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Promesa de expansión de Aerolíneas
a cambio de una mano del Estado

El grupo Air Comet, también
dueño de Marsans, presentó su
plan de negocios para resucitar a Aerolíneas. Pero reclamó un plan de competitividad, con desgravaciones y cobertura de seguros incluidos.

Antonio Mata, de Air Comet y Marsans, y Luis Lúpuri, de Air Plus,
su socia local, los nuevos dueños.

Por Cledis Candelaresi

“Ahora todos somos Aerolíneas Argentinas” es el slogan bajo el cual los inminentes socios mayoritarios de la compañía, el grupo español Air Comet –dueño, a su vez del operador turístico Marsans– y la chartera local Air Plus, prevén encarar un expansivo plan de negocios que resucite a la línea de bandera: más rutas, más personal y depuración de costos. Pero para realizar esta loable tarea, los empresarios españoles pidieron ayer mismo a Fernando de la Rúa un programa de competitividad, que incluya la cobertura de parte de los costosos seguros. Mucho antes encontraron un sencillo mecanismo para sortear la dificultad legal de explotar vuelos regulares a pesar de ser una empresa extranjera, algo que la ley local prohíbe.
Antonio Mata, de Air Comet, y Luis Lúpuri, de Air Plus, socia local, presentaron ayer por la tarde ante la prensa argentina la propuesta de resurrección. Por la mañana, se sumaron al reclamo de otras aerolíneas locales, que esperan desgravaciones y que el Estado cubra parte del riesgo de volar, para no afrontar la gran suba en las primas de seguro que se operó desde el ataque a las torres gemelas.
En pocos días más, las escrituras públicas darán cuenta de la siguiente conformación de Aerolíneas: 91,8 por ciento de los socios privados, el 5,4 por ciento del Estado argentino y el 2,85 por ciento del personal. La compra de Air Comet a SEPI incluye el 90 por ciento de Austral, cuyo décimo restante corresponde a los empleados.
Desde el punto de vista legal, lo que Air Comet y Air Plus están comprando es el 99,2 por ciento de Interinvest que, a su vez, es la propietaria de las acciones de Aerolíneas. Se trata de una ficción creada por Iberia para manejar las acciones de AA a través de una sociedad con domicilio en el país. De ese modo, la aerolínea estatal hispana pudo sortear una restricción del artículo 99 del Código Aeronáutico, que impide a los extranjeros ser tenedores mayoritarios de acciones de una línea regular.
Como una norma posterior impide reiterar esta maniobra (decreto 104/2000), Air Comet no pudo crear su propia sello y tuvo que comprar Interinvest, en la que Iberia conserva el 0,143 por ciento y American el 0,65 restante. La nueva sociedad planea ejecutar un programa de saneamiento y expansión –comenzando por la reducción de costos operativos– del cual explicitaron los siguientes aspectos:
Corrupción. Revisión de costos fijos que incluye un seguimiento estricto de los ingresos por ventas de pasajes que, en gran proporción, “se pierden”. “La gente que trabaja en Aerolíneas sabe de qué se trata”, comentó Mata, quien intentó salvar la honra del personal, aunque no descartó que se pueda escurrir dinero por corrupción. El recorte incluirán gastos “superfluos”, entre los que se incluyen “dietas desmedidas”. Para reforzar ingresos, los nuevos dueños privados prometen “un control duro” para eliminar el “lastre operativo de una empresa pública”.
Personal. Los empleados tendrán estabilidad durante los próximos dos años, aunque esto no excluye la revisión salarial y de convenios colectivos con miras a abaratar costos. La dotación podría aumentar a 7500 personas en el primer año de actividad, en virtud de las nuevas actividades y productos. La participación de los empleados de Aerolíneas podrá aumentar hasta el 10 por ciento a través del programa de propiedad participada. Habrá un plan de incentivos por productividad y esos premios se pagarán en acciones.
Más aviones y servicios. Se incorporarían 23 aeronaves nuevas, y parte de la flota vieja se reciclará para aumentar la oferta del servicio carguero. Habrá nuevos productos turísticos para argentinos y extranjeros, para lo cual Marsans aprovechará las 400 bocas de venta que tiene en el exterior y la estructura de Optar, la operadora turística de AA.
Rutas. Aerolíneas hoy trabaja a sólo el 30 por ciento de su capacidad operativa. La intención es recuperarla rápidamente, incluyendo los destinos al exterior. Madrid y Nueva York está entre los primeros destinosque se reactivarían, incluso, con la perspectiva de aumentar las frecuencias que explotaba Aerolíneas antes de que la SEPI suspendiera los viajes al exterior.
Pasivo. La nueva sociedad privada se hace cargo de una empresa concursada con la promesa de asumir un pasivo por 615 millones de dólares, aproximadamente la mitad de las deudas que tendría la compañía. Lo que no está claro es cuál será el capital de trabajo para poner de pie a la empresa.

 

Eurnekian puede

Aunque aún no hay ningún indicio concreto de que Eduardo Eurnekian vaya a integrarse a la nueva sociedad dueña de Aerolíneas Argentinas, nadie le impediría hacerlo en un futuro cercano. Los ambiciosos planes empresarios de Air Comet-Air Plus incluyen la apertura del capital a otros inversores, algo que ocurriría aproximadamente en unos nueve meses. “Aquellos que tengan ganas y plata, pueden participar en un proyecto tan bonito como el de Aerolíneas Argentinas”, comentó ayer Antonio Mata, para quien la convocatoria –al menos en esta primera etapa– excluirá a las competidoras, consideradas “hostiles”. Aunque no mencionó marcas, esa lista incluiría, por ejemplo, a las líneas norteamericanas, con las que se disputa fuertemente las frecuencias a los Estados Unidos, uno de los mercados externos más atractivos. Pero según aclaró luego Mata, esa restricción no comprende a Eurnekian, operador de los principales aeropuertos, socio de ARG (ex Lapa) y Southern Winds. Este hipotético cometido será más factible en un futuro aún lejano, cuando AA pueda ofrecerse en la Bolsa. Sin embargo, para esto falta tiempo. Antes, según admiten sus nuevos dueños, Aerolíneas deberá reconquistar la confianza de sus potenciales inversores, eliminando sus pérdidas de 360 millones de dólares anuales.

 

Los técnicos, bajo techo

Ricardo Cirielli, el controvertido líder de los técnicos aeronáuticos, debe estar esperanzado. Antonio Mata no sólo derrochó elogios hacia los profesionales de este rubro, sino que prometió ampliar y jerarquizar su campo de acción. Para las tareas de mantenimiento, Aerolíneas prevé crear un Centro de Asistencia Técnica en el país y otro en el exterior para ofrecer ese servicio “a terceros”. De ese modo, Air Comet podría revertir la historia inaugurada por Iberia, a la que muchas veces APTA objetó pagar altas sumas por tareas de mantenimiento en el exterior (presumiblemente en los talleres de esa firma hispana), cuando éstas podrían llevarse a cabo en el país. “En el área de mantenimiento tenemos profesionales cualificados, de primer nivel”, se empeñó en subrayar Mata, cuyo discurso fue especialmente cuidadoso a la hora de referirse al personal. La intención de privilegiar el área de mantenimiento es compatible con el criterio de favorecer a los proveedores que ocupen mano de obra argentina. “No vamos a permitir que nadie nos engañe”, sentenció, aunque sin precisar a quién se refería.

 

EL ACUERDO CON BRASIL NO CONFORMO
Quejas a dos voces

El acuerdo que sellaron anteayer los gobiernos de Argentina y Brasil fue repudiado por empresarios de ambos países. Aquí la Unión Industrial consideró las compensaciones convenidas como “absolutamente insuficientes”. Y para colmo, el gobierno brasileño empezó a dar marcha atrás en sus concesiones, ante la fuerte presión de los industriales. El ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior de Brasil, Sergio Amaral, y el canciller, Celso Lafer, salieron a hacer declaraciones para apaciguar el enojo de los hombres de negocios de su propio país. Dijeron que antes de que Argentina pueda aplicar salvaguardias, deberá probar que las importaciones dañaron a sectores industriales.
“El acuerdo del martes es pura cosmética; los problemas de Argentina tienen que ver con que su moneda está atada al dolar”, se quejó Carlos Alberto Mestriner, director comercial de Klin, la mayor fabricante de calzado infantil de Brasil. Además de los productores de calzados, expresaron ayer sus quejas desde San Pablo ejecutivos de los rubros textil, siderúrgico y papelero. Coincidentemente, industriales de esos mismos sectores fueron los que más reclamaron aquí por la imposición de compensaciones, y quienes más se quejan por cómo fue el acuerdo final.
El mecanismo compensatorio acordado entre ambos países consiste en la posibilidad de que se impongan salvaguardias o se eleven aranceles por un plazo de hasta cuatro años. “Pero, según la Organización Mundial de Comercio, se debe probar que está habiendo una inundación de determinados productos brasileños en Argentina y que eso causa daño al sector productivo local”, recordó ayer Amaral. Por su parte, Lafer coincidió en que “la salvaguardia sólo podrá ser aplicada si se comprueban daños serios a la producción de Argentina causados por importaciones de Brasil”. Y dijo que los productores de su país podrán ejercer el “derecho de defensa” frente a medidas que aplique el gobierno argentino.
En este clima enrarecido, el Mercosur tuvo ayer como única buena noticia la entrada en vigencia del acuerdo automotor, que prevé un régimen de libre comercio sectorial total en 2006. Alcanzar ese acuerdo llevó años, pero ayer quedó oficializado por la Aladi.

 

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