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DINAR LINEAS AEREAS

QUE SE JUEGAN GOBIERNO, PERONISMO, CENTROIZQUIERDA Y LA UCR
El voto en tiempos de cólera

Ni siquiera la perspectiva de renovar
un santuario de la corrupción, el Senado logró poner pimienta a las elecciones de hoy. Los argentinos votan con la certeza de que el voto protestón será alto y que, saque lo que saque, el peronismo es la única fuerza que emergerá con capacidad de fastidiar al Gobierno más de lo que el Gobierno se molesta a sí mismo.

Por Martín Granovsky

Solo dos certezas encierran las elecciones de hoy. Certeza número uno: lo que suceda en la Argentina hasta el 2003 dependerá de la benevolencia del peronismo, la única fuerza capaz de obstruir al Gobierno más de lo que el Gobierno se obstruye a sí mismo. Certeza número dos: la cantidad de votos en blanco y los anulados voluntariamente marcarán el horror del argentino promedio ante los políticos, que han quedado, para decirlo en términos maniqueos y muy al día, como la encarnación del Mal. El resto son incógnitas o, más bien, estrellas fugaces de las que el miércoles habrá poco recuerdo.
Los historiadores odian construir escenarios que comiencen con la frase “Qué hubiera pasado si...”. Pero el juego, tal vez inútil, es de todos modos irresistible en un punto: todo podría haber sido distinto si Elisa Carrió se hubiera presentado como candidata a senadora por la Capital Federal. No lo hizo por una razón explícita y otra probable. La explícita fue que solo quería ser senadora representando, dijo ella misma, a “los pobres del Chaco”. Tampoco concretó esa idea, cosa incomprensible, por lo cual el argumento termina siendo muy débil. Lo más probable es que su abstinencia electoral se haya debido a una intuición que se reveló equivocada: la Argentina no llegaría a las elecciones porque un cataclismo se abatiría antes sobre el país. Es la vieja tentación nacional de ver al país como una sucesión de catástrofes agudas cuando, en general, quitando al 24 de marzo de 1976, las catástrofes son aquí en cuotas. Son crónicas, no agudas.
La catástrofe aguda hubiera dejado a Carrió como evidente adversaria del peronismo en una eventual carrera presidencial anticipada, default y renuncia de Fernando de la Rúa mediante.
En cambio la catástrofe en cuotas –la ciénaga, el declive constante– requería su presencia en el juego normal de la democracia representativa. Carrió tiene hoy un índice de popularidad menor que tres meses atrás -quizás un 50 por ciento ante un 70–, pero no hay dudas de que habría triunfado en la Capital Federal frente a Rodolfo Terragno y Gustavo Beliz. En ese caso, hubiera acelerado la fragmentación de la Alianza y el éxodo hacia los alrededores de Alternativa para una República de Iguales, el ARI construida sobre la base de su carisma y el aparato del socialismo democrático.
Pero eso es lo que no fue. Lo que sí fue –el dirigente de derechos humanos Alfredo Bravo en lugar de Carrió– deja abierta una incógnita, quizás la única de las elecciones de hoy: ¿quién gana hoy a senador por la Capital, Bravo o el radical aliancista Rodolfo Terragno? Con toda la provisoriedad que tiene un resultado electoral, puede pronosticarse que si gana Bravo la transfusión hacia Carrió y el ARI será más rápida. Pero, si gana Terragno, al margen de que el ex jefe de Gabinete quedará como un presidenciable radical junto al chaqueño Angel Rozas, el efecto inmediato es que será más lenta la articulación del centroizquierda y podría quedar descartada una ruptura del radicalismo.
Un triunfo de Bravo produciría una rápida huida del Frepaso de la Alianza. No tendría por qué ser orgánica, ciertamente, pero podría ser muy profunda en el bloque de diputados, ya diezmado pese a la honestidad y la transparencia de Darío Alessandro. La permanencia de Juan Pablo Cafiero en Desarrollo Social parece precaria, y los cuadros del Frepaso son ya pocos en el Ejecutivo. Apenas Marcos Makón, Rafael Bielsa, Diana Conti y Adriana Puiggrós. El sitio más fuerte del Frepaso es la jefatura de Gobierno de la Ciudad, donde Aníbal Ibarra consiguió mantener la Alianza sin cavallizarse y ensayó, a la vez, un modelo distinto del estaticidio en boga. Pero el lugar de Ibarra no es fácil:
- Si Terragno gana, habrá apostado a ganador, a tal punto que su apellido entrará en la Cámara de Senadores. Pero también habrá quedado máscerca del Gobierno nacional: Terragno ha realizado una habilísima campaña opositora a Cavallo, pero es el candidato que De la Rúa anunció que votará.
-Si gana Bravo, Ibarra habrá perdido en términos personales, pero Carrió lo necesitará para articular el centroizquierda hacia el 2003, si es que se llega.
Una derrota de Bravo serviría, en principio, para otro panorama en el centroizquierda. En este caso, el Frepaso confía en coordinar acciones con el radicalismo, reclamando un cambio de política al Gobierno sobre todo en política social y renegociación de los pagos de la deuda pública. Incluso sus economistas están estudiando la posibilidad de salir del régimen de Déficit Cero consiguiendo financiamiento interno para emprendimientos productivos.
“Si al final nos vamos, lo haremos después de haber indicado dónde está la salida para el país”, dijo a Página/12 un dirigente frepasista.
En cualquier caso, el espacio del centroizquierda se dirimirá entre dos polos. De un lado, Terragno. Del otro Carrió, que llegará a contar con entre 25 y 30 diputados, lo cual no está nada mal para una fuerza tan nueva.
El Polo Social de Luis Farinello no parece hoy en condiciones de terciar en esa puja, y es posible que también quede centrifugado, por lo menos en Diputados y en la provincia de Buenos Aires.
La izquierda de matriz leninista o trotskista hará una excelente elección en la Capital. Pero se presenta desperdigada, como siempre, y además su crecimiento no parece implicar una futura coordinación con el ARI o el Frepaso. En todo el mundo, los espacios de centroizquierda y de izquierda tradicional actúan cada vez más separados. El Partido de los Trabajadores de Lula, en Brasil, con 22 millones de votos en la última elección, suena como una maravillosa rareza muy difícil de exportar.
¿Y el radicalismo? ¿Se irá? ¿Alfonsín enfrentará abiertamente al Gobierno? Nadie quiere discutirlo siquiera en público. Más bien: en público, ningún radical admite la discusión. ¿Y en privado? La admite pero enseguida viene el pronóstico: nadie se va. Es una forma de decir que la UCR está dispuesta a inmolarse junto con el Gobierno, que solo parece capaz de salvarse con un milagro como una increíble expansión de la economía mundial en el 2002, tan increíble que hasta logre sacar a la Argentina de su estado catatónico. Si esa perspectiva ya era difícil, parece remota luego del atentado del 11 de setiembre y su efecto recesivo sobre el capitalismo global.
Agotada la magia de Domingo Cavallo, el Gobierno solo atinó a comprar tiempo con el megacanje y los nuevos canjes programados para esta semana. Pero la compra de tiempo era, justamente, para que la Argentina quedase bien situada cuando la locomotora norteamericana acelerase la marcha. Y resulta que no solo no aceleró sino que, hasta nuevo aviso, va para atrás, con el resultado adicional de que, según el Fondo Monetario, el área más perjudicada por el parate será América latina.
Tal como publicó ayer Página/12 en exclusiva, los nuevos remedios de Cavallo no apuntan a la heterodoxia que seducía a Raúl Alfonsín –los planes de competitividad o la estrategia de bastardear, sin decirlo, la Convertibilidad, para salir de ella con el disimulo de una canasta de monedas– sino a la ortodoxia que le costó la carrera política a Ricardo López Murphy. El ministro quiere achicar al Estado no como alternativa al Déficit Cero sino como única garantía de que, cuando se apague la luz sobre la caja, cuando no quede ni yerba de ayer secándose al sol, cuando estén secas las pilas de todos los timbres que vos apretás, se encenderá el espíritu FIEL de Manuel Solanet.
Y aquí es donde aparece el papel del Partido Justicialista, que será hoy el triunfador. Relativo, si no supera el 45 por ciento de los votos anivel nacional o ni siquiera perfora el techo del 40 por ciento, pero triunfador al fin. Con el Gobierno aletargado y sin reflejos, o con el reflejo condicionado de esperar el círculo virtuoso liberal que nunca llega, el peronismo seguirá controlando el Congreso y la mayor parte de las provincias, además de las CGT que anunciaron su unificación, y así tendrá la capacidad de graduar el suministro de oxígeno.
El más suelto de los enfermeros será Eduardo Duhalde. No gobierna.
A medio camino figura Carlos Reutemann. Gobierna, pero hasta el momento la crisis parece no rozarlo.
Y más exigido está José Manuel de la Sota. En Córdoba, su fórmula consistió en sintonizar con el popular espíritu antipolítico –como si el costo de los cuerpos colegiados hubiera perjudicado a la Argentina más que las sobretasas financieras– mientras relojeaba los índices económicos teniendo in mente la suerte de Carlos Ruckauf, averiado por el riesgomalaria.
Si pueden, los tres darán aire a la decadencia de De la Rúa mientras dirimen la interna. El problema es si De la Sota percibe en algún momento que tanto oxígeno a De la Rúa quizás asfixie sus propias posibilidades presidenciales. Ese sería el escenario de la mayor crisis política y, probablemente, el de las temidas elecciones anticipadas.
¿Alcanzará el apocalipsis para volcar en favor de la política el caudal de votos en blanco o anulados que inundará hoy las urnas? Puede ser, pero conviene recordar, una vez más, que aquí el apocalipsis viene en dosis y por eso el desafío para los políticos es sobrehumano. No es fácil sobrevivir cuando la depresión económica devora uno o dos líderes populares por año.

 

Cómo votar, dónde votar

- El horario de votación es de 8 a 18 en todo el país.
- Para votar se debe utilizar el DNI, la libreta cívica o la de enrolamiento, indistintamente. No sirven ni cédulas ni pasaportes.
- No hay problema con votar con un documento que sea duplicado o triplicado –o copia legal del original– aunque en el padrón figure como “original”.
- Para evitar trampas, lo que sí está prohibido es votar con un documento “anterior” al que figure en el padrón: si está registrado un duplicado, por ejemplo, no se puede usar el original que finalmente apareció. Hay que usar el duplicado.
- Si ya no quedan lugares libres en las páginas donde se sella el voto, el presidente de mesa debe sellar la libreta en cualquier otra página en blanco.
- El Registro Nacional de las Personas todavía tiene para entregar 3000 DNI tramitados a último momento. El RNP abre mañana en el mismo horario de la votación en la carpa de Parque Lezama, en Jujuy 468 y en los CGP. Para retirarlos hay que ir al lugar donde se los tramitó.
- Todos los mayores de 18 y menores de 70 tienen obligación de votar.
- Los mayores de 70 votan si quieren. Los internados pueden pedir una urna ambulatoria.
- Sólo están eximidos del deber de votar los enfermos inmovilizados por su enfermedad y los que estén a más de 500 kilómetros de su lugar de votación. Pero deben hacer la denuncia en la comisaría más cercana y presentarla después a la justicia electoral.
- Si uno tiene documentos y está en su lugar de residencia, pero no puede votar porque no figura en el padrón, también debe hacer la denuncia.
- Para asegurarse de si uno aparece en el padrón de la Capital o para saber dónde se vota, se puede llamar al 4371-1330 (secretaría electoral). Para consultar el bonaerense, al 0221-483-1167, 424-4775 y 427-7236 (Junta Electoral de la provincia de Buenos Aires).
- Por Internet, la página del poder Judicial –www.pjn.gov.ar– la de la guía electoral –www.guiuiaelectoral.com.ar– y la de la UCR -www.ucr.org.ar– tienen buscadores especializados.
- En persona, los locales partidarios tienen padrones del barrio o circunscripción.

 

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