Por Luke Harding
Desde
Islamabad
La muerte de cuatro guardias
de seguridad de la ONU cerca de Kabul durante la segunda noche de bombardeos
en Afganistán presentaba ayer a la Casa Blanca con un conflicto
en las relaciones públicas. Ayer, la ONU confirmó que los
guardias eran civiles, las primeras bajas de este tipo en la nueva guerra
de Norteamérica contra el terrorismo. Los hombres estaban durmiendo
en la planta baja de la Consultora Técnica Afgana (CTA, ATC en
su sigla inglesa), el organismo más grande para la desactivación
de minas de Afganistán.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, dijo que la muerte de los
cuatro había sido un golpe duro y llamó a proteger
las vidas civiles, empezando por los refugiados afganos que emigran hacia
Pakistán.
Las coordenadas de la oficina de la ONU supuestamente habían sido
enviadas a los militares de Estados Unidos hace dos semanas, pero a las
4.50 de la mañana de ayer un misil de crucero Tomahawk se estrelló
contra el edificio, reduciéndolo a escombros.
Murieron en el acto. Solo se encontró una pierna de las cuatro
personas, nada más, dijo Fazel Karim Fazel, jefe de la oficina
afgana Omar de desactivación de minas. Me enoja mucho. Hemos
estado trabajando ahí durante diez años. Hacíamos
un trabajo peligroso. Nos enfrentábamos a estos peligros todo el
tiempo. Nunca supusimos que gente buena muriera de esa manera. Las familias
ni siquiera pueden ver los cuerpos de sus seres queridos. La oficina
CTA fue atacada durante los ataques aéreos del lunes, cuando 15
misiles fueron lanzados sobre blancos en Kabul, Kandahar y Jalalabad.
La directora de la oficina de la ONU en Pakistán emitió
ayer una dura censura pidiendo la protección de ciudadanos
inocentes. Stephanie Bunker dijo: La gente necesita distinguir
entro los combatientes y aquellos civiles inocentes que no portan armas.
Añadió: Los cuatro murieron inmediatamente. Todavía
falta recuperar pedazos de sus cuerpos del desastre. El Pentágono
dijo que lamentaba la pérdida de cualquier vida, pero enfatizó
que la mayoría de sus objetivos estaban alejados de los centros
civiles.
Poco después de que los jets de Estados Unidos golpearan ayer a
Kandahar en el primer ataque diurno de la campaña, el embajador
del talibán en Pakistán, Mullah Abdul Salam Zaeef, dijo
que el número de afganos muertos había aumentado por lo
menos a 24. Zaeef dijo que Afganistán, que perdió 2 millones
de personas durante la ocupación soviética, estaba preparado
para sacrificar otras 2 millones para defenderse del terrorismo norteamericano.
El embajador dijo que había hablado con Mullah Mohammad Omar, el
líder talibán, y confirmó que había sobrevivido
al ataque a su casa en Kandahar. Mullah Omar aparentemente se fue 15 minutos
antes que los misiles destruyeran su oficina el domingo. Osama bin Laden
también estaba vivo.
The Guardian supo por fuentes de la ONU Que la ubicación de sus
oficinas era bien conocida. Todo el personal internacional
de la ONU abandonó Afganistán el mes pasado. Pero el personal
local afgano decidió seguir trabajando.
El hermano de uno de los guardias muertos ayer temprano visitó
las ruinas de la oficina de CTA . Mi hermano está enterrado
ahí abajo, dijo un sollozante Mohamed Afzl. ¿Qué
podemos hacer? Nuestras vidas están arruinadas. CTA emplea
a unas mil personas como personal afgano, 50 de los cuales han muerto
tratando de desactivar las minas dejadas por los soviéticos. Mientras
Estados Unidos comenzaba la tercera noche de bombardeos, los residentes
de Kabul se preparaban para otra noche en vela entre explosiones y el
golpetéo de la artillería antiaérea.
Varios dejaron la capital ayer, incluyendo a Adam Khan, un campesino que
huyó con su familia de cinco miembros en un camión apilado
con sus pertenencias. Habían estado durmiendo en su sótano
durante los ataques del lunes, dijo. Toda la noche las mujeres y
los niños lloraron, añadió.Estaban preocupados,
asustados. ¿Cuanto tiempo más quieren los norteamericanos
que suframos? preguntó una angustiado hombre de Kabul. No
podemos dormir..., no podemos ir a la mezquita a orar.
De The Guardian de Gran Bretaña Especial para Página/12
De
Irak mejor ni hablar
Por Brian Whitaker
Desde Londres
La indirecta norteamericana
de que la guerra podría extenderse a otros países además
de Afganistán amenazó con ponerle fin al consenso de apoyo
de los gobiernos de Medio Oriente.
En una carta al Consejo de Seguridad enviada el lunes, el embajador estadounidense,
John Negroponte, dijo que podríamos percatarnos que nuestra
confianza requiere de otras acciones que incluyan a otras organizaciones
y Estados, lo que ha sido ampliamente interpretado como en alusión
a Irak.
Seif Maskari, un omanita y ex asistente del secretario general del Consejo
de Cooperación del Golfo, dijo ayer que cualquier sugerencia de
que la guerra podría expandirse a Irak crearía inestabilidad
para toda la región.
Los continuos bombardeos de Irak desde 1991 de la Guerra del Golfo son
un tema controvertido para la región pero especialmente en Arabia
Saudita, donde algunas fuerzas estadounidenses y británicas patrullan
de modo permanente la zona de exclusión aérea. Cuanto
más se apunte a Irak como blanco a destruir, mayor será
la animosidad contra Estados Unidos, dijo Mohamed al-Sayid Said,
del Centro de Estudios Políticos y estratégicos Al Ahram
en el Cairo.
Hussein Amin, un ex embajador egipcio en Algeria, dijo que ya hay
manifestaciones en Egipto y otros lugares contra los ataques estadounidenses
y británicos contra Afganistán, y serán incluso mucho
más violentas si Irak es el próximo paso.
El presidente de Egipto, Hosni Mubarak, ayer ofreció apoyo para
todas las medidas que requiera Estados Unidos en su resistencia
al terrorismo, aunque alertó sobre la muerte de civiles inocentes.
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