Por Maximiliano
Montenegro
El jueves pasado, el ministro
Domingo Cavallo, el viceministro Daniel Marx y un selecto grupo de banqueros
de la city porteña recibieron la notificación oficial por
parte del fiscal federal Miguel Angel Osorio de que habían sido
imputados en la investigación sobre supuestos ilícitos cometidos
en la negociación del megacanje. En concreto, el fiscal cree que
hay motivos para que ellos empiecen una defensa formal porque encontró
elementos de sospecha suficientes para imputar a funcionarios
y banqueros la responsabilidad de operaciones que podrían encuadrarse
dentro de la carátula de la causa: fraude en perjuicio de
la administración pública, negociaciones incompatibles con
el ejercicio de la función pública y asociación ilícita.
La investigación acumula ya 14 tomos de declaraciones testimoniales
y documentos, que prueban desde reuniones secretas y extraoficiales en
las que se habrían acordado ilegalmente los precios a los que el
Estado canjeó bonos por valor de 29.000 millones de dólares
a los bancos hasta el reparto discrecional de 150 millones de dólares
en comisiones.
Sin embargo, el viernes, el juez Norberto Oyarbide, recientemente incorporado
en sus funciones después de tres años de licencia forzada,
arrancó la causa al fiscal, se declaró incompetente y se
excusó en favor del juez Jorge Ballesteros. La actitud de Oyarbide
resulta llamativa, si se tiene en cuenta que anteriormente Ballesteros,
que tramita una causa paralela por la denuncia de un particular sobre
el megacanje, junto con el fiscal que la instruía, se había
excusado en favor de su juzgado, por considerar que allí se estaban
investigando los delitos más graves. El mismo argumento
utilizó el juez Oyarbide, absuelto por la mayoría justicialista
del Senado el mismo 11 de setiembre en que cayeron las Torres Gemelas,
para devolverle la pelota a su colega.
En realidad, la investigación de la causa había sido delegada
en manos del fiscal Osorio por el juez Gabriel Cavallo, quien durante
los últimos tres años ocupó interinamente el juzgado
dejado en ese lapso vacante por el polémico juez del affaire Spartakus.
Ahora, Osorio se quedó sin la causa. Y la Cámara Federal
deberá decidir si la devuelve a Ballesteros o a Oyarbide, quien
en ese caso podría optar por continuar él mismo la investigación
o volver a delegarla en Osorio.
Sea como fuere, lo cierto es que la causa se detuvo en el momento más
interesante. Justo un día después de que Cavallo y Marx,
además de la crema de los negocios de la city, fueran notificados
formalmente de que estaban imputados en la investigación.
A decir verdad, hace ya más de un mes que Marx se viene interiorizando
a de los pasos de la investigación a través un abogado elegido
especialmente para el caso, el doctor Caride Fite, un reconocido abogado
penalista de no menos reconocida afinidad cavallista. Para más
datos, fue quien defendió al ex administrador cavallista de la
Aduana, Walter de Fortuna, cuando fue involucrado en la investigación
por la aduana paralela.
Sin embargo, de haber continuado la investigación por el camino
que seguía hasta el viernes, el propio Cavallo habría tenido
que preparar formalmente su defensa. Sobre todo, porque fuentes judicial
aseguran que hace rato que el fiscal tiene pruebas para citarlo tanto
a él como a su segundo a una declaración indagatoria, que
hasta ahora había postergado con el fin de respetar todos los tiempos
y procedimientos correspondientes. De hecho, la notificación de
su imputación sería el paso previo obligatorio para ese
objetivo.
En la investigación del megacanje, el fiscal había avanzado
en diferentes frentes:
- Según los testimonios recabados entre funcionarios de la línea
del Ministerio de Economía, durante todo la operatoria no se respetaron
los más elementales procedimientos legales y hubo sospechosas intervenciones
en el mismo de los ejecutivos de los bancos. Por ejemplo, tal cual consta
en los expedientes de Economía, el decreto que dio origen a la
operación no fue redactado, ni siquiera analizado, por el área
correspondiente del Ministerio sino que fue enviado desde uno de los bancos
intervinientes. La fecha legal de cierre para recibir las propuesta de
canje de títulos, el viernes 1 de junio al medio día, no
fue respetada sino que se recibieron ofertas durante toda la noche del
viernes hasta el sábado a la mañana, con la extraña
participación de ejecutivos de los bancos dentro del propio Ministerio.
- Tanto ministro como viceministro de Economía no tomaron en cuenta
los estudios técnicos que recomendaban los precios más convenientes
para el Estado a los que deberían haber sido rescatados los bonos
viejos. En cambio, se ofreció un valor mayor, con la excusa de
favorecer la participación de más inversores.
- Se investiga una reunión secreta entre Marx y un importantísimo
banquero de la city en la que, de acuerdo a la declaración de un
testigo privilegiado, se habría acordado informalmente
el precio de rescate de dichos bonos.
- Se estudia por qué se repartieron comisiones por 150 millones
de dólares sin criterio alguno de eficiencia, ya que bancos que
acercaron una porción menor de títulos para canjear se llevaron
una comisión mucho mayor que otros, que aportaron casi el triple
bonos para el canje. En este mismo punto, se analiza la presión
que habría ejercido el propio Marx sobre bancos públicos
como el Ciudad y el Provincia, para derivar bonos a canjear en sus carteras
a través de bancos privados que cobraron la comisión de
intermediación.
Cuando la causa entró el viernes último en una impasse,
estaban en curso las siguientes medidas de investigación:
- Se habían cursados pedidos de información a la Comisión
Nacional de Valores sobre todas las operatorias con títulos públicos
los días previos al canje, porque se sospecha que días previos
al anuncio hubo bancos que contaron con información privilegiada
y especularon posicionándose convenientemente.
- Se había ordenado un rastreo a través del sistema Excalibur
de todas las llamadas de funcionarios y banqueros intervinientes en la
época en los días de la operación, para confirmar
reuniones y negociaciones sospechosas.
- Se había solicitado información a una empresa norteamericana
sobre la propiedad de un jet privado, con matricula de esa nacionalidad,
en el cual viajó el ministro Cavallo a Nueva York, días
previos al anuncio del megacanje. Se investiga si ese avión fue
puesto a disposición del ministro por su amigo David Mulford, vicepresidente
del CS First Boston, quien -según el mismo declaró a la
prensa fue quien vendió a Cavallo la idea de la operación,
en la cual desempeñó un papel protagónico. Y si,
en aquel entonces, a ese avión no pudieron subir dos banqueros
locales por orden de Mulford.
Carrió acusa
a Oyarbide
Cuatro diputados del ARI (Alternativa por una República
de Iguales) solicitaron ayer ser admitidos como querellantes
en la causa judicial sobre el megacanje y recusaron al juez federal
Norberto Oyarbide. Los legisladores que hicieron la presentación
en el juzgado federal número cinco fueron Elisa Carrió,
Alfredo Bravo, Graciela Ocaña y Mario Cafiero, quienes cuestionaron
duramente a Oyarbide. Acá hay un pacto con el juez
Oyarbide para dejar impune el megacanje que es el robo del siglo,
dijo Carrió, quien aseguró que el viernes en
apenas dos horas el juez leyó los 14 cuerpos de la causa
y se declaró incompetente.
Ahora empezamos a entender las razones por que Oyarbide fue
absuelto en el Senado de la Nación. Si Oyarbide hoy puede
ser juez de la Nación es solo posible gracias a la impunidad
garantizada por un Senado en su mayoría corrupta, remató
la jefa del ARI.
Sin embargo, la recusación de Oyarbide por parte de los diputados
del ARI puede extender aún más los plazos de la investigación.
Justamente, si la causa saliera de la órbita de su juzgado,
como el mismo pidió al excusarse el viernes pasado, también
dejaría la fiscalía de Osorio, quien durante los dos
últimos meses llevó la investigación hasta
un tramo de definiciones. Así, de una u otra forma, la causa
parece haberse empantanado, para respiro de Cavallo.
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