Por Michael Ellison
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Desde
Nueva York
Kofi Annan, un burócrata
de carrera que ha sido calificado como la estrella de rock de la diplomacia,
ganó ayer el Premio Nobel de la Paz por su trabajo como secretario
general de la ONU. El ganés de 63 años que compartió
su premio con la ONU dijo: Es un sentimiento maravilloso y
un gran aliento para nosotros por el trabajo que hemos hecho hasta ahora.
Al mismo tiempo, es una gran responsabilidad en estos momentos tan difíciles,
pero refuerza nuestra lucha por la paz. Por otro lado, la comisaria
de la ONU para los derechos humanos, Mary Robinson, pidió ayer
a Estados Unidos que haga una pausa en los bombardeos sobre Afganistán
para asistir a los civiles afganos antes de que llegue el invierno en
Asia Central.
El presidente norteamericano George W. Bush dijo que la ONU debería
asumir la tarea de reconstruir Afganistán cuando terminen los ataques
militares, lo cual podría incluir la supervisión de las
elecciones que pudiera haber allí. Y agregó: Creo
que la ONU es la única organización que en el pasado ha
hecho la clase de trabajo que será necesario en Afganistán.
Annan, un apasionado del jazz, la música clásica y el fútbol,
es el segundo secretario general de la ONU, nacida después de la
Segunda Guerra Mundial, que gana el premio Nobel. El primer secretario
general que obtuvo el premio fue Dag Hammarskjold, quien lo recibió
póstumamente en 1961. La esposa de Annan, Nane, declaró
a una agencia: Estoy llena de felicidad por mi marido y por todos
los que trabajan en la ONU. Gunnar Berge, presidente del comité
del Premio Nobel, señaló: Kofi Annan ha dedicado casi por
completo su vida de trabajo a la ONU. Como secretario general, ha tenido
un papel fundamental en reanimar la organización. Se ocupó
de los nuevos desafíos mundiales como el sida y el terrorismo internacional
y logró usar con eficiencia los pocos recursos de la ONU. El único
camino de negociación para la cooperación y la paz global
tiene que ir de la mano de la ONU.
Annan era el favorito para el premio de este año. Los otros nominados
eran: el ex embajador norteamericano en la ONU, Richard Holbrooke; Li
Hingzhi, el fundador de la secta china Falun Gong y Fidel Castro, presidente
de Cuba. Cuando Annan fue elegido en forma inédita para un segundo
mandato consecutivo de cinco años como secretario general, Holbrooke,
declaró: Él se convirtió en la estrella de
rock de la diplomacia internacional y tiene, como nadie, la mejor chance
de reformar la ONU y hacerla una organización mejor. Annan
fue electo secretario general en 1997 después de la presión
norteamericana para impedir que su antecesor, el egipcio Butros Butros-Ghali,
continuara por otros cinco años. Annan ha sido elogiado por lograr
que se tome mayor conciencia sobre la pobreza y el abuso de los derechos
humanos, por combatir la epidemia del sida y por elevar la larga disputa
con Estados Unidos para que cancele sus deudas con la ONU. Pero su intento
de negociar con Saddam Hussein y sus fracasos en Sierra Leona le hicieron
ganar pocos amigos. La ONU tuvo buenos resultados en sus gestiones en
Timor Oriental y Kosovo pero ha fracasado en Ruanda, Sierra Leona y Somalía.
Los sobrevivientes del genocidio en Ruanda, en 1994, y, un año
más tarde, la masacre de hombres y niños musulmanes en Bosnia
perjudicaron la imagen de Annan. Él tiene una fuerte responsabilidad
en el genocidio de Ruanda. Es una lástima y un hecho desafortunado;
él no debería haber ganado el Premio Nobel, declaró
Antoine Mugesera, presidente de la asociación de sobrevivientes
Ibuka. Este año la ONU ha tenido otras disputas con Estados Unidos:
los norteamericanos se negaron a enviar su secretario de Estado a la Conferencia
contra el Racismo organizada por la ONU y, a cambio, mandaron una delegación
de bajo nivel como signo de desaprobación del lenguaje antiisraelí
del encuentro. Estados Unidos también se enojó cuando perdió
su lugar en la omisión de Derechos Humanos del organismo.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Verónica Gago.
:SERA
MUY RAPIDA, PERO EN 10 AÑOS SOLO FUE CHARLA
Las Fuerzas del general Alais
Por Carlos Yárnoz
Desde
Bruselas
Los ministros de Defensa de
la Unión Europea, reunidos desde anteayer en Bruselas, están
de acuerdo en acelerar al máximo los pasos para crear la prevista
Fuerza de Reacción Rápida de la UE tras los atentados del
pasado 11 de septiembre. Los ministros quieren cerrar todos los detalles
en la llamada Conferencia de Mejora de Capacidades convocada para el mes
próximo y declarar operativa esa fuerza un mes después en
la cumbre de LaekenBruselas. La Fuerza de Reacción Rápida
tendrá 60.000 hombres, más otros 120.000 disponibles para
relevar a los primeros.
En la carta dirigida por el gobierno de Bélgica, país que
ahora preside la UE, a los ministros de Defensa reunidos anoche en Bruselas
se señala que los atentados del 11 de setiembre sólo
pueden invitarnos a reafirmar y consolidar los compromisos que los
Quince han adoptado ya para desarrollar una Política Europea de
Seguridad y Defensa, que incluye la formación de esa Fuerza. En
la reunión de ayer, los ministros ajustarán aún más
su contribución, que también incluye barcos o aviones, y
se comprometerán a analizar qué medios comunes serán
necesarios para que el proyecto quede finalmente cerrado en noviembre.
El problema político clave sigue estando en el tejado de Turquía,
que pone muchísimas trabas a que la Fuerza de Reacción utilice,
como está previsto, los medios de planificación de la OTAN.
La gran mayoría de los ministros de Defensa de los Quince están
decididos a que sus planes continúen adelante pese al veto turco.
La Fuerza de Reacción Rápida ha sido diseñada para
participar en misiones de imposición de la paz, rescate, ayuda
humanitaria o mantenimiento de la paz. Aunque dispone ya de un Estado
Mayor militar, no se trata de una unidad estable con ubicación
fija. Es cada país el que pone medios a disposición de la
Fuerza, el que deberá diseñarse para desplazarse en menos
de dos meses y mantenerse desplegada en una zona determinada durante un
año. Para muchos, la Fuerza de Reacción Rápida de
la UE es el embrión de un futuro Ejército europeo, tesis
que ha levantado muchos recelos en Estados Unidos y en la OTAN, que insisten
en que debe evitarse toda tentación de duplicar esfuerzos y medios.
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