Hay tres teorías sobre
la caída del avión de línea rusa en el Mar Negro,
donde murieron 76 personas. La primera, y que por el momento parece más
probable, es que se trató de un misil ucraniano que por error impactó
en el avión, dado que cerca de donde cayó se estaban realizando
ejercicios militares. Hay versiones coincidentes sobre el impacto de un
proyectil de algún tipo sobre el avión. La segunda es que
haya sido un ataque terrorista. De hecho, Rusia abrió una investigación
bajo el artículo 205 del Código Criminal, algo que incluye
delitos de terrorismo. Esta teoría se basa en los dichos de un
piloto armenio que dijo ver cómo el avión explotó
solo y en lo que se supo ayer de la investigación, esto es, que
se encontraron orificios que podrían ser de bala en los restos
encontrados del avión. La tercera es que fue una falla mecánica,
pero no tiene tanto asidero: la mayoría de los aviones Tupolev
que cayeron, similares al que se hundió en el Mar Negro, lo hicieron
por fallas humanas y no mecánicas.
La primera teoría es apoyada por Estados Unidos. El centro de alerta
temprana del Departamento de Defensa norteamericano en Fort Meade, basado
en sensores infrarrojos en uno de sus satélites, detectó
el lanzamiento de un misil casi en el mismo instante en que el avión
cayó, según aclaró un vocero en Washington.
Además, funcionarios del Pentágono insistieron en que el
misil S-200 de fabricación rusa, que tienen las fuerzas ucranianas
que realizaban ejercicios en el cabo Opuk (sur de Crimea), tiene la capacidad
necesaria para haber alcanzado al avión de las Sibir Airlines,
esto es, para haber recorrido los 250 kilómetros que los ucranianos
negaron que podía recorrer. Un alto funcionario de aviación
ruso para la región de Siberia declaró a la cadena de televisión
NTV que un controlador de tráfico aéreo en Rostov vio una
luz brillante aproximarse al avión momentos antes de que éste
desapareciera del radar.
En cuanto a la segunda teoría, es Rusia con su investigación
la que está poniendo el acento en que fue un atentado terrorista.
El vocero del Servicio de Seguridad Federal (FSB, ex KGB), Alexander Zdanovich,
dijo que la hipótesis terrorista está siendo estudiada.
Además de la versión del piloto armenio que dijo estar volando
cerca de la zona del accidente y haber visto una explosión súbita
en el avión, la investigación sobre los restos encontrados
en el avión revelan que existen agujeros en lo que fue la cabina
de los pilotos. Una de las hipótesis es que hubo un tiroteo dentro
de la cabina. Pero otras fuentes especificaron que este tipo de agujeros
pueden ser provocados por fragmentos de un misil o de la explosión
del tanque de combustible.
De todas maneras, la hipótesis de un atentado terrorista descansa
en su verosimilitud: Osama bin Laden ha demonizado varias veces a Rusia
por oprimir a los musulmanes en Chechenia, y también
a Israel por ocupar Palestina islámica. En ese caso,
la pregunta sería cómo la fuente del atentado (una bomba
colocada en el avión o un pasajero suicida) pudo pasar los controles
aéreos israelíes, cuya rigurosidad no es, como en el caso
de Estados Unidos, tan discutida. El experto en seguridad Paul Beaver
sugirió que una bomba detonada por presión pudo haber sido
colocada en Novosibirsk, Siberia, en el vuelo con destino a Tel Aviv y
que allí sí pasó el control y estalló cuando
volvía a la localidad siberiana.
En cuanto a la hipótesis menos probable por el momento, la de una
falla mecánica o una falla humana, la cuestión sigue siendo
todo lo que está fuera de control en Rusia desde la caída
de la Unión Soviética. Desde que Aeroflot perdió
el monopolio aéreo, un conjunto de empresas privadas compraron
los Tupolev de la flota, algunos muy viejos, y a su vez los vendieron
sin mantenimiento alguno a muy bajo precio. Este puede ser el caso del
avión de las Sibir Airlines que cayó en el Mar Negro.
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