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Fue un atentado. O no lo fue. Ahí está la angustia

Dos personas murieron y cuatro fueron heridos en
una misteriosa explosión en Arabia Saudita, que fogoneó la incertidumbre.

Un pastor afgano en la localidad iraní, fronteriza con Afganistán, de Shirabad.

Otra vez operó la psicosis de guerra. O quizá no. Una explosión en la ciudad de Al Khobar, en el norte de Arabia Saudita, volvió a promover un reguero de sospechas y, acto seguido, las desmentidas de la Casa Blanca -que está investigando el caso– sobre alguna conexión del hecho con los atentados del 11 de setiembre. El incidente fue en un negocio de productos electrónicos de un concurrido centro comercial y dejó como saldo dos muertos y cuatro heridos. Un muerto y un herido eran ciudadanos norteamericanos. Las especulaciones sobre la detonación tuvieron en cuenta que en esa misma localidad saudita fue donde, en 1996, sufrieron un atentado tropas estadounidenses.
El jefe de la policía saudita precisó que la explosión se produjo a las 20 horas locales, en la céntrica calle Rey Jaled, “matando a dos personas e hiriendo a otras cuatro”. Y agregó: “Todas las víctimas son residentes (extranjeros)”. Otra fuente policial había informado –anteriormente– de cuatro muertos, entre ellos un estadounidense y un británico. Luego, la agencia oficial Saudi Press Agency (SPA) ratificó la segunda versión, aunque un funcionario de la embajada de Estados Unidos en Riad ratificó que sí había norteamericanos entre las víctimas: “un estadounidense murió y otro fue gravemente herido, los dos civiles, en la explosión en Khobar”.
Las autoridades de Arabia Saudita, “están preocupadas” y ya “comenzaron a investigar las razones detrás de la explosión”, declaró un portavoz oficial de la policía. Y advirtió: “Los detalles sobre las nacionalidades de los muertos y heridos serán dados a conocer más tarde”.
Por su parte, la Casa Blanca salió a desconocer cualquier vinculación del hecho con la organización de Osama bin Laden. “Basados en los primeros informes, creemos que éste es un incidente aislado, no vinculado al 11 de setiembre. Pero continuamos recopilando información”, puntualizó un funcionario norteamericano. Arabia Saudita –histórico aliado de EE.UU.– ya concedió su apoyo a la coalición antiterrorista que urdió el gobierno norteamericano, aun cuando ese respaldo no incluye el uso de sus bases aéreas para ataques militares. Sin embargo, es fuerte la resistencia de los grupos extremistas islámicos a la presencia de tropas de Estados Unidos en el país. Hace cinco años, en junio de 1996, diecinueve miembros de la aviación estadounidense murieron en un atentado realizado con un camión bomba en un complejo residencial donde vivía el personal norteamericano de la base aérea de Dahran, cerca de Al Khobar. Más recientemente, se registraron una seguidilla de atentados. En noviembre pasado hubo una serie de atentados en Riad, relacionados con un importante tráfico de alcohol, estrictamente prohibido en el país, matando a un británico e hiriendo a cuatro personas. Un canadiense, dos británicos y un belga –sospechosos de estar implicados en esos ataques– están detenidos en Arabia Saudita.

 


 

PUTIN DA A EE.UU. LO QUE QUIERA
El dulce oso ruso

Rusia parece estar cada vez más cerca de Estados Unidos. Ayer, los investigadores rusos se inclinaron por una de las –por lo menos, tres– hipótesis que se barajan a la hora de explicar la misteriosa explosión del avión de línea rusa que cayó en el mar Negro: informaron que se trataría de un misil que se desvió de su curso durante maniobras militares ucranianas. Al mismo tiempo, indicaron que parte de los restos que se encontraron en el lugar donde se estrelló la nave podrían no pertenecer al Tupolev ruso, lo que aleja la teoría de que habría sido un atentado, la cual había sido reforzada anteayer por los orificios de bala que se encontraron en las esquirlas de ese supuesto avión. Vladimir Putin, presidente ruso, y su par ucraniano, Leonid Kuchma, anunciaron ayer que harán la investigación a dúo.
El ministro de Defensa de Rusia, Sergei Ivanov, dijo que le pidió a Ucrania información sobre un misil específico que fue lanzado el día del desastre. “He enviado un pedido urgente a mi colega ucraniano (el ministro de Defensa) Oleksandr Kuzmuk para más información técnica sobre un misil S200 que fue lanzado el 4 de octubre a las 13.42, hora de Moscú”, dijo Ivanov al canal RTR de la televisión rusa. El jueves pasado, el día del incidente, las fuerzas ucranianas realizaban ejercicios con misiles cargados en la península de Crimea, en el Mar Negro, cuando el avión TU-154 de las aerolíneas Sibir explotó y se precipitó al mar a unos 200 kilómetros de la costa. Ivanov agregó que el presidente ruso Vladimir Putin estaba “insatisfecho” con la información ofrecida hasta ahora por Ucrania. Rusia también le pidió al Pentágono que suministrara información de satélites, pero no ha descartado del todo un acto de terrorismo o una falla técnica como causas del hecho.
A la vez, el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Vladimir Rushailo, dijo ayer que parte de los restos sacados del agua en el sitio donde cayó el avión podrían no pertenecer a éste. “Hay objetos que han sido encontrados que no están relacionados con un avión”, declaró en conferencia de prensa en el puerto rusia de Sochi, y añadió que los investigadores han confirmado su idea de que el desastre fue causado por una explosión. En esta situación, Rusia y Ucrania decidieron investigar en forma conjunta la catástrofe.

 

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