Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


Todo hace presagiar un buen día
para las fuerzas de la izquierda

En la Capital Federal, un voto consolidado y parte del voto protesta aumentará la chance de la izquierda para ingresar a sus hombres a la Cámara baja. No ocurre lo mismo en la provincia. La suerte del ARI y el Polo
Social, una novel centroizquierda.
Chances: La candidata a diputada de Izquierda Unida, Patricia Walsh, y el ex diputado Luis Zamora aparecen con serias chances de llegar al Congreso.

Por Martín Piqué

Tuvieron que esperar cuatro años, pero ahora parece que se les va a dar. Después de tanta sequía, que soportaron con una combinación de desilusión y paciencia, ya se habían acostumbrado a mirar de lejos las bancas del Congreso. Desde 1997, cuando la coalición Izquierda Unida no pudo renovar el mandato del diputado Floreal Gorini, comunistas, trotskistas y socialistas participaron de varias elecciones, a veces agrupados en un frente, otras en forma independiente, pero siempre con un resultado módico, escaso, que apenas permitía elaborar algún análisis a largo plazo que escapara al pesimismo. Las votaciones terminaban, siempre, con un dato cruel, pero inapelable: no habían logrado colocar a ningún legislador en el Parlamento. Sin embargo, la mala racha podría concluir hoy a las 18, cuando finalice la votación y los sondeos de boca de urna anuncien que la izquierda obtuvo una o más bancas. Lo prueban las encuestas más recientes, que detectan un notorio crecimiento del “voto de izquierda” en la Capital.
En el distrito porteño, tradicionalmente afecto a la oferta electoral progresista, es donde los partidos de la sinistra se juegan sus mejores cartas. La candidata a diputada de Izquierda Unida, Patricia Walsh, y el ex diputado (1989-1993) Luis Zamora, quien se postula al mismo cargo por Autodeterminación y Libertad, aparecen con serias chances de llegar al Congreso. Con el eventual retorno de Zamora a la tarea parlamentaria, se haría realidad una curiosa vuelta de la historia: el abogado de derechos humanos que fundó el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) (una fracción mayoritaria del MAS que se escindió del partido) y que a principios de 1999 decidió abandonar la política, podría convertirse en un potencial aliado –o adversario– de sus ex compañeros.
La cuestión empieza a perfilarse, pese a que los candidatos izquierdistas no quieren hacer “futurismo” porque temen que se repita lo que ya han bautizado como el “efecto Pinky” (“Hay que esperar hasta último momento, en especial después de que Pinky dijera `Mi querida Matanza’”, reconoció a Página/12 uno de los nominados). De todas formas, la posibilidad de llegar al Congreso, que algunos ven cercana, ya motiva variados análisis: por ejemplo, Vilma Ripoll (MST-Izquierda Unida), una vieja compañera de ruta de Zamora, responde con cautela (y revela ciertas internas) a la hora de hablar de alianzas con el abogado y vendedor de libros. “La presencia de Luis (Zamora) en la Cámara va a ser un desafío para él. Nosotros vamos a intentar trabajar en conjunto, pero no sabemos lo que va a hacer: no tiene programa, y el compromiso con la honestidad es la idea del ARI, que es un nuevo Frepaso”, afirmó Ripoll.
Otra es la sensación cuando se habla con Walsh, a quien las encuestas le pronostican una muy buena elección. Será ella, como primer candidata a diputada por IU, quien debería compartir proyectos con Zamora dentro del Congreso. Para eso, claro, ambos deberán ser electos. “Yo no tengo ninguna duda que, aquellos que somos de izquierda, como Luis Zamora, tenemos que ser capaces de avanzar en la unidad. En nuestro caso, las bancas de Izquierda Unida van a estar al servicio de la construcción de mayor unidad”, dijo Walsh a este diario.
Pese a que los interesados ya están pensando en el día después, la elección de la izquierda en Capital será uno de los rasgos significativos del comicio. Según la encuestadora Graciela Römer, “el voto por la izquierda es un voto consolidado desde ya hace unos meses” y podría alcanzar, en la ciudad, un porcentaje variable de “entre 8 y 10 por ciento”. “El crecimiento de los partidos de izquierda es un dato. Desde hace meses veíamos un crecimiento de la izquierda, y esto además tiene un antecedente inmediato en la última elección para la Legislatura porteña, donde la izquierda logró cinco legisladores, entre IU, PO y PH”, señaló la titular de Römer y Asociados.
Uno de los factores que podría contribuir para que la izquierda haga una buena elección es la enorme cantidad de votos en blanco e impugnados que se registrarán en las urnas. Esos votos reducirán el conjunto de sufragiosválidos, lo que a su vez reducirá los porcentajes necesarios para obtener un cargo. De cualquier manera, en Capital, de acuerdo al sistema D’Hont, cada partido de izquierda deberá sumar al menos el 6,5 por ciento para obtener una banca. Si lo logran, habrán alcanzado (o tal vez superado) el buen resultado que obtuvieron en la elección de jefe de gobierno porteño del 7 de mayo del 2000, cuando todas las fuerzas izquierdistas superaron levemente el 10 por ciento. Y habrán superado, además, el 7,5 por ciento que cosecharon en la presidencial de 1999, sumando los números de los candidatos a diputado de las distintas agrupaciones. Muy lejos de aquel 1997, en el que Gorini no pudo renovar su mandato, y toda la izquierda sumó apenas el 3,70.
Si en la Capital los augurios son victoriosos, en la Provincia de Buenos Aires los pronósticos son, por cierto, casi opuestos. Al menos para las fuerzas de la gauche tradicional, como IU y el Partido Obrero. Los sondeos le dan mejores chances a este último, que postula a Jorge Altamira, aunque los números no le prometen un lugar en el Congreso. “Está en juego ver si el crecimiento electoral nos permite superar el 3 por ciento –afirmó Altamira a este diario–. Yo tengo expectativas, lo que ocurre es que no está descontado, y ahora no nos queda otra que esperar los resultados.”
En ese distrito, los que sí tienen buenas chances son los partidos de centroizquierda, como el ARI y Polo Social, que incluyen a algunos dirigentes de izquierda, pero se caracterizan por una identidad política más amplia, que rescata elementos de lo “nacional y popular” –en el caso del frente que lideran Luis Farinello y Alicia Castro–, y una tradición republicana de lucha contra la corrupción, si hablamos del ARI. El cura de Quilmes podría superar el 10 por ciento de los votos, y aunque quedaría afuera del Senado, se perfilaría como la tercera fuerza política bonaerense. El partido armado por Elisa Carrió, en tanto, hará una buena elección pero sufrirá el desconocimiento que pesa sobre su principal candidato, el médico Jorge Barrachia. Claro que la apuesta mayor de “Lilita” no está en la Provincia, sino en la Capital, donde una victoria de Alfredo Bravo convertiría al ARI en una de las vedettes de la elección.

 

PRINCIPAL