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DEPLORARON VICTIMAS, NO LOS ATAQUES
Con la venia islámica

Reunida en Qatar, la Conferencia Islámica lloró a los civiles muertos, lloró más al 11 de setiembre y se distanció de Bin Laden.

Un S-3B Viking aterriza en el portaaviones �Enterprise�.

Reunidos en una sesión de emergencia en Qatar, los 56 países islámicos que representan a 1200 millones de musulmanes expresaron ayer su preocupación por las víctimas civiles causadas por los bombardeos contra Afganistán. Sin embargo, desde el punto de vista de estadounidenses y británicos, la Organización de la Conferencia Islámica no condenó los ataques. Además, se ha distanciado de Osama bin laden y descripto como de “actos de brutal horror” a los ataques a Nueva York y Washington.
Lo más importante de todo a los ojos anglo-norteamericanos fue que repudiaron lo que proclamó Bin Laden: que la batalla es entre el Islam y Occidente. El comunicado final de la Conferencia dijo que “esos actos de terror son contrarios a las enseñanzas de las religiones divinas tanto como los valores éticos e humanos”. Los gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña sintieron alivio ayer a la noche con la ausencia de reacciones de Arabia y otros países musulmanes.
El único día de encuentro de la Conferencia de los 56 miembros de la Conferencia Islámica en Doha, Qatar, respondió a un llamado de Irán a discutir la crisis en Afganistán. Irán, Irak y Siria fueron los únicos países musulmanes que condenaron los bombardeos estadounidenses y británicos, a través del estado de ira en las calles en repudio a la hostilidad contra el mundo musulmán. Los líderes reunidos pusieron un límite: que Estados Unidos no extienda la batalla contra Afganistán a otros países.
El secretario de Estado norteamericano Colin Powell se mostró satisfecho con el comunicado final. Su colega británico Jack Straw fue más lejos: refiriéndose a una ambigua alusión a Irak en el comunicado, sugirió que cualquier ataque futuro no incluiría a Irak. La única parte del texto que dejó disconforme a Estados Unidos y Gran Bretaña fue con respecto al conflicto de Medio Oriente. El líder de la Autoridad Palestina, Yasser Arafat, había exclamado en la asamblea que Israel “está aprovechando la tragedia norteamericana”.

 


 

SIMPSON, LABORISTA DISIDENTE
“El bombardeo es un triunfo de Osama”

Por Marcelo Justo

El primer ministro Tony Blair cuenta con el apoyo de su partido y de la oposición para la participación británica en la operación “Libertad duradera”. En este panorama de homogeneidad política sobresalen unas pocas voces de disenso. Uno de los más críticos a la intervención militar en Afganistán, el diputado laborista Alan Simpson, explicó a Página/12 las razones de su oposición y comenzó con palabras fuertes. “Creo que el bombardeo a Afganistán es la mayor victoria que pueda haber deseado Osama bin Laden.”
–¿Qué otra cosa podría haber hecho Estados Unidos?
–El objetivo de la acción de Occidente debería haber sido capturar a Bin Laden y llevarlo ante la Justicia. Lo que se ha hecho con estos bombardeos es desplazar la atención de Bin Laden al régimen talibán y atacar al pueblo afgano en vez de a los culpables del atroz atentado del 11 de septiembre.
–¿Cómo se puede llevar a Bin Laden ante la Justicia sin intervenir en un país que le está dando refugio?
–Había que intervenir. El consejo de seguridad de las Naciones Unidas hubiera aprobado una intervención de fuerzas especiales en las montañas afganas donde se esconde Bin Laden. Esto habría sido legítimo en el marco del derecho a la autodefensa. Pero no buscamos este mandato de las Naciones Unidas. Lo único que hicimos es bombardear Afganistán.
–El objetivo militar de estos bombardeos es ganar el espacio aéreo para enviar después fuerzas terrestres que capturen a Bin Laden y lo lleven ante la Justicia.
–Militarmente no era necesario dominar el espacio aéreo para capturar a Bin Laden. Bastaba con intervenir en la zona montañosa de Afganistán. Si el talibán hubiera interferido atacando a fuerzas de Estados Unidos o de la ONU, eso habría cambiado las cosas. El problema es que hemos transformado el derrocamiento del gobierno talibán en un sustituto del objetivo que buscábamos. Creo que esto es una extraordinaria victoria propagandística para los movimientos fundamentalistas como se ve en las protestas que ha habido en todos los países musulmanes, desde Indonesia hasta Arabia Saudita. El bombardeo debe haber facilitado considerablemente el reclutamiento de terroristas.
–¿No obtuvo Estados Unidos el mandato del Consejo de Seguridad que usted pide con la resolución 1368 del 12 de septiembre donde se le reconocía su derecho a la autodefensa?
–El derecho a la autodefensa está contemplado en el artículo 51 de la carta de las Naciones Unidas. Este artículo fue redactado pensando en el ataque de un país contra otro. En caso de ataques terroristas, es muy distinto. ¿Qué tendría que haber hecho Gran Bretaña ante los atentados terroristas del IRA? ¿Bombardear la República de Irlanda? ¿O a Estados Unidos por financiar y acoger miembros del IRA? No hicimos eso: seguimos la vía diplomática. A Afganistán le hemos aplicado otro tipo de lógica.
–¿Qué consecuencias tiene esto?
–Lo único que se consigue con esto es confirmar el poder militar estadounidense. Todos los que se sienten injustamente tratados por la actual configuración de poder en el Nuevo Orden Mundial, pensarán que el desequilibrio de fuerzas es hoy tan vasto que la única manera de hacerse oír es por medio de acciones terroristas. Si alguien le hubiera preguntado a Bin Laden que quería lograr con este atentado seguramente habría respondido que tres cosas. Primero convertirse en un nombre reconocible a nivel mundial. Lo logró. Segundo, provocar una reacción militar estadounidense que actuase como catalizador para que los moderados se fanaticen y los fanáticos se conviertan en terroristas. Lo está consiguiendo. Tercero, que Occidente empiece a sentirse insegura internamente. Lo está logrando con las medidas represivas que se están impulsando en nuestras sociedades.

 


 

HAMI, EMBAJADOR DE LA LIGA ARABE
“Buscan un pretexto para atacar Irak”

Por Marcelo Justo
Desde Londres

La Liga Arabe tiene 22 miembros, un solo idioma y profundas divisiones internas en torno a la crisis en Afganistán. En la organización conviven países como Jordania y Kuwait que apoyan la acción estadounidense, las naciones del Golfo que mantienen un perfil bajísimo e Irak que condena los ataques. En diálogo con Página/12, Alí Mushen Hami, máxima autoridad de la Liga Arabe en Gran Bretaña, criticó el ataque estadounidense y advirtió sobre las consecuencias que podría tener una prolongación de la actual campaña militar.
–¿Por qué está tan dividida la Liga Arabe en torno a los bombardeos a Afganistán?
–La Liga Arabe no tiene una posición oficial respecto a los bombardeos. Ni los apoya, ni los condena. Pero está claro que hay un rechazo de la opinión pública árabe a los ataques. Queremos que esta situación se resuelva pacíficamente. Hay muchos medios para alcanzar los mismos objetivos que se plantea Estados Unidos. Se puede utilizar la presión política, económica, militar. El bombardeo actual es totalmente desproporcionado.
–Sin embargo hay países como Jordania y Kuwait que apoyan la acción militar.
–Es cierto. Pero es un apoyo con reservas. Ambos países enfatizaron que el ataque debe ser a objetivos militares y que no debe haber víctimas civiles. Esto no quiere decir que la Liga Arabe esté dividida. Hay una aceptación de que cada nación adoptará la posición que coincida con su interés nacional. Algunos países tuvieron acceso a la evidencia en contra de Osama bin Laden y por eso adoptaron esta posición de apoyo a la acción militar. Otros no lo tuvieron y por eso se oponen. Los países árabes quieren también acabar con el terrorismo. Egipto, Argelia y Yemen tienen los mismos problemas que Estados Unidos.
–Si tuvieran la evidencia y esta apuntara inequívocamente a Osama Bin Laden, ¿apoyarían el ataque?
–Nosotros queremos que la guerra sea contra el terrorismo y no contra el pueblo afgano. Creo que los objetivos tendrían que estar mucho mejor especificados. El principio y el fin del operativo debería ser claramente explicitado. No se puede estar hablando de una guerra contra el terrorismo de 15 años o de la posibilidad de extender la acción militar a otros países.
–Este lunes el embajador estadounidense ante la ONU John Negroponte envió una carta al Consejo de Seguridad en el que no descarta que se ataque otros países. ¿Quién sería el próximo objetivo?
–Irak. Esto es muy peligroso. Es un pretexto. Muchos funcionarios occidentales descartaron por completo la conexión iraquí con el atentado. ¿Por qué entonces atacar Irak? ¿Para arreglar cuentas por cosas del pasado? Si Irak es atacado nos opondremos con toda nuestra energía. Esta es una política equivocada. En vez de atacar más países árabes, Occidente debería reconsiderar su actitud hacia Israel, que no forma parte de la alianza actual, porque es un lastre moral, político y económico. Si se forzara a Israel a respetar las resoluciones de Naciones Unidas, retirándose de los territorios ocupados y solucionando los justos reclamos palestinos, las bases de apoyo del terrorismo se evaporarían.
–¿Piensa que la ofensiva militar contra Afganistán está debilitando a los países árabes?
–No. En todos los países hay diferencias de opinión. Hay mucha gente que se opone a la actual campaña militar en Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia o Alemania. Lo mismo pasa en los países árabes. Creo que el video de Osama bin Laden que se dio a conocer después del inicio de la campaña, ha cambiado la opinión de muchos árabes porque allí prácticamente confiesasu participación en el atentado. Mucha gente que no estaba convencida de la justicia del ataque porque no había visto las pruebas, piensa a partir del video que efectivamente él fue el culpable.
–¿Qué opina de la reunión de los 56 cancilleres de países islámicos en Qatar?
–Un compromiso. Repudio del terrorismo. Pedido a Occidente que separe la religión islámica del terrorismo y que distinga los actos individuales de la religión en su conjunto. Hay actos terroristas realizados por estadounidenses como Timothy McVeigh, a quien no por eso llamaron “terrorista cristiano”. Esta equivalencia es parte de la máquina propagandística israelí que intenta equiparar a la religión musulmana con el terrorismo y al islam con la barbarie.

 

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