dolarizados no hubo mayores retoques, aunque
las tasas pactadas siguen siendo muy elevadas, en torno del 11 por ciento
anual en promedio. Para evitar males mayores, a comienzos de semana, el
directorio del Central daría marcha atrás con una medida
que estrechó la liquidez del sistema, al elevar la proporción
de dinero que los bancos deben inmovilizar sobre las colocaciones en cajas
de ahorro y cuentas corrientes. Esa no sería la única medida
que el directorio analizará para asegurar liquidez en el mercado.
De alguna manera, en el Banco Central se quieren anticipar a lo que anoche
en la city daban por hecho: que se avecina otra semana complicada para
los mercados y que se hace necesario tomar precauciones. Para colmo, la
calificadora de riesgo estadounidense Moodys alertó que podría
volver a bajarle la nota a la Argentina. Una excepción
en el mapa latinoamericano, ya que Moodys espera estabilidad económica
en la región, a pesar de los atentados en los Estados Unidos. La
agencia puso en duda la capacidad fiscal del país, al tiempo que
advirtió que la confianza de los ahorristas en los bancos
sigue muy bajo, en comparación con principios de año,
dijo desde Nueva York la analista Jeanne del Casino. En la actualidad,
la nota asignada por Moodys es Caa1, advirtiendo sobre
un posible default.
En contrapeso con la opinión de la calificadora, la nota de alivio
la puso Horst Köhler, número uno del Fondo. Este se comprometió
a dar ayuda financiera adicional a algunos de sus países miembros,
como parte de un esfuerzo internacional conjunto para fortalecer
la confianza en la economía global. Sin nombrar directamente
a la Argentina, Domingo Cavallo podría ilusionarse en ser uno de
los elegidos.
Entre más 2
y menos 8
En el 2002 la Argentina podría alcanzar un crecimiento
del 2 por ciento, en caso de que confluya una serie de factores
positivos, o bien la economía podría desplomarse un
8 por ciento si cae en default, según el Instituto de Estudios
de la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL). Estas conclusiones
fueron expuestas por el economista del IERAL, Jorge Vasconcelos,
durante su participación en un seminario de la Fundación
Mediterránea. Para que se produzca el escenario positivo,
Vasconcelos indicó que es necesario que se cumpla con
la ley de déficit cero, porque en ese caso podría
registrarse una leve entrada de capitales que financie ese
crecimiento. Los empresarios reunidos en el seminario advirtieron
sobre lo que consideran el desprestigio en que ha caído
parte de la dirigencia nacional y pidieron a los políticos
ser convocados a un diálogo que permita al país salir
del estancamiento económico. Se debe impulsar la convocatoria
de los auténticos representantes de la dirigencia argentina
para lograr un acuerdo que contemple las bases sobre las cuales
se edifique el crecimiento del país, aseguró
el director ejecutivo de la Mediterránea, Héctor Paglia.
Es un hecho que la forma de hacer política hasta el
presente no conduce a la solución de los problemas del país
sino que los agrava, aseguró.
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Jeffrey Sachs se
suma a los dolarizadores
Jeffrey Sachs fue uno de los pocos economistas-opinadores que ayer
jugaron rotunda y expresamente a favor de una dolarización
y, al mismo tiempo, de la continuidad de Domingo Cavallo al frente
del Ministerio de Economía. Si alguien puede sacar
un conejo de la galera es él, sentenció el conocido
economista de Harvard. No fue todo: consideró que si los
inversores conocieran la austeridad del presupuesto argentino, cambiarían
su opinión sobre la necesidad de hacer recortes. Este
no es un Estado enorme y despilfarrador en el que se pueda fácilmente
recortar el gasto, arremetió el economista, durante
su discurso en ExpoManagement, evento que se realiza en Buenos Aires.
Y la deuda no es tan grande continuó. Son
los altos intereses los que la hacen tan cara. Los acreedores están
perjudicando sus propios intereses, remató. Sachs afirmó
que el peso argentino está sobrevaluado. Pero frente a ello
no recomienda salir de la Convertibilidad: Yo aconsejaría
devaluar, pero Argentina no es un país tradicional,
opinó, al mismo tiempo, apuntar a la dolarización
como salida. La especulación no se va a parar con declaraciones.
Por lo que mejor sería avanzar en dolarizar, sentenció.
Pese a que no es una medida recomendable para el resto de
las naciones, puede ser una solución para detener el pánico
de la economía, que enfrenta problemas de iliquidez pero
no de solvencia. Según subrayó, la deuda argentina
equivale al 46 por ciento del PBI, relación más favorable
que la de países como Canadá o Japón. El problema,
a su juicio, son las exportaciones, que sólo representan
el 8 por ciento del Producto. La receta de Sachs se completa con
otros dos pasos. Uno, estirar los pagos de la deuda, al menos la
que vence en el corto plazo. Dos, dar fuerte estímulos a
las exportaciones.
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EL
REAL SIGUE PERDIENDO VALOR. CERRO A 2,77
Mercosur, una unión que cruje
A pesar de los esfuerzos realizados
por el Banco Central brasileño, el real volvió a depreciarse
ayer cerrando a 2,77 por dólar. Desde Brasil se explica la caída
de su moneda por una sola variable: los rumores de inestabilidad que suenan
desde Argentina. En Buenos Aires, en tanto, la devaluación del
real aparece como la fuente de todas las asimetrías
del Mercosur. Desde el lunes, los cancilleres y ministros de Economía
del bloque regional discutirán en San Pablo medidas que permitan
mantener su continuidad.
Luego de varios días de baja consecutiva, también explicada
por el contagio de la situación argentina, la bolsa paulista experimentó
un típico rebote técnico subiendo un módico 1,3 por
ciento. Sin embargo, el optimismo en el recinto bursátil no alcanzó
a repercutir en la cotización de la moneda que volvió a
depreciarse frente a la divisa norteamericana. Una semana de continua
intervención de la autoridad monetaria mediante fuertes ventas
de divisas no alcanzaron para frenar la presión devaluatoria.
La calificadora de riesgo internacional Moodys consideró
que la inestabilidad mundial tras los atentados en Estados Unidos no tendrán,
en el corto plazo, mayores efectos negativos en la fortaleza crediticia
de los sistemas bancarios y las calificaciones de las deudas latinoamericanas.
Sobre el caso específico de Brasil, la evaluadora ponderó
la relativa solidez de su sistema financiero y halagó la
competencia del equipo económico. No obstante, la calificadora
matizó su apreciación al afirmar que una volatilidad adicional
de los mercados de capital junto a una mayor depreciación del real
exacerbarán la amenaza de más inflación.
En tanto, los cancilleres y ministros del área económica
de los cuatro países del Mercosur se reunirán el martes
próximo en San Pablo para definir medidas que permitan superar
las rispideces generadas en el bloque por la persistente devaluación
del real. Entre las alternativas que se evaluaran se cuenta la posibilidad
de suspender o flexibilizar el Arancel Externo Común
(AEC), precisamente el instrumento que convierte al grupo de países
en una unión aduanera. El gobierno argentino desea modificar el
AEC para aumentar la competitividad de sus productos de exportación
en el mercado mundial.
Quienes abogan por la suspensión de las normas de la unión
aduanera argumentan que la depreciación de la moneda brasileña,
que acumula un 30,6 por ciento en lo que va del año y el 64 por
ciento desde su creación en 1994, eliminó el equilibrio
entre los países del bloque. Esta tesis también es defendida
por el gobierno de Uruguay. Brasil, por su parte, argumenta que la devaluación
de su moneda es un hecho que escapa a su voluntad. No obstante, el ministro
brasileño de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior, Sergio
Amaral, admitió la posibilidad de aceptar una suspensión
temporal del AEC, pues esta medida sería menos perjudicial que
la multiplicación de perforaciones a la estructura
del arancel. Pero en la Cancillería brasileña existe una
fuerte resistencia a este argumento, especialmente porque una suspensión
del AEC podría afectar las negociaciones comerciales en curso entre
el Mercosur y la Unión Europea (UE).
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