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Guerra

OPINION
Lo más peligroso del mundo
Por Robert Fisk*

La fuerza militar más poderosa del mundo comenzó a bombardear a la nación musulmana más pobre y ultrajada del mundo. Y, más allá de cuánto pan arrojemos con nuestras bombas, ¿habrá algún musulmán que apruebe los bombardeos?
¿Es posible �incluso usando nuestros misiles más refinados� que en Afganistán no estemos matando a los inocentes junto a los culpables? Podemos decir que estamos castigando a Osama bin Laden. Hasta podemos creerlo. Pero, ¿lo creerá el mundo musulmán?
En las últimas cuatro semanas se habló mucho de coalición, pero no se formó ninguna coalición que incluya a una nación musulmana. Al margen de lo que hayan hecho Pakistán, Arabia Saudita y la pequeña dictadura de Uzbekistán, no hay pilotos de Arabia Saudita o Kuwait surcando el cielo nocturno de Afganistán. Esta no es una coalición occidental-musulmana. Se trata de Occidente solo, bombardeando un país musulmán cuyo nivel de vida se acerca al de la Edad Media.
El presidente Bush habla de operaciones �constantes, omnicomprensivas e incesantes�. ¿Y después? ¿Adónde vamos?
Aquellos que recordamos el comienzo de la guerra de Kosovo �y por supuesto, el principio del bombardeo aéreo de Irak� tenemos presente cuando se nos dijo que nuestros oponentes pedirían la paz en pocos días. Pero no ocurrió, y ahora es muy improbable que los talibanes, un monstruo creado por Pakistán y Arabia Saudita, depongan sus armas.
Naturalmente, arrojaremos misiles y bombas sobre por lo menos 12 campos de entrenamiento de Bin Laden. No será difícil. Después de todo, nosotros �y más aún la CIA� los construimos para Bin Laden y sus camaradas hace exactamente 20 años. 
Con un poco más de tiempo y esfuerzo, tal vez podríamos haber formado una alianza más grande. Lo que estamos haciendo ahora es metiéndonos en el centro mismo de la cultura de la jihad. 
El problema no es cuántas bombas tiramos en los últimos días y tiraremos en los días venideros. El problema es dónde aparecerán las crisis. Porque Arabia Saudita, Pakistán y Afganistán reposan sobre la placa tectónica políticamente más peligrosa del mundo. 
Mañana tendremos una respuesta, cuando se abra la Conferencia Islámica en Qatar. Será interesante �y quizás también atemorizante� escuchar qué dicen los líderes musulmanes cuando se encuentren.
Bush ha hecho bien en arrojar comida además de bombas. Como siempre, se nos dice que los afganos no son nuestros enemigos. Es lo mismo que dijimos antes de bombardear Irak en 1991. Antes de bombardear Libia en 1985. Antes de meternos en Líbano en 1982. Y antes de bombardear a los egipcios en el canal de Suez en 1956. Pero, ¿lo creerá el mundo musulmán?
Y ya que estamos en medio de este punto de inflexión en la historia del siglo XXI, ¿hay alguien montando un proceso judicial y recurriendo a una legislación capaz de asegurar que los chicos malos serán castigados con la ley? Es una respuesta que, me temo, no recibiremos de nuestros líderes en los próximos días. 
* Periodista experto en Oriente Medio y Asia Central. Sus influyentes columnas suelen ser publicadas en el diario The Independent de Londres. 


 

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