Por Eduardo Videla
La Recoleta quiere volver al
centro del escenario porteño y con esa intención, en los
próximos días, comenzará la remodelación de
la terraza norte del Buenos Aires Design: de allí desaparecerán
los controvertidos toldos de lona vinílica que vienen cumpliendo
la función de restaurantes y confiterías, y serán
reemplazados por una pérgola de cristal reforzado y mesas con sombrillas,
al aire libre. La concesionaria prefirió sacrificar espacio y rentabilidad
en favor de la estética del edificio, que ahora quedará
integrado al espacio verde que lo rodea. La reforma se realizará
por pedido del gobierno porteño, que ya aprobó el proyecto.
Y se estima que estará terminada en tres meses.
Los cambios en la movida gastronómica porteña generaron
vencedores y vencidos. El auge de Puerto Madero primero, y Las Cañitas
después, fue acompañado por la declinación de Recoleta,
y en especial, de todo el sector de confiterías y restaurantes
del Buenos Aires Design. El paseo, hoy, se ve deslucido: más de
la mitad de los locales de comidas han cerrado y los que quedan no se
destacan por la gran concurrencia de público.
Para retomar la iniciativa, la empresa concesionaria lanzará en
estos días un nuevo proyecto para ese sector: Consiste en
reformular la terraza gastronómica, un proyecto sencillo que contempla
sacar los toldos y abrir un paseo de cara al parque, informó
a Página/12 Eduardo Goilenberg, gerente de Nuevos Proyectos de
Emprendimientos Recoleta SA (ERSA), concesionaria del Buenos Aires Design.
El proyecto consiste en desarrollar un sector gastronómico
más chico, hacia adentro de los locales, ubicados bajo los arcos
de la construcción, y anexar un sector sobre la terraza, con mesas
y sombrillas, de estilo parisino, protegido por una pérgola vidriada,
explicó Goilenberg.
La reforma era largamente reclamada por las autoridades porteñas:
se pretendía revitalizar el muro del edificio, hoy oculto tras
los toldos. De esta manera, también se benefician los clientes
del sector gastronómico, que tendrán una amplia vista hacia
el parque, agregó el responsable del proyecto. Ese sector
da al barranco del parque que desciende sobre Avenida del Libertador.
Hasta hace unas semanas, en el sector funcionaban doce locales. El primero
en irse fue Wendys que cerró todas las sucursales en
el país y después fue el turno de Il Gran Caruso,
Rix y un restaurante japonés. Ahora sólo quedan dos restaurantes,
una cervecería, una heladería y una casa de regalos. Tenemos
que cerrar todos antes de fin de año para que hagan la reforma.
Para marzo abrimos de vuelta, dijo a este diario un encargado de
Champs Elysees. Tras admitir la caída en el caudal de público,
el hombre encontró una explicación: Hace casi ocho
años que estamos acá, era necesario renovar.
Con el nuevo proyecto funcionarán menos locales no más
de ocho pero que serán más grandes. Habrá
menos propuestas pero más acordes con esta época,
afirmó Goilenberg. Los negocios están cerrados explicó
el directivo porque a medida que terminan el contrato, se
les pide que entreguen el lugar, para facilitar la reforma. Algunos van
a volver, otros no, dijo, manteniendo una cuota de suspenso.
El proyecto ya tiene el visto bueno de la secretaría de Planeamiento
Urbano y de la Dirección de Concesiones y Privatizaciones. A
partir de que presente los planos, la empresa puede comenzar la obra,
dijo a Página/12 el titular de esa área, Fernando Calvo.
Los trabajos, calcula la empresa, demandarán unos 90 días,
con una inversión de 500 mil pesos.
El Buenos Aires Design es un centro comercial dedicado al diseño
y la decoración, con un sector dedicado a la gastronomía,
ubicado junto al Centro Cultural Recoleta, en Plaza Francia. El edificio
es propiedad del Estado porteño. Fue concesionado en 1991 por el
ex intendente Carlos Grosso a la empresa ERSA, encargada de la construcción,
que a su vez alquila los locales del shopping. ERSA, una sociedad integrada
en partes iguales por Alto Palermo SA (Grupo IRSA) y el Banco Provincia,
tiene la concesión del lugar hasta el año 2013.
Según Calvo, la reforma permite terminar con una larga controversia
entre la concesionaria y el gobierno porteño por la ubicación
de los toldos. La concesión hablaba de toldos movibles, pero
los que se instalaron quedaron fijos y no se adecuaban al contexto arquitectónico
del lugar, agregó.
Trabajar con mesas al aire libre ¿no les quita posibilidades
en los días fríos y de lluvia? preguntó este
diario.
El concesionario calcula que se puede trabajar al aire libre durante
ocho meses al año. Además, prevén instalar grandes
pantallas calefactoras junto a las sombrillas.
Una polémica
concesión
El Buenos Aires Design es el resultado de una de las polémicas
concesiones de Carlos Grosso. El ex intendente menemista autorizó
la creación de un shopping en la Recoleta a cambio de la
finalización de las obras en el Centro Cultural Recoleta.
El contrato de concesión fue muy cuestionado, en su momento,
por el entonces concejal Aníbal Ibarra, que objetaba el bajo
canon que debía pagar la empresa.
El proyecto, elaborado por un equipo de arquitectos encabezado por
Clorindo Testa, consistía en la remodelación de las
construcciones, que fueron, sucesivamente, el Convento de los Recoletos
Descalzos, un asilo para enfermos mentales y para mendigos y, finalmente,
el Asilo de Ancianos Gobernador Viamonte. El muro lateral que hoy
alberga al sector gastronómico del Design también
tiene su historia: durante casi medio siglo estuvo abandonado y
sus arcos sirvieron de refugio para personas sin techo.
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