Por Hilda Cabrera
Hace ocho meses que estoy
haciendo el preparatorio para la universidad del desempleo, dice
el actor y director uruguayo Villanueva Cosse, radicado aquí desde
1973. Por eso, el proyecto generado en cooperativa con el elenco de Te
llevo en la sangre, obra de Mónica Silver que se estrena mañana
en el Teatro del Pueblo, le produce un plus en el ánimo. Sé
que ocurre en todas las profesiones, pero es muy triste que un actor,
como me pasó con esta obra, diga que sí, que le gusta el
proyecto, pero que no acepta porque no tiene para vivir, y prefiera quedarse
pegado al teléfono, esperando otra oportunidad. Cosse, quien
lleva realizados 36 montajes y es también premiado actor de cine
y TV (participó en 20 películas, en especiales y unitarios),
dirige una pieza de pequeño formato (premiada y subsidiada por
el Instituto Nacional de Teatro con 10 mil pesos), cuya acción
se desarrolla en una radioemisora, en 1955, en los últimos meses
del segundo mandato de Perón (antes del golpe que puso en la presidencia
al general Eduardo Lonardi y después a Pedro E. Aramburu). Los
flashes del afuera se mezclan con historias personales de actores de un
radioteatro, que nadie contaría con orgullo, apunta el director.
¿Cómo influyen la competitividad y la falta de trabajo?
Nos enferman y hacen que nosotros enfermemos a otros. Hoy es difícil
mantener una conducta. A quien no puede callarse ni dejar de sostener
su discurso no le va bien. Lo dejan de lado. Las listas negras no las
hacen sólo los gobiernos, también los lugares de trabajo.
Si no te quieren te pagan menos, y mientras hay gente que se resiste a
ser depreciada, otra, en cambio, se ofrece. Nosotros trabajamos con nuestro
ego, en llaga viva, y eso exacerba las cosas. Ante una situación
jorobada, uno se pone en tela de juicio y empieza a descreer. Esto produce
a su vez una sobreactuación.
¿También en esta obra se sobreactúa?
Este es un juego de cajas chinas, pero a la argentina. El radioteatro
genera más historias y contradicciones entre las cursilerías
de la ficción y la contundente realidad. En cierto modo, la obra
y los intérpretes (Verónica Llinás, Daniel Dibiase,
Alejandra Rubio, Carlos Portaluppi, Juan Bonaudi y María Carámbula)
muestra cómo manejamos la ficción, y hasta qué punto
somos responsables de que los escuchas, o los espectadores, se conviertan
en gente ilusa.
¿Esa es su versión?
Lo dice la obra, pero es también lo que creo. Somos parecidos
a los políticos en eso de crear ilusiones y prometer cosas que
no cumplimos. De lo contrario no se explica que haya tanto teatro reaccionario
y alienante. Con Te llevo... prometemos una comicidad negra que deje pensando.
A veces me pregunto por qué quienes estamos desde siempre en el
teatro, cuando tenemos un papel en TV no hacemos fuerza para ser un factor
que la mejore. En TV hago cosas que no me permitiría nunca en el
teatro. Me pongo en defensor de mí mismo, y no me arriesgo. Uno
de los grandes problemas de la TV es que depende del rating, de lo inmediato.
Ahora está de moda el reality show, y la TV sigue mordiéndose
la cola. La gente apoya ese tipo de cosas, y yo, que me siento un servidor
público, no me animo a decir que soy necesario, aun cuando creo
que hay que sentirse necesario y pelear para cambiar las cosas.
¿Los artistas no lo intentan?
Sí, pero hacemos los esfuerzos como por espasmos. No puedo
dejar de reconocer que algunos son admirablemente consecuentes. Pienso
en Onofre Lovero (actor, director y titular de Proteatro) que logra muy
esforzadamente subsistir y preservar lo que fue su ilusión. Ese
enamoramiento por el teatro independiente que en otro tiempo nos hizo
sentir necesarios. Seguimos enamorados, pero bastante más cascoteados.
¿Cómo resuelve esas contradicciones?
Yo no tengo nada resuelto, pero soy un esperanzado pesimista. Siempre
pienso que lo peor puede pasar y, al mismo tiempo, que algo bueno va a
llegar. Cuando el malestar es muy grande, empiezo a dudar. Tengo gran
parte de mi familia en Madrid, pero me imagino pidiendo trabajo allí,
intentando vencer la xenofobia, y el alma se me deshace. Me agarra melancolía
de las feas. Sobre todo porque acá hay tanto para hacer. El único
gran salto mío fue dejar Montevideo y venirme a Buenos Aires. Soy
muy provinciano. Cuando voy a Montevideo duermo tranquilo. Buenos Aires
sigue estremeciéndome. Me gusta viajar, pero sabiendo que voy a
volver. El lugar en que estuve más tiempo fue París, estudiando
dos años, y cuando era mozo. Todavía siento que puedo hacer
muchas cosas acá y en Montevideo. Estas ganas de vivir las da el
teatro.
¿Qué pasa con el cine?
En febrero estuve en Perú, en el Amazonas, participando de
un film de Gerardo Herrero con Federico Luppi y Gastón Pauls. La
película se llama Un lugar donde estuvo el Paraíso . Cuenta
una historia en los 70, en la época de la dictadura argentina.
Es un asunto de contrabando y drogas. Hay un cónsul argentino,
un aviador que desertó... Mi personaje es un enviado por el régimen
argentino para averiguar quién es ese aviador. Filmamos bajo un
sol abrasador. Me desmayé. A veces las filmaciones son bravas.
Recuerdo otra en Chubut, la de La película del rey, de Carlos Sorín.
Había momentos en que uno sentía que el viento ganaba. Estábamos
en Colonia Sarmiento, en una estación de tren abandonada: parecía
un naufragio en seco, y la gente en medio de eso, esperando no se sabe
qué, como el peón que invitamos a comer un asado en el bar,
y me decía con una profundidad y poesía asombrosa: Me
estoy quedando ciego, Don; yo quedarme ciego, yo que siempre fui de mirar
lejos.
UN
ORIGINAL GRUPO DE ESTUDIO QUE ENLAZA AMBOS CAMPOS
El cine visto desde el psicoanálisis
Por Oscar Ranzani
Las preguntas que no pueda
responder el espectador de cine más adiestrado en la materia podrán
canalizarse mediante las posibilidades que brinda el psicoanálisis.
El Estudio de las Artes y de los Oficios que dirige la psicoanalista Susana
Hoffmann está organizando el grupo de estudio Psiconálisis
y Cine, con la idea de conocer el mundo cinéfilo desde un costado
un tanto inexplorado. Los cursos comenzarán en noviembre de este
año y los dictará el psicoanalista Tomás Hoffmann:
la inscripción se realiza en la sede del estudio, Maure 3018, Planta
Alta o a los teléfonos 4552-2378 o 4552-1017. La idea surgió
a partir del pensamiento de que muy pocos cineastas en el mundo
estudiaban psicoanálisis. Eso se refleja en la forma en la que
el psicoanálisis mismo es abordado en las películas que
tratan sobre cura psicoanalítica, comenta Hoffmann en entrevista
con Página/12.
¿Cuál es el objetivo?
El grupo tiene como objeto la investigación de las situaciones
cinematográficas a través de la iluminación que provee
el psicoanálisis. Es una herramienta que permite dar luz sobre
los personajes, las características personales, los rasgos de carácter,
los síntomas y las situaciones de las relaciones interpersonales.
¿A quiénes está dirigido?
A estudiantes de cine, directores, jóvenes directores, guionistas,
estudiantes de imagen y sonido, psicoanalistas interesados en la relación
del arte con el psicoanálisis, sociólogos y estudiantes
de carreras afines a las artes de la comunicación.
¿Qué modalidad de trabajo aborda?
La modalidad será a través de grupos de estudio de
una hora y media de duración. En el tiempo de trabajo hay un espacio
práctico y un espacio teórico. En el espacio práctico
se ven fragmentos de películas para ilustrar aquello que se sostiene
bajo el abordaje teórico.
¿Qué aspectos del psicoanálisis se tendrán
en cuenta para el análisis de los films?
Vamos a tener en cuenta aspectos de la clínica y la teoría
psicoanalítica en donde pensamos privilegiar las estructuras clínicas
de la neurosis, psicosis y perversión. Trabajaremos con textos
fundamentalmente ligados a la clínica de Freud y Lacan.
¿Qué aportes permite el psicoanálisis para
la lectura del cine?
El psicoanálisis es una herramienta hasta ahora poco utilizada
en el tratamiento relacionado con la escritura del guión, la filmación,
la dirección de actores. Y como dicen los manifiestos del cine,
siendo el cine una de las artes más completas el psicoanálisis
es un ruta para estudiantes de cine, dirección, fotografía,
escritores y guionistas.
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