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China ya está en el Mundial pero
Taiwan quiere aprender en Lomas

Un empresario taiwanés traerá chicos de ese país a entrenarse por dos años en Los Andes. El club del ascenso recibirá 700 dólares mensuales por cada pibe que adiestre. Taiwan entró último en su grupo.

Los chinos celebraron el domingo la clasificación para la fase final del Mundial 2002

Por Gustavo Veiga

En tiempos difíciles como éste, la astucia se esparce más rápido que la luz, hay puertas que se abren por arte de magia y el fútbol, en ese contexto, es uno de los escasos productos que tiene garantizado el consumo de antemano. Sólo así se puede comprender, cómo un club del Ascenso, Los Andes, está a punto de cerrar un curioso convenio de intercambio con autoridades de Taiwan, la antigua China Nacionalista. Mientras la China Roja disfruta el haberse clasificado por primera vez en la historia para la fase final de la Copa del Mundo, con el pintoresco Velibor “Bora” Milutinovic como conductor, un tal Wen Cheng Chang, empresario nacido en Taiwan y que lleva trece años radicado en la Argentina, obtuvo el visto bueno para tramitar la residencia por dos años en nuestro país, de contingentes de adolescentes taiwaneses que se dedicarían a asimilar las técnicas del fútbol en la institución de Lomas de Zamora. A cambio, cada uno de los jóvenes que vengan reportaría unos 700 dólares por mes a la alicaída tesorería de Los Andes, más un plus adicional de 150 dólares si, los chicos –de entre 14 y 16 años– deciden cursar el EGB, la enseñanza general básica bonaerense.
El sábado 22 de setiembre, una comitiva de funcionarios taiwaneses fue recibida en el estadio lomense cuando jugaban el equipo local y Racing de Córdoba. Encabezados por el embajador en la Argentina, recorrieron las refaccionadas instalaciones de la cancha, saborearon un lunch, vieron el partido y antes de subir a una combi en la que se retiraron, un grupito de hinchas los despidió al grito de “¡Chi-nos, chi-nos...!”. El presidente de Los Andes, el juez Hugo Van Schilt sonreía, y, mientras tanto, se daba un paso más en la prosecución del acuerdo.
Chang, el hombre de negocios que ahora viajará a Taiwan para instrumentar esta experiencia, se acercó al club por intermedio de un ex vicepresidente club de Lomas de Zamora, Antonio Novielli. Ambos se conocían de haber compartido recepciones en alguna embajada, ya que el ex dirigente había sido agregado comercial del Paraguay en Buenos Aires. Aunque hasta hoy el compromiso de intercambio no se ha firmado, Chang ya tiene en su poder una autorización de Van Schilt para operar ante la Asociación de Fútbol taiwanesa, la entidad con que se ligaría de algún modo Los Andes.
El acuerdo consiste en que viajen a la Argentina entre 10 y 20 pibes para realizar cursos deportivos durante dos años. El avispado Chang correría con los gastos que demande una parte de esta operación, pero la financiación para solventar el alojamiento, la comida y la instrucción de los aspirantes a futbolistas saldría de sus padres o de algún organismo con sede en Taipei. Los pibes, aquí, se instalarían en el predio que Los Andes posee en Villa Albertina y deberían tener un celador y un traductor a su disposición. Con el dinero que ingrese por estos servicios, el club, entonces, recibiría una ayuda extra.
El respaldo que le ha dado la embajada de Taiwán a esta iniciativa, con la presencia de su más alto representante en la cancha de Los Andes, más la comprometida situación económica de la entidad que necesita generar ingresos, hacen suponer que el asunto prosperará y que un puñadito de los 22 millones de chinos que habitan la isla de Formosa se vendrá para estas costas. Eso sí, quienes se atrevan a esta experiencia que ya estimuló a otros clubes a imitarla –representantes del fútbol amateur de Boca y River ya habrían captado la veta– deberán empezar casi de cero.
El fútbol, en Taiwán, tiene un nivel muy bajo. Para muestra, basta con enunciar el papel que cumplió en las últimas eliminatorias mundialistas para el Mundial de Corea y Japón 2002. En el Grupo 7 de Asia, el seleccionado salió último entre cuatro equipos y perdió los seis partidos que jugó con un récord más que magro. Le marcaron 25 goles y no convirtió ni uno. Pero además, enfrentó a rivales de cuarto orden deportivo como Uzbekistán, Jordania y Turkmenistán. El resultado más decoroso que cosechófue una derrota por 1 a 0 como local con los turcomanos. Muy lejos de la performance de China.
El empresario Chang, pese a todo, confía que en Los Andes les enseñarán a sus compatriotas el arte de mover una pelota con destreza. El tiempo dirá si se cumple esa proeza.

 

La conexión López Rega
Por G.V.

La tarde en que la delegación de Taiwan visitó el estadio de Los Andes, entre el embajador, el empresario Chang y los dirigentes, apareció un rostro que a cierta gente adulta le resultaba familiar. Vestido de saco, canoso y algo más caído de espaldas, estaba allí Jorge Conti, el hombre que en la primera parte de los años ‘70 acaparaba una parte de la audiencia televisiva en los noticieros de Canal 11. Periodista y escribano, el personaje estuvo casado con Norma López Rega, la hija del tristemente célebre ex fundador de la Triple A. Y, gracias a sus buenos oficios, ocupó un lugar de privilegio en la pantalla que perdió durante la última dictadura y no pudo recuperar con el advenimiento de la democracia en 1983. Hoy despunta su antiguo oficio tras las cámaras: Es el responsable de un programa futbolístico que se emite por el sistema de cable, llamado “A cancha llena”.
Conti, quien cuando su refiere a su ex suegro lo llama sólo por el primer apellido, es el notario de la embajada de Taiwan en la Argentina. De ahí su presencia en la cancha con la comitiva que respaldó el curioso emprendimiento del señor Chang.

 

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