Por Sergio Moreno
Nilda Garré fue diputada
del Frepaso, viceministra del Interior, es candidata a volver a la Cámara
baja integra la lista de la Alianza porteña y hasta
hace dos días fue la titular de la Unidad Especial de Investigación
del atentado a la AMIA, bajo la órbita del Ministerio de Justicia.
A partir de una nota publicada el pasado domingo por Página/12,
donde se relataban las declaraciones de un testigo iraní, que entre
otras cosas, acusaba al menemismo de encubrimiento de los atentados, los
tres fiscales que investigan la causa cargaron contra ella. Daban por
cierto que Garré fue la fuente de esa nota y que unas declaraciones
suyas en televisión intimidaron al testigo de marras, que ya no
volverá a declarar en la causa. Es extraño un tanto
retorcido que los tres fiscales hayan apuntado a la frepasista,
ya que los dichos del testigo C (así lo nominaron) habían
salido en otros medios años antes de que Garré asumiese
en la Unidad Especial. Sin embargo, Jorge de la Rúa tomó
la decisión de renunciarla, a pesar de que el propio ministro dijo
a este diario que no creía en la acusación de los fiscales.
Sobre estos curiosos por llamarlos de alguna manera procederes,
sobre la solidaridad con ellos que ha hecho la DAIA, en soledad, y las
presiones y el rol del menemismo, habla la ex funcionaria en este reportaje.
¿Cómo se desencadenó su salida de la Unidad
Especial?
A partir de una denuncia no sólo carente de veracidad sino
de la mínima seriedad que tiene que reunir una acusación
de esta gravedad a una funcionaria pública. Tomando en cuenta que
los denunciantes son miembros de un ministerio público deberían
tener prueba previa como para darle verosimilitud a una denuncia tan grave.
Este es el hecho desencadenante. A eso, en forma inmediata, se sucede
un pedido de la DAIA, una de las querellas, de renuncia a mi cargo bajo
dos acusaciones que son que he politizado la causa y que he puesto en
peligro la declaración del testigo C. Según me dijo el doctor
José Hercman (titular de la DAIA), el Estado alemán habría
dicho que, como represalia por la falta de cumplimiento de un supuesto
compromiso de confidencialidad cuyos términos no conozco, el testigo
C ya no estaría disponible. Yo le pregunté a Hercman quién
había dicho eso porque yo, que estaba oficialmente en este tema,
no tenía ninguna versión oficial de esa comunicación.
El dijo que no me lo podía decir, pero que eran personas que le
merecían confianza; obviamente no se estaba refiriendo a comentarios
de pasillo.
Los fiscales Eamon Mullen, José Barbaccia y Alberto Nisman
refieren a declaraciones suyas en el programa Punto/doc y
a Página/12 sugieren que usted fue la responsable de dar a conocer
la información...
Sugieren: se habría dicho en un programa en el que
se habrían exhibido copias de las declaración y la doctora
Garré habría hecho manifestaciones.... Ni siquiera
dicen que las exhibí ni que las entregué.
¿Dice que no vieron el programa?
El doctor Mullen admitió que no lo había visto. Le
dije que conseguir el video antes de hacer la denuncia hubiera demandado
sólo 24 horas, y hubieran podido comprobar fehacientemente que
no hice ninguna mención imprudente que pudiera implicar una violación
de secreto. En cuanto a la identidad del testigo, ya no era reservada.
Si alguna vez lo fue, esa identidad se conocía al menos desde el
mes de julio del año 2000 por un artículo publicado en Clarín.
Tanto en el artículo de ese diario como otro de La Nación,
abundan en detalles sobre el testimonio del testigo.
¿Usted ya estaba en la Unidad?
No, yo entré en el mes de noviembre; se me imputa la filtración
de una información que ya era conocida antes de que yo estuviera
en la Unidad.
¿Por qué cree que los fiscales actuaron así?
Acá hay alguna fuente que ha indicado que habría eventuales
complicaciones para la declaración de este testigo C que no estuvo
disponible durante mucho tiempo su primer testimonio es de 1998.
El segundo donde dice cosas muy importantes fue a pedido del
propio testigo, ya que no fue pedido por las querellas ni desde el Ministerio
público ni desde el propio juzgado. En este último testimonio,
en el 2000, da una cantidad de datos ampliatorios en cuanto a responsabilidades
en el encubrimiento de estos hechos por parte de las más altas
autoridades del gobierno anterior, incluido el ex presidente (Carlos)
Menem. Esa parte del testimonio pareció sorpresivo y molesto.
Para el menemismo, concretamente.
Sí. Entonces yo le comuniqué a Hercman que si se pierden
pruebas y se pierden cassettes, y hay una cantidad de irregularidades
y encima hay un testigo que fue muy importante y veraz para los alemanes
y los franceses (ayudó a desentrañar dos atentados), y ese
testigo sigue dando datos, me parece que decir las cosas por su nombre
no es politizar. Creo que, como ya lo han dicho muchas otras personas
que son observadores de la causa, este testigo merece ser investigado.
Mereció serlo en su momento.
Sí, inmediatamente después del testimonio de 1998
o de mayo del 2000, porque él en su primera declaración
habló de infiltraciones en la policía, en el movimiento
estudiantil, acciones islámicas conjuntas. Todo eso merecía
repreguntas y profundizaciones. Creo que justificaban una profundización
en cuanto a que lo único que se divulgó desde el juzgado
fue un identikit que preparó el testigo C, de una persona que habría
viajado a la Argentina para hacer arreglos de último momento del
operativo pero de mucha responsabilidad operativa. Se le dio verosimilitud
a lo que decía el testigo C en cuanto a esa persona que habría
venido a la Argentina a la concreción final del operativo. Con
respecto al segundo testimonio, creo que se lo mantuvo en mucha reserva.
A mi juicio, no se impulsó debidamente, y finalmente declaró
esta vez a su pedido. Ahora, alguien ha difundido que este testigo no
estaría disponible para dar un nuevo testimonio y que eso tiene
que ver conmigo. Yo he sido la persona que promovió un nuevo testimonio
de él. Desde el mes de diciembre, cuando tuve conocimiento del
ofrecimiento del Estado alemán de que el testigo estaba todavía
a disposición, empecé las gestiones con el ministerio público,
con los fiscales, hablé con la doctora Marta Nercellas (de la DAIA),
que había estado presente. Todos mostraron interés en que
a ese testigo se le tomara un nuevo testimonio y desde entonces se hicieron
gestiones. Fui notificada por la SIDE, ante un requerimiento mío,
que Alemania decía que el testigo estaba a disposición pero
que era importante tomar una decisión urgente. Entonces, como todavía
no había una orden del juez para tomar ese testimonio le presenté
un escrito pidiéndole que lo ordenara. Desde entonces estamos esperando
un testimonio que no se concreta. Ahora esto fracasó, y se quiere
encontrar algún culpable, y en vez de hacerlo con quienes no tomaron
las medidas a tiempo, parece que han decidido que yo cobre esta cuenta.
Llama la atención la actitud del gobierno, concretamente
del Ministerio de Justicia, que se hizo eco de la denuncia de los fiscales.
La verdad es que yo siempre tuve colaboración del doctor
Jorge de la Rúa mientras me desarrollé en la unidad. Lo
mismo que del doctor Melchor Cruchaga, por lo que siempre he tenido de
ambos toda la cooperación. Pienso que ante esta denuncia del ministerio
público y ante un pedido de renuncia de una de las querellas (la
DAIA), el ministro debe haber pensado que estábamos en una situación
de conflicto por lo que había dos opciones: o un ministro defiende
a sus funcionarios, sobre todo si estima que no es culpable de los cargos
que se le hacen o...
Eso es lo extraño, si el ministro cree que no fue culpable...
Entiendo que el ministro cree que no soy culpable, incluso desestimó
la denuncia desde el punto de vista penal. Además, yo le dije que
voy a defenderme de estos cargos por la responsabilidad histórica
que se me quiere achacar que es que el testigo C no declara por
mi culpa y creo que hay otros responsables de esto. El dijo que
apoyaba mi planteo peroque este nivel de conflicto podía no ser
conveniente. Pienso que priorizó la posibilidad de tranquilidad
en este espacio de la unidad, de no conflicto, de no cuestionamiento.
Por mi parte, estoy segura de haber cumplido esa tarea con mucha responsabilidad,
de haber tratado de impulsar pistas, indicios, y de haber pedido los sumarios
en varias reparticiones.
Llama la atención que usted sea la segunda funcionaria del
Frepaso a la que el gobierno le pide la renuncia en 15 días por
cuestiones opinables. El otro frepasista renunciado fue Rafael Flores.
Creo que son cosas distintas. No quiero sacar conclusiones, pero
parece que hay tolerancia cero para los funcionarios del Frepaso.
Algunos funcionarios, sin ir más lejos Domingo Cavallo ha
dicho y hecho cosas muchísimo más complicadas para el Gobierno...
No sólo las dijo sino que tiene denuncias penales sobre hechos
de corrupción que se le adjudican, que serán ciertos o no,
pero en todo caso son denuncias tan inverosímiles como las que
me han hecho a mí. Volviendo al testigo C, se trata de un personaje
que evidentemente molesta a algunos ex funcionarios del menemismo y al
propio Menem, que seguramente deben estar ejerciendo todo tipo de presiones.
¿Fue presionada en algún momento de su gestión
al frente de la unidad?
No, en ningún momento. Solamente después de un reportaje
que di a la revista trespuntos, que fue titulada El menemismo encubrió
al atentado. Después de eso recibí algunos comentarios
de amigos que tenían información en el sentido de que fuera
prudente con las declaraciones al periodismo porque había habido
presiones en algunos ámbitos.
¿De dónde provenían esas sugerencias?
Evidentemente había sectores del menemismo que estaban presionando.
¿Sobre quién? ¿Sobre el gobierno, el juez?
No me dieron precisiones, podía ser sobre todos a la vez.
No me consta, pero hace muchos años que uno hace política
y uno sabe cómo se pueden operar este tipo de cosas, y qué
posibilidad de operaciones tienen todavía los sectores vinculados
al menemismo y en qué ámbitos.
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