|
 Con el doble propósito de estimular el consumo y, al mismo tiempo, el blanqueo de la economía, el Gobierno se dispone a restituir una porción del IVA sobre aquellos consumos que se realicen con tarjeta, sea ésta de débito o de crédito. Qué proporción del impuesto se devolverá o, en otros términos, cuántos puntos se reducirá la alícuota de aquel tributo para los que compren con tarjeta depende de la recaudación y de cuán estricto sea el cumplimiento del déficit cero.
Cuando la estrechez fiscal impide al gobierno disponer cualquier rebaja impositiva, Domingo Cavallo volvió a sorprender este fin de semana al anunciar que devolviendo parte del IVA a aquellos que compren con tarjeta. El uso del plástico obliga a los comercios a registrar las operaciones y permite con ello a Economía un mayor control sobre lo que deben tributar los comerciantes. Por esta vía, supone que podrá recuperar lo que pierde con aquella rebaja.
La principal apuesta del gobierno es estimular el uso de las tarjetas de débito, que actualmente se emplean casi exclusivamente para realizar extracciones mediante los cajeros automáticos. Con la obligación de bancarizar a todos los asalariados y a los jubilados, el universo de tenedores se amplió y con ello la posibilidad de incluir en el descuento del IVA a un sector de la población hasta ahora no bancarizado.
La instrumentación, sin embargo, entraña varias dificultades técnicas que aún no han sido resueltas. Entre ellas, la ampliación de la red de comercios adheridos a este sistema de las tarjetas de débito, bastante más acotada que las que trabajan con las de crédito. En particular, porque los comerciantes no serían los destinatarios del beneficio fiscal, que sería acreditado directamente en la cuenta bancaria del consumidor.
El mecanismo fue concebido para premiar los gastos realizados mediante las tarjetas de débito. Sin embargo, Cavallo admitió que sería extensivo a las de crédito, siempre y cuando éstas accedan a cargar un �costo aceptablemente bajo al comerciante�.
|
