Por Romina Calderaro
No quisiera que el catorce
a la noche tengamos que tragar el mal sapo de no tener, una vez más.
izquierda parlamentaria, dice Patricia Walsh, candidata a diputada
porteña de Izquierda Unida (IU). Y su frase oculta un lamento:
que Luis Zamora haya preferido crear el movimiento Autodeterminación
y Libertad, con el que decidió volver a la política, a sumarse
a IU. Porque si de algo de jacta Walsh psicóloga social y
periodista, madre de tres hijos es de que el frente que integra
junto a dirigentes como Vilma Ripoll y Patricio Echegaray es la
fuerza política que más voluntad ha puesto y seguirá
poniendo en construir la unidad de la izquierda. Y hay que votarlos,
dice, porque, según las encuestas, la nuestra es la izquierda
que en la Ciudad de Buenos Aires tiene una chance posible de entrar
en la Cámara baja.
Es difícil entender, aunque los candidatos lo expliquen,
por qué la izquierda está tan fragmentada.
Nosotros no tenemos sólo una izquierda de partidos. Hay también
una izquierda de compañeros que forman parte de organizaciones
sociales, hay una izquierda cultural formada por trabajadores de la cultura.
Venimos de un genocidio y de la crisis que provoca la caía del
Muro de Berlín, que obliga a revisar la teoría y la práctica.
Venimos de una gran derrota y estamos reconstruyendo. Yo creo, de todas
formas, que en materia de construcción de la unidad estamos mejor
que dos o tres años antes. Yo creo que en los tres últimos
años la posición que dice vamos solos porque somos
los mejores está retrocediendo. En ese retroceso interviene
la voluntad de la gente, que quiere un frente.
¿Hay potenciales votantes de la izquierda que van a votar
en blanco por la fragmentación de la que hablaba?
Estoy convencida de que los hay y hago una apelación a estos
compañeros. Yo creo comprender el voto bronca. Porque la bronca
con la clase política existe como fenómeno aberrante. Pero
¿se dan cuenta aquellos que van a emitir un voto blanco o un voto
nulo que las bancas se van a ocupar igual?
Tal vez porque creen que si hay un porcentaje elevado de voto en
blanco en esta elección, los candidatos van a reflexionar respecto
de la poca legitimidad con la que accedieron a sus bancas. No es lo mismo
ganar una elección con el cuarenta por ciento que con el quince...
Eso sería factible de ser pensado de ese modo si los candidatos
en danza no fueran políticos como Alfonsín, como Duhalde.
Porque ni la Alianza que gobierna reflexiona ni reflexiona el PJ en las
provincias que gobierna. Ellos no reflexionan sobre datos como éstos:
14 millones de argentinos pobres, 4 millones de argentinos en la miseria,
dos millones cien mil desocupados, dos millones trescientos mil subocupados.
El resto hiperexplotado. ¿Han reflexionado sobre que se mueren
cien chicos por día como consecuencia del hambre y las enfermedades?
¿Han reflexionado sobre la necesidad de despenalizar el aborto
a la luz de las cifras de mortalidad de las mujeres de bajos recursos
que tienen que someterse a esa operación en condiciones infrahumanas?
Entonces usted cree que hay que votar positivo. ¿Por qué
una persona que está pensando en votar a la izquierda debería
elegir a Izquierda Unida y no a las otras listas?
Porque es la fuerza política que más voluntad ha puesto
y seguirá poniendo en construir la unidad de la izquierda. No quisiera
que el catorce a la noche tengamos que tragar el mal sapo de no tener
una vez más izquierda parlamentaria. En 257 diputados, ¿qué
puede hacer un diputado de izquierda? Llevar las razones y las propuestas
de las luchas al recinto. Pedir la palabra y hacerlas escuchar. Y llevar
afuera los debates que se dan a sala cerrada en el recinto y no se conocen.
¿Ustedes creen que hay que salir de la convertibilidad?
Izquierda Unida está totalmente en contra de la devaluación.
Y ahí tenemos diferencias con el Polo Social, con el Partido Humanista...Una
devaluación es una garra. No conozco en la historia del pueblo
argentino una devaluación que haya beneficiado a los trabajadores.
La experiencia de los trabajadores, los desocupados y los excluidos frente
a una medida devaluatoria es una garra que ataca su salario. Estamos también
en contra de la dolarización, que es un ataque brutal a la noción
de país como Nación.
¿Y qué proponen?
Creemos que no hay que pagar la deuda externa mejor dicho:
que ya la pagamos tres veces y crear una comisión parlamentaria
que la investigue. Además, hay que revisar las privatizaciones
para luego reestatizar los servicios del Estado. Y no es que queremos
revisar el pasado porque sí: en el petróleo, en los teléfonos,
en la luz, en las líneas aéreas que rifaron están
los puestos de trabajo que perdieron los argentinos. También creemos,
y esto en carácter de urgente, que hay que implementar un seguro
para los desocupados de este país, que cada vez son más.
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