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DIEGO RIVERA EN LA FUNDACION PROA
Gran elogio de los �judas� 

A raíz de la muestra que reúne pinturas y fotos de Rivera, el maestro define los judas que se incluyen para homenajearlo.


�Campesino cargando un gajolote�, 1944, de Diego Rivera.
Una de las 36 pinturas del maestro exhibidas en Proa.

Por Diego Rivera *

Cuando un pueblo tiene una cultura plástica muy antigua y que ha producido miles, centenares de miles de obras maestras, queda en la �memoria del espacio� un acervo de potencialidad de la producción de arte en la generalidad de los individuos que componen ese pueblo.
A pesar de todas las vicisitudes históricas por las que pase, de que sus opresores transitorios o estables traten de suprimir el genio colectivo que posee, el pueblo heredero del don estético encuentra ocasión de manifestarlo, a veces del modo más inesperado.
Recientemente, un hombre de ciencia, el profesor De-Terra, encontró en el subsuelo de México un diente molar de elefante esculpido en forma de pie humano; es una obra de arte de un tal refinamiento de concepción y ejecución que el artista encontró medio de aprovechar los accidentes del molar, en su raíz, para expresar los tendones del pie y el esmalte de la muela para la calidad de las uñas de sus artejos. La antigüedad de esa obra de arte, científicamente inducida y deducida, por la naturaleza del medio, suelo, en que fue encontrada, es de unos veinte mil años.
Hace cinco mil años los hombres del Valle de México, lo atestigua el templo de Cuicuilco (lugar donde se canta y se baila) y la cerámica contemporánea de él, encontrada bajo el basalto del Pedregal de San Angel, tenían ya una cultura que les permitía producir obras de arte de extraordinaria pureza; en consecuencia, la potencialidad heredada por el pueblo de México es muy grande para la producción de obras de arte plásticas. Naturalmente, menor es la �sofisticación� producida en el mexicano por culturas de importación reciente, mayor es la calidad de su producción estética espontánea.
Dentro de ese fenómeno se producen, entre otros objetos de arte, por el pueblo de México, los �judas�. Existe la particularidad de que, muy frecuentemente, quienes los hacen no son constructores de esas escultopinturas sino durante los días del año que anteceden al Sábado de Gloria, jornada final de la Semana Mayor, en cuyo día deben ser destruidas por los cohetes que las revisten de llamas que hacen presa de su material y la muchedumbre que se arrebata, enloquecida, los pedazos de obras de arte que han escapado a los estallidos y a las llamas.
Son obras de arte destinadas a ser sacrificadas, para alegría y diversión feroz del pueblo que las produce; tienen pues, un destino maravilloso.
Están concebidas y ejecutadas con el desinterés más absoluto. Quienes las construyen son carpinteros, herreros, sastres, zapateros, comerciantes en pequeño, cargadores, campesinos, cultivadores de flores, etc., todos los días del año que no son los que anteceden al del sacrificio. Y los quemadores de los judas destruyen en ellos la imagen de alguien a quien odian: a veces la escultopintura es admirable y verdadero retrato de aquel a quien quiere ver quemar y despedazar en efigie; pero las más de las veces son sólo creaciones expresivas entre las que es frecuente la presencia del Diablo, de la Muerte, la querida calavera, la amante invariable del pueblo mexicano, que ya adornaba, en imágenes múltiples, sus Teocallis hace miles de años.
El valor plástico de los judas es enorme, es indudable que como objeto plástico, expresión conjunta de estructura, forma y color, en el arte del México actual, son indudablemente lo más valioso.
Sus estructuras se revisten con materia humilde, de suma fragilidad y fácil combustibilidad, el papel corriente, el más barato, casi siempre de periódicos viejos, establece la superficie de sus formas a grandes y magníficos planos, sin perder nada de lo esencial de la estructura. Esos planos son de color, puesto con valentía y sobriedad extraordinarias, que individualizan, precisan e intensifican la expresión de los volúmenes.
La personificación de la estructura se hace a veces por medio de una cabeza moldeada, modelada con cartón en pasta, pero también, algunas veces, las cabezas son construidas con la misma estructura o �armazón� y especialmente entonces alcanzan un poder expresionista y un valor plástico asombroso.
Son una gran lección para pintores y escultores que no ha sido enteramente desperdiciada; grandes nombres y grandes hombres europeos en las artes las han aprovechado con habilidad y disimulo. Entre nosotros, aquel que más debe a los judas, y sea esto dicho enteramente en su honor, es Rufino Tamayo; él ha aprovechado la lección en forma y color. Ya hace bastantes años, con franqueza valiente y gran honestidad, en una exposición que improvisó en un local comercial vacío de la avenida Francisco I. Madero, colocó pequeños judas colgados de trecho en trecho entre sus telas. Entonces casi nadie entendió el valor de la afirmación que hacía el pintor con este acto. Es de desearse que, finalmente, nuestros artistas plásticos sepan ver y tomarla para sí, en lo que les convenga, la admirable lección y extraordinaria belleza de los judas, probablemente la mejor plástica actual de producción anónima, es decir, realmente humana y universal, por milenariamente local y nacionalísima.

* Texto publicado en Espacios. Revista Integral de Arquitectura y Artes Plásticas, México, en junio de 1949. La exposición de Diego Rivera en la Fundación Proa (Pedro de Mendoza 1929), sigue hasta fines de octubre.

Uno de los grandes �judas�.
Arte destinado al fuego.

De Testa, los dibujos
Hasta el 3 de noviembre en la Galería Ruth Benzacar (Florida 1000) se exhibe una exposición de dibujos del arquitecto y artista Clorindo Testa. En esta serie de trabajos, Testa continúa con su estilo juguetón y propone una serie ayuda para reconstruir parte de la historia argentina. Clorindo Testa es más conocido como arquitecto que como artista, aunque ambas disciplinas se contaminan mutuamente. En la presente exhibición el artista evoca lúdicamente en sus dibujos los diversos lugares históricos y las fundaciones que tuvo Buenos Aires. Así aparecen lugares tan conocidos como la Plaza San Martín, pero con elementos nuevos, casi fantásticos. Al modo de una reconstrucción histórica que el espectador puede armar, mientras tiene la posibilidad de convertirla en un juego. Muchas de las obras de Testa están hechas con la actitud de un niño que se divierte con las formas, o como si recreara el punto de vista del Clorindo niño. Nacido en Nápoles, Italia en 1923, a partir de 1952 realizó numerosas exposiciones individuales y colectivas en la Argentina y en el extranjero. Participó en Bienales internacionales de arte y arquitectura en San Pablo y Venecia en varias oportunidades, siendo la última la Bienal de Arquitectura de Venecia del año pasado. A lo largo de su trayectoria obtuvo numerosos premios nacionales e internacionales. En Nuevo Espacio de la misma galería también se exhibe la muestra �En relación�, obra reciente de Abram Luján, que consiste en un objeto y cinco dibujos. En su obra, Luján alude a un paseo por la patria, al lugar donde se habita y al que a veces resulta difícil adaptarse. El también artista y arquitecto nació en 1965 en Buenos Aires. Estudió Arquitectura en la UBA y desde 1997 expone su obra de forma individual.

Grabados de Picasso
El Centro Cultural Paseo Quinta Trabucco (Melo 3050, Florida) presenta hasta el 28 de octubre una muestra de grabados sobre linóleo de Pablo Picasso curada por Alberto Piacquadio. La muestra está abierta al público de martes a sábado de 8.30 a 19.45. Los domingo el Centro abre a las 14. Se exhibirán videos sobre Picasso en el microcine el sábado 13, el viernes 19 y el domingo 21, siempre a las 17. El curador mantendrá un diálogo con el público el sábado 20, a la misma hora.

 

 

 

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