Un avión de la empresa escandinava SAS, con 104 pasajeros a bordo, estalló al chocar contra un Cessna jet privado que se había cruzado en su camino cuando iniciaba el despegue, en el aeropuerto Linate, de Milán, provocando la muerte de al menos 118 personas, incluyendo a los dos pilotos y dos pasajeros del Cessna. Las causas del accidente son confusas: las autoridades italianas aseguraron que se trató de un error humano y responsabilizaron a los pilotos del avión particular, aunque otras versiones señalan que el radar de tierra de Linate estaba en reparación. El avión de SAS, después de partirse en tres pedazos, estalló al incrustarse en un hangar donde trabajaban cerca de 20 empleados: al menos cuatro de ellos murieron calcinados. El síndrome de las Twin Towers se hizo presente: las autoridades italianas, alemanas �nacionalidad de los pilotos del Cessna� y de la empresa se apresuraron a descartar que todo hubiera sido producto de la imaginación talibán.
Alrededor de las 8.10 de la mañana (3.10 de la Argentina) de ayer, el piloto del Boeing McDonnell Douglas MD-87 de SAS recibió la orden de despegue desde la torre de control del aeropuerto internacional de Linate, siete kilómetros al este de Milán. Llevaba 104 pasajeros �56 italianos y 48 extranjeros�, y seis tripulantes incluyendo a piloto y copiloto, y con la identificación de vuelo SK686 se dirigía a Copenhague. A esa hora, la niebla muy densa, un fenómeno habitual en Linate, sólo permitía una visibilidad de entre 50 y 250 metros.
Según los investigadores, el avión de la aerolínea escandinava comenzó a carretear, y cuando había alcanzado una velocidad superior a los 300 kilómetros por hora y se disponía a levantar vuelo, se topó con el jet Cessna Citation, 525 A, alemán, conducido por dos pilotos de ese país, y con dos industriales italianos como pasajeros, entre ellos un representante de la empresa Cessna en Estados Unidos. El jet privado apareció de improviso desde una pista lateral. El piloto del MD-87, que ya había levantado la nariz del avión, intentó desviarse de la ruta. No pudo evitar el impacto, pero con la maniobra el voluminoso Boeing se desplazó hacia el hangar de equipajes donde unos 20 empleados se dedicaban a ordenar valijas y maletas. La sección de cola se rompió y las turbinas estallaron, provocando un terrible incendio en el hangar.
Todos los pasajeros y tripulantes del Boeing y del Cessna, y al menos cuatro empleados del hangar, murieron carbonizados. �El avión se partió en tres pedazos�, declaró un testigo. �Escuché tres fuertes explosiones, luego el avión y el hangar se incendiaron. Parecía una guerra�, señaló otro. �Pensé que había sido una bomba que explotó dentro de una valija�, testimonió Salvatore Reale, un maletero que sufrió quemaduras.
Las primeras declaraciones oficiales las ofreció Pietro Lunardi, ministro de Transporte italiano. El funcionario se apresuró a desmentir cualquier relación con un atentado. �Las causas, por el momento, son atribuibles a errores humanos �aclaró�. Toda implicación terrorista ha sido excluida.� En la misma línea, el ministro alemán de Interior, Otto Schily, luego de comunicarse con su colega italiano, Claudio Scajola, para conocer las causas del accidente, anunció que �está descartada toda posibilidad de un atentado terrorista�.
La Entidad Nacional para la Aviación Civil (ENAV) señaló en un comunicado: �El piloto del Cessna, si bien había recibido instrucciones de la torre de control para que se dirigiera a la pista siguiendo un determinado camino, tomó uno equivocado que lo condujo directamente a la pista. Las instrucciones de la torre de control lo habrían conducido correctamente a una posición de espera, sin interferir con la pista�.
Si bien todas las miradas oficiales se posaron sobre el piloto alemán del Cessna, los operadores de la torre de control denunciaron que el radar de tierra de Linate no funcionaba desde hacía un año. Más neutral, la ENAV aseguró que �se encontraba en mantenimiento desde el 5 de octubre, para ser reemplazado paulatinamente por un sistema más moderno�.
Entretanto, en el aeropuerto de Kastrup, en Copenhague, se creó un centro de crisis y se abrió la posibilidad de que los familiares de las víctimas puedan volar de inmediato a Milán. El portavoz de la SAS, Jorgen Lindegaard, anunció que tres equipos de especialistas de la empresa viajaron a Milán y reconoció que los efectos económicos serán muy graves para la empresa (ver aparte).
Para SAS, el peor momento
�SAS está haciendo lo posible por ayudar económicamente a nuestros pasajeros y parientes, ofreciendo los pagos que sean necesarios para cubrir sus necesidades inmediatas�, anunció la empresa escandinava, refiriéndose a los 25 mil dólares de indemnización para cada pasajero a bordo del MD-87. El trágico accidente se sumó a la crisis general de las aerolíneas aun anterior al atentado a las Torres Gemelas. Jorgen Lindegaard, vocero de SAS, reconoció que �todo resulta muy inconveniente, teniendo en cuenta lo que ocurre en el resto del mundo�. El accidente no pudo llegar en un momento peor para las economías y finanzas de la empresa: SAS apenas se recuperaba de un escándalo, el mes pasado, cuando una comisión oficial descubrió que sus ejecutivos realizaban operaciones ilegales en la lucrativa ruta aérea Copenhague-Estocolmo, y multó a la SAS con 35,5 millones de dólares. Después cayeron las torres. |
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