Por Santiago Rodríguez
Está cansada y se le
nota. Se le nota también que la exposición pública
no es algo que la fascine, pero que en el último mes ha aprendido
que en campaña hay que aprovechar todos los medios al alcance para
darse a conocer y demostrar que uno es solvente. Por eso cuando
termina de grabar su última aparición en un programa de
televisión antes de la veda, Vilma Ibarra accede a dialogar con
Página/12 y busca un bar para hacerlo. Aunque con el café
con crema se relaja un poco, no pierde su línea discursiva y gasta
sus últimos cartuchos contra el ARI y, en particular, contra Susana
Rinaldi. Es que la segunda candidata a senadora por la Alianza en la Capital
Federal no pierde de vista las encuestas que dan por hecho que Rodolfo
Terragno y Alfredo Bravo ya tienen un pie en el Senado y sabe que la pelea
es entre ellas dos. Decir que uno no va a mentir ni robar no alcanza.
Además de compromisos éticos y denuncias la gente necesita
alternativas concretas y el ARI no aportó ninguna, advierte
Ibarra y señala que Rinaldi no debatió y que todos los candidatos
de esa fuerza se han colgado de alguien que ni siquiera lo es, como
Elisa Carrió.
¿Qué evaluación hace de la campaña electoral?
Fue una campaña corta y austera. El debate económico
ocupó una parte muy importante porque el país está
muy mal y porque la gente percibe que este modelo económico está
agotado y que la política del ajuste permanente ya no lleva a nada.
Hubo también por parte de algunos sectores ausencia de propuestas
y se basaron sólo en lo ético.
¿Se refiere al ARI?
Sí. Decir uno no va a mentir ni robar no alcanza; somos muchos
los que no vamos a mentir ni robar. Además de compromisos éticos
y denuncias la gente necesita alternativas concretas acerca de cómo
vamos a generar empleo, reactivar la economía, fortalecer el consumo
interno, a redistribuir la riqueza que se concentró brutalmente
y el ARI no trajo ninguna propuesta sobre eso ni sobre ninguna otra área.
Yo no pude debatir con Susana Rinaldi y hay una cosa vergonzosa: se ha
hablado infinitamente de terminar con las listas sábana, con esto
de que hay un candidato detrás del que se cuelgan los demás
que nadie sabe quiénes son. En este caso los candidatos se han
colgado de alguien que ni siquiera lo es, como Elisa Carrió. Rinaldi
está peleando para ingresar al Senado y hasta dijo en una revista
que no tenía propuestas concretas y que la mitad del año
no vivía en este país. No sabemos cuáles son sus
proyectos ni qué solvencia tiene para debatir las leyes de presupuesto,
de coparticipación, de traspaso de la policía, la de seguridad.
¿Le parece que la gente va a distinguir eso?
La campaña fue corta y hubo poco tiempo para poder instalar
este tema, pero me parece muy malo que una fuerza política que
habla de la verdad y que dice que quiere llevarla al Congreso
esconda los candidatos detrás de ese discurso; los candidatos somos
parte de la verdad y tenemos que demostrar quiénes
somos, qué solvencia tenemos, qué capacidad de generar propuestas
y debatir poseemos. Cuando uno hace una exención impositiva, por
ejemplo, para determinado sector industrial hay que discutir alícuotas,
ver cómo impacta en la recaudación y por eso tenemos que
demostrar un mínimo de solvencia. Como presidenta de la Comisión
de Presupuesto de la Legislatura puedo decir que fue muy arduo el debate
para el cierre de un presupuesto que tiene la mayor asignación
de la historia para educación, que mantiene el equilibrio fiscal
y a la vez contempla obras. Además de buenas intenciones hay que
saber cómo hacer las cosas.
¿Por qué habría que votar a Vilma Ibarra y
no a Susana Rinaldi?
Porque tengo una trayectoria y pertenezco a una lista que ha planteado
desde la década del 90 un camino alternativo a este modelo
económico del ajuste permanente. También tengo proyectos
para la ciudad, como la transferencia del puerto y de la policía.
Además, dijimos que de ningún modo vamos a votar bajas de
salarios y jubilaciones, pero también qué vamos a hacer
para reactivar la economía porque en la Ciudad de Buenos Aires
lo estamos haciendo. Nuestro banco oficial se puso al servicio del desarrollo
productivo y ofrece créditos baratísimos para Pymes, generamos
exenciones impositivas para la zona sur; demostramos un camino de un Estado
presente y activo entre medio de los mercados y la gente.
¿Qué les faltó en la campaña para lograr
una diferencia que les diera mayor tranquilidad a la hora de los comicios?
Lo que pesó fue la situación muy mala del gobierno
nacional y además hay una situación muy compleja: representamos
una coalición progresista de la ciudad, donde gobernamos frepasistas,
radicales, socialistas y tenemos incorporados peronistas en el gabinete
porque creemos en la transversalidad para la construcción, pero
la verdad es que la Alianza que la gente votó en el 99 no
está en el gobierno nacional. Es muy difícil transmitir
a la gente que estamos representando oposición clara y concreta
a la política económica de este gobierno nacional. La sensación
de la gente de que el gobierno nacional no cumplió con sus promesas
genera mucho desencanto que se está viendo en el voto en blanco
y las pocas ganas de votar que tiene mucha gente.
A propósito de eso, ¿qué opina del voto negativo?
Lo respeto. Escuché a muchos políticos que se enojan
y dicen que es antidemocrático, pero no tengo esa opinión.
Yo invito a votar por nuestra lista porque sé que estamos planteando
alternativas viables y concretas para poder hacer arrancar este país
y es importante que una figura como Terragno, opuesta a Domingo Cavallo,
pueda acceder con mucha fuerza al Senado, pero me parece que ese voto
en blanco se ha convertido en buena parte en un voto militante y en un
voto apático del no me importa. La mitad de los argentinos votamos
esperanzados a la Alianza en el 99 por lo que había prometido,
el gobierno nacional fue definitivamente para otro lado y entonces la
gente se pregunta para qué sirvió mi voto.
¿Realmente cree que un triunfo de la Alianza porteña
se traducirá en un cambio de rumbo de la política económica?
El tema es que básicamente la política económica
la implementa un presidente con sus ministros. Sí creo que el voto
a nosotros deja un tablero político muy fuerte para marcar que
la gente definitivamente no quiere más esta política de
ajuste. Dijimos que si ganamos vamos a pedir, con la legitimidad de las
urnas, el cambio rotundo de la política económica a partir
de una reestructuración consensuada y responsable de la deuda;
este nuevo tablero político genera la necesidad de cambios en la
política económica y en el equipo que la implementa. Sería
muy grave que el Presidente no leyera el mensaje de las urnas.
Como dirigente del Frepaso, ¿qué hará su partido
a partir del lunes? ¿Seguirá en la Alianza?
A nivel nacional la Alianza no existe; Juan Pablo Cafiero es un
ministro que está peleando con uñas y dientes que no le
recorten el presupuesto social, que ha sido muy solidario con los pobres,
que se ha ganado un lugar y que la gente pide que no se vaya porque defiende
el presupuesto social y lo gestiona honesta y dignamente. En la ciudad
hemos ampliado la Alianza porque creemos en la transversalidad. En otros
distritos puede tener sentido el ARI, pero aquí gobierna el progresismo
y una propuesta que vuelve sólo a lo testimonial es retroceder.
¿Cómo sobrellevó en lo personal su primera
campaña en un rol protagónico?
Tengo muchos años de militancia, desde el 73, y algunos
cargos importantes, pero nunca tuve mayor exposición pública.
Me tuve que acostumbrar a eso, pero me hice cargo de que si uno se propone
como candidato tiene que darse a conocer y demostrar que uno es solvente,
idóneo y que tiene una trayectoria. Fue un esfuerzo aprender a
enfrentar a los medios, a las preguntas de los oyentes, a los debates
con gente tan solvente como (Horacio) Liendo.
¿Cree que el domingo a la noche podrá hablar ya como
senadora electa?
Sí. Creo que hay que esperar los resultados, pero tengo la
impresión de que sí porque estamos bien en la mayoría
de las encuestas y tengo la impresión de que la gente percibe que
se está necesitando solidez.
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