Por Claudio Scaletta
Su Análisis de los mercados
con información asimétrica le valió al economista
estadounidense Joseph Stiglitz, junto a sus connacionales George Akerlof
y Michael Spence, el Premio Nobel de Economía que otorga la Real
Academia de Ciencias sueca. Stiglitz ganó fama de díscolo
cuando en 1999 abandonó la vicepresidencia del Banco Mundial en
medio de duras críticas al accionar de los organismos financieros
internacionales, en especial al FMI. Desde entonces regresó a la
vida académica y hoy enseña en la neoyorquina Universidad
de Columbia. A pesar de sus críticas de último momento,
mientras tuvo responsabilidades ejecutivas, Stiglitz fue siempre consecuente
con las políticas de Washington.
Cuando a fines del siglo XIX el inventor de la dinamita, Alfred Nobel,
dejó su legado para que se instituyeran los premios que llevan
su nombre, no tuvo en cuenta la Economía. Desde 1901, cuando se
efectuaron las primeras entregas, debieron pasar muchos años hasta
que en 1968 se estableciera un premio destinado a la economía,
el que fue entregado por primera vez en 1969. El organismo que posibilitó
este agregado fue el Banco de Suecia. Así, aunque sea otorgado
por la misma academia que concede los Nobel, el de Economía es
el Premio en ciencias económicas del Banco de Suecia en memoria
de Alfred Nobel.
El fallo difundido ayer en Estocolmo fue concedido a los tres economistas
en reconocimiento por sus análisis de los mercados con información
asimétrica. La teoría neoclásica considera,
entre los presupuestos del modelo de equilibrio general, que los agentes
que interactúan en el mercado cuentan con información
completa o perfecta. El postulado, antes que a describir la realidad
de los agentes, responde a las necesidades matemáticas de dicho
modelo. Por ello, cuando el modelo comienza a aplicarse a la economía
real, la que ocurre fuera de los laboratorios del main stream de la disciplina,
la primera tarea del economista profesional es adaptar el modelo
a la caída de los supuestos.
En el curso de esta tarea, los tres economistas que se repartirán
el premio de 10 millones de coronas suecas poco más de 900
mil dólares se abocaron a estudiar el funcionamiento de los
mercados cuando los agentes no disponen todos de la misma información
para la toma de decisiones. Los estudios que recibieron la máxima
distinción de la disciplina fueron realizados durante la década
del 70. La Academia destacó que el trabajo de los premiados
aportó al núcleo duro de la teoría económica
moderna, la que hoy sería impensable sin el componente de
la información asimétrica.
Stiglitz, el más famoso de los tres economistas, fue jefe de asesores
económicos del ex presidente Bill Clinton entre 1993 y 1997 y luego
pasó a la vicepresidencia del Banco Mundial hasta 1999. En este
cargo pudo ver desde adentro la imposición de las recetas
económicas del Consenso de Washington (privatizaciones,
apertura y ajuste fiscal) en los países emergentes que requerían
financiamiento internacional. Fue esta experiencia la que lo llevó
a críticas cada vez más fuertes al accionar de los organismos
multilaterales (ver aparte). Sin embargo, esto no impidió que durante
su labor ejecutiva avalara todas las decisiones de estas instituciones.
En un reportaje concedido a Página/12 en 1998, cuando todavía
era vicepresidente del BM, destacó, por ejemplo, que Argentina,
al igual que todos los países de Latinoamérica, es un buen
alumno. Todos los países de la región son buenos estudiantes.
Pero, como les digo siempre a mis alumnos, siempre pueden esforzarse un
poco más. El esfuerzo que en ese momento hacían las
economías latinoamericanas era especialmente de ajuste fiscal.
Dardos contra el FMI
Algunas de las expresiones de Stiglitz, con respecto a las políticas
aconsejadas por el FMI:
- En teoría, el FMI sostiene instituciones democráticas
en los países que asiste. En la práctica menoscaba
las instituciones democráticas imponiendo sus políticas.
- Los críticos lo acusan de aplicar la misma receta
en todos los países. Tienen razón. También
que sus remedios empeoran la situación, transformando las
caídas del nivel de actividad en recesiones y las recesiones
en depresiones. También tienen razón.
- El staff del FMI esta frecuentemente integrado por economistas
de tercera egresados de universidades de primera.
- A los mercados les importa el éxito. Y si uno es
exitoso sin seguir sus recetas, los mercados lo van a apoyar, como
lo ha demostrado China. Si usted sigue sus políticas y no
tiene éxito, tal como lo ha demostrado la Argentina, los
mercados aun así lo van a castigar.
- En lugar de organizar salvatajes financieros cuando hay
deudas privadas en juego, lo que debería haberse hecho es
dejar que se produzca la quiebra de los deudores.
|
LAS
NUEVAS MEDIDAS, EL MIERCOLES O JUEVES PROXIMOS
Paquete bajo análisis en la Rosada
Por Raúl
Dellatorre
La conducción económica
intenta atravesar la última semana previa a las elecciones legislativas
sin grandes sobresaltos, pero no le está resultando fácil.
Ayer, en un encuentro que demandó más de una hora en la
agenda de cada uno de los presentes, el presidente Fernando de la Rúa,
el jefe de Gabinete y los ministros de Economía y Relaciones Exteriores
evaluaron el menú de medidas que se lanzarán la semana próxima
para tratar de dejar atrás la depresión económica.
Sopesaron además los resultados del mínimo acuerdo alcanzado
con Brasil, que estuvo lejos de conformar a los industriales argentinos.
Previamente, De la Rúa se reunió a solas con el presidente
del Banco Nación, Enrique Olivera, buscando ideas para resolver
otro tema que le quita el sueño a las autoridades: el elevado nivel,
aun en plena recesión, de las tasas de interés.
La primera en tomar distancia del acuerdo de salvaguardas suscripto el
martes en San Pablo fue la Unión Industrial Argentina. Su presidente,
José Ignacio de Mendiguren, manifestó sus preferencias por
la aplicación de aranceles diferenciales a las importaciones y
reintegros a las exportaciones en lugar de las salvaguardas, que requieren
de denuncia y comprobación previa para ser aplicadas. Este
acuerdo, lo que implica, es que se va a actuar si se prueba algún
desperfecto de aquí en más, pero el daño ya está
hecho, no hay que probar nada, destacó el titular de la UIA.
Puntualizó que la demora del trámite para probar los daños
podría resultar de unos cinco meses, plazo que juzgó inaceptable.
De Mendiguren se quejó, además, porque la entidad no fue
consultada en absoluto para elaborar el acuerdo. En cambio, en Brasil
sí hay una relación estrecha entre sector público
y sector privado, subrayó.
El encuentro convocado por De la Rúa en la Casa de Gobierno permitió
escuchar un informe de Cavallo sobre las medidas a aplicar la semana próxima,
seguramente al regreso de la visita del presidente de la Nación
a Valladolid. Después de haber chocado con la resistencia de Brasil
a aceptar medidas que protegieran a los productos argentinos en el intercambio
comercial entre ambos países, el ministro de Economía debió
ingeniárselas para demostrar que la batería de anuncios
permitirán superar la profunda depresión económica.
El plazo que tiene para lograrlo ya estaría fijado: no más
de 45 días.
El principal dato a favor de la continuidad de Cavallo es que quien es
mencionado como su sucesor, Adalberto Rodríguez Giavarini, prácticamente
está obligado a permanecer en su cargo de canciller
mientras dure el estado de conflicto bélico lanzado por Estados
Unidos.
|