Por Julio Nudler
Esos especuladores están
locos. Compran riesgo devaluatorio (del peso) de 6 por ciento en un mes
y pierden fortunas, porque es obvio que la Argentina no devaluará.
Apenas unas horas después de regresado desde Nueva York en
cuyo aeropuerto casi termina detenido por interceder en favor de otro
argentino, empleado de Merrill Lynch en Buenos Aires, apresado como si
se tratase de un terrorista por haberse tendido a descansar a lo ancho
de algunos asientos; una palabra más y lo arrestamos a usted
también, le advirtieron, Miguel Bein sigue convencido
de que el nuevo respingo del riesgo país durante la semana ayer
concluida fue una histeriqueada de los mercados. Según
él, que acompañó a José Luis Machinea como
secretario de Programación, en los periódicos brotes de
fiebre los operadores apuestan fuertes sumas a la caída del peso
y luego, cuando comprueban nuevamente que la jugada falló, viendo
como el viernes que el MerVal subía, se encogen de hombros: ¡Uy,
apostamos mal!. Pero son las leyes del juego. Vista desde
afuera cuenta Bein, la Argentina es un casino, donde con un
acierto se puede ganar mucha plata.
Tras algunas reuniones en el microcentro bancario, Ricardo Schefer, que
enseña finanzas en el CEMA, dice que el desmoronamiento de la recaudación
en septiembre (la cifra de -14 por ciento, conocida al comenzar octubre,
superó los pronósticos más pesimistas) causó
una gran decepción, pero que también influyen los fuegos
de artificio preelectorales, con las declaraciones de Rodolfo Terragno
y de Gustavo Beliz como auténticos obuses contra la confianza en
la convertibilidad.
Schefer prefiere destacar la recuperación de los depósitos,
aunque concentrada en los plazos fijos en dólares. Los saldos
en pesos siguieron cayendo, lo cual implica un mensaje muy claro de la
gente, dice. ¿Un voto a favor de la dolarización?
Si veo que los depósitos vuelven a irse en serio, optaría
por el mal menor, que es la dolarización afirma. Pero
es sólo el mal menor porque no arreglaría nada. Sólo
evitaría que se caigan los bancos y las empresas. La dolarización
es como el aceite de ricino.
Mientras Domingo Cavallo y todo el Gobierno reiteran que no se saldrá
de la convertibilidad, Economía trabaja en la emisión de
moneda inconvertible por 4000 millones de pesos, procurando mantener cierto
control sobre la creación de los medios de pago provinciales. Bein
aprueba esta inyección de liquidez, pero no más allá
de los 3000 millones, vale decir levemente por encima del uno por ciento
del Producto Bruto. Piensa que, dentro de esos límites, el fiduciario
sufriría un descuento del 50 por ciento, por lo cual los 3000 millones
generarían un poder de compra equivalente a unos 1500 millones
de pesos. Podría servir para pasar de la deflación a la
inflación cero.
Schefer se muestra mucho más adverso a este recurso, aunque admite
que puede funcionar si la cantidad es muy limitada, como los 500 millones
de patacones, y si los billetes son convertibles en impuestos. ¿Precisamente
a los argentinos van a darnos papeles pintados? No funcionará porque
tenemos mucha experiencia con la moneda sin respaldo, asegura, aunque
sin descartar que por la recesión puede lograrse un limitado efecto
inicial reactivante.
En cuanto al futuro, ese territorio escarpado y sombrío que se
extiende a partir del lunes 15, Bein se juega, afirmando que por
seis meses más tendremos convertibilidad. El secreto para
que dure tanto, o incluso más, es conseguir ir canjeando deuda
de a 3 o 4 mil millones cada tanto. Todo dependerá de la atención
que le presten al país en Estados Unidos. Si la Argentina
se topara con una absoluta indiferencia internacional, volaría
por el aire presagia. Pero, si logra hoy una garantía
y mañana otra, podrá ir tirando.
Esto si no se reinicia el éxodo de depósitos. Lo único
contra lo cual no se puede luchar admite el ex miembro destacado
del primer equipoeconómico de De la Rúa es la fuga
de depósitos. Sin ésta, la Argentina no tendría
necesidad de acudir a los mercados de crédito voluntario (que siguen
cerrados a cal y canto para el país) hasta junio o julio de 2002,
de acuerdo al cálculo de Bein. Este difiere del equipo económico,
según el cual la autosuficiencia financiera se extiende hasta octubre
del año próximo, porque prevé $ 2000 millones más
de déficit fiscal que el supuesto oficialmente.
En cuanto a la chance argentina de obtener respaldo multilateral, William
Easterly, veterano economista del Banco Mundial, no tiene problemas en
admitir que los funcionarios de éste y del FMI están convencidos
de que los objetivos de la política exterior estadounidense desplazarán
más que nunca cualquier criterio económico en la asignación
de la asistencia. Easterly reconoce que hay presión política
de Washington para aumentar los créditos a los países que
serán sus aliados en la guerra contra el terrorismo, así
como durante la guerra fría se financiaba a los enemigos del comunismo,
aunque dilapidaran el dinero. Ahora la plata será para los países
estratégicamente ubicados en torno de Afganistán. Para el
caso, la Argentina queda bastante lejos.
Schefer ve, a pesar de todo, alguna posible salida, que no depende de
la permanencia de Cavallo: Que se quede o se vaya es más
o menos lo mismo. ¿Qué podría hacer otro en su lugar?
El catedrático del CEMA cifra las esperanzas en la recuperación
de los depósitos, que aceitaría la economía
con moneda sana, como pasó en el Tequila (1995). Vuelve la
liquidez y baja la fiebre: un proceso lento pero inexorable. Al que puede
ayudar grandemente Alan Greenspan.
El mensaje del jefe de la Reserva Federal fue que va a inyectar toda la
liquidez que haga falta, lo cual pulverizó las tasas de interés
de corto plazo. En un mundo muy líquido, en algún momento
los ahorristas del Norte se aburrirán del 2,20 por ciento anual
que se puede ganar en el moneymarket (colocaciones disponibles en fondos
de inversión de plazos fijos). Entonces empezarán a fijarse
en acciones y títulos empresarios de renta fija, para luego salir
en busca de mayor rentabilidad en el resto del mundo, y probablemente
localicen los bonos argentinos. Si para ese momento el país está
con déficit cero piensa Schefer, comprarán.
¿Tendrá realmente un final feliz esta película?
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