El sentido del voto
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Por Horacio Verbitsky El desinterés por las
elecciones se manifestará en forma plena hoy porque se ha difundido
la impresión de que los resultados no afectarán en forma
significativa la situación general. Lo principal que parece estar
en discusión es cómo se conformará la coalición
que siga sosteniendo la política en aplicación desde hace
tres lustros, de la cual a partir de mañana se irán anunciando
las distintas medidas que el propio gobierno dejó trascender en
las últimas semanas. Todas orientadas a mantener y profundizar
el ajuste. Ultimos sondeos Los cuadros que se publican en esta página agrupan los últimos
sondeos realizados por algunas de las principales empresas locales, aquellas
que siguieron midiendo intenciones de voto hasta último momento.
A la indiferencia colectiva se suma la penuria económica de los
partidos políticos y de los gobiernos nacional y provinciales,
que son los principales clientes de las empresas de sociología
de mercado. Por eso las mediciones han continuado hasta concluir la campaña
en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pero no en la provincia
de Buenos Aires, donde casi todas las encuestadoras cesaron su labor por
lo menos una semana antes. En la Capital Federal tres fórmulas
aparecen tan próximas que es imposible asegurar quiénes
serán electos para el Senado. En la provincia de Buenos Aires,
en cambio, surge un claro vencedor y la única duda que subsiste
es por el segundo lugar, si bien disminuida en las últimas semanas.
La comparación es de algún modo incorrecta desde un punto
de vista metodológico, ya que se trata de investigaciones realizadas
en días y con métodos distintos. También los resultados
están presentados en forma dispar. A los efectos de atenuar estas
diferencias, no se incluyen en el cuadro general encuestas en las que
se hayan proyectado los votos de indecisos. La prohibición En noviembre del año pasado la Legislatura local sancionó
una ley que regula el financiamiento de las campañas políticas
y pone límites a losgastos destinados a la propaganda electoral.
Su artículo 5 prohíbe la difusión, publicación,
comentarios o referencia, por cualquier medio, de los resultados de encuestas
dentro de las cuarenta y ocho horas anteriores a la iniciación
del comicio y hasta tres horas después de su finalización,
lo cual incluye los sondeos a boca de urna entre quienes ya han votado.
El castigo por la violación de la norma es una multa, desde un
tercio hasta la mitad del centimetraje o minutaje de publicidad del medio,
según sea gráfico o electrónico. En mayo de 1999
la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de
Diputados había aprobado un dictamen muy similar. La sanción
serían multas desde 5.000 hasta 100.000 pesos, y penas de prisión
desde dos meses hasta dos años. No fue sancionado porque forma
parte de la reforma política más general, sobre la que no
ha habido acuerdo hasta ahora. La francesa Entre quienes defendieron ese criterio restrictivo de la libertad, se
argumentó con el caso de Francia, donde regía desde 1977
una prohibición similar. Pero hace un mes y medio la sala penal
de la Cámara de Casación, el más alto tribunal francés,
la soslayó por considerar que violaba la Convención Europea
para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales.
Entre la primera y la segunda vuelta de las elecciones legislativas de
1997, el diario Le Parisien publicó un sondeo realizado
por una empresa especializada y un análisis de los probables resultados.
El órgano que supervisa la corrección de los comicios demandó
al director del diario, Philippe Amaury. En junio de 2000 un juzgado correccional
de París aceptó la demanda considerando que la veda durante
la semana previa a una elección era condición necesaria
para la libre decisión de los electores, cuya reflexión
y voluntad debían ser preservados de esa influencia. La Cámara
de Casación no estuvo de acuerdo. Ante la apelación del
director de Le Parisien el tribunal recordó que el
artículo 10 de la Convención Europea garantiza la libertad
de recibir o transmitir informaciones o ideas. Este derecho no puede ser
sometido a restricciones, salvo que éstas constituyan medidas
necesarias, dentro de una sociedad democrática, para garantizar
la defensa nacional, la integridad territorial o la seguridad pública,
la defensa del orden y la prevención del delito, la protección
de la salud o de la moral, de la reputación o los derechos de un
tercero, para impedir la divulgación de informaciones confidenciales
o para garantizar la autoridad y la imparcialidad del Poder Judicial
. El artículo 14 añade que el goce de esa libertad debe
asegurarse sin distinción alguna. La Cámara de Casación
entendió que la prohibición de difundir sondeos no protegía
el derecho de los votantes a la libre elección ni respondía
a necesidad social imperiosa alguna. Además era discriminatoria,
ya que mientras la prensa francesa no podía publicarlos, eran accesibles
a través de Internet. En consecuencia, declaró que se había
instaurado una restricción a la libertad de recibir y comunicar
informaciones, que no es necesaria para la protección de los intereses
legítimos enumerados en el artículo 10, inciso 2 de la Convención
Europa, y que al ser incompatibles con esasdisposiciones convencionales,
no podían servir de fundamento a una condena penal. Si la
Cámara de Casación hubiera actuado de otro modo, Le
Parisien hubiera recurrido a la Corte Europea de Derechos Humanos,
que hubiera fallado en su favor, obligando de ese modo al estado francés. Desilusión Además de los impecables argumentos jurídicos de la Cámara de Casación, los fundamentos del artículo prohibitivo de la ley porteña pueden ser atacados desde el más llano sentido común. Durante los debates previos a su sanción se adujo que la publicación de encuestas podía influir a los votantes. Por supuesto, no se profundizó en qué sentido operaría esa influencia. El cuadro de intención de voto para Senadores, por ejemplo, indica que ni Rodolfo Terragno ni Alfredo Bravo tienen asegurada una banca en el nuevo Senado, ya que una atropellada de último momento todavía podría darle la victoria a Gustavo Beliz, postergando a uno de los dos favoritos. Al conocer este dato objetivo, es posible que un porcentaje de indecisos, de reacios al voto y/o de partidarios de la anulación, decidan cambiar su criterio y, aun a desgano, concurran a votar para impedir el éxito del ex speechwriter de Carlos Menem y ex aliado de Domingo Cavallo. Pero tampoco puede descartarse que cierto número de simpatizantes de Horacio Liendo lo abandonen para beneficiar a Beliz. Nadie podría prever sin una investigación específica sobre ese punto de qué modo afectarían estas mudanzas simultáneas el resultado final. En cambio, es obvio que la información oportuna sobre las perspectivas de cada candidato, amplía el espacio de decisión de los electores. En el caso de las elecciones del domingo, esta mayor libertad de decisión sólo se aplicaría negativamente. En el ejemplo, sólo serviría a quienes desean impedir que se imponga un candidato al que rechazan. Pero ese no es un problema que pueda achacarse a la difusión de la encuesta. Por el contrario, remite al problema central, que es la falta de ilusión en que la victoria de algún candidato sirva para cambiar algo. Nulidad y recuperación Las diversas encuestas de opinión coinciden en señalar que crecerá por encima de lo habitual el porcentaje de aquellos que no concurrirán a la mesa de votación, sufragarán en blanco o buscarán anular su voto, para lo cual circulan boletas con candidatos imposibles, reales e imaginarios, vivos y muertos. Los encargados de mesa deben prepararse incluso para las bromas pesadas que podrán encontrar dentro de los sobres. Esto ha sido estimulado tanto desde la frivolidad de la derecha golpista como desde la exasperación de la izquierda que se cayó del mapa. También a partir de posiciones que deploran la degradación ostensible del proceso democrático pero no aspiran a demolerlo sino a recuperarlo. El ex peronista Pablo Bergel, que acompañó a Carlos Auyero en la fundación de la Democracia Popular y el Frente Grande, sostiene que hoy habrá una huelga de ciudadanía, una desobediencia masiva, un corte de ruta de los ciudadanos a un sistema de representación que no representa, sino que sistemáticamentedesobedece y expropia el mandato popular . A su juicio, esto no implicará un decaimiento en la voluntad participativa de la sociedad ni un abandono de las convicciones democráticas ya que el estado de movilización de la sociedad argentina, en el mayor nivel desde los 70, muestra lo contrario: existe una creciente politización, un aumento de la participación y la demanda pública ciudadana, pero esa energía democrática, al no encontrar expresión leal y consecuente en el sistema político, se expresa por fuera y en contra de éste, develando su crisis profunda. Bergel propone la masiva introducción de instrumentos y prácticas de democracia directa (algunas, como la iniciativa y la consulta popular, y el presupuesto participativo, ya existen en la Constitución pero son incumplidas por el régimen). Sostiene que la representación por medio de mandatarios debe ser subsidiaria y subordinada a la decisión directa de los ciudadanos en temas nacionales y locales. Cuando la delegación se torna funcionalmente imprescindible, dice, debe estipularse un contrato electoral entre representante y representados, que fije el objetivo, modalidad y finalidad del mandato, su forma de control y derogación por parte de los ciudadanos. Un primer experimento en ese sentido será la Consulta Popular convocada por el Frente Nacional contra la Pobreza, dice Bergel. (El Frenapo no auspicia la anulación ni el votoblanquismo y entre sus promotores hay dirigentes de diversos partidos que hoy presentan candidaturas). El 13 de diciembre es la fecha dispuesta para esa consulta. Ese día, sigue Bergel, se votará por la creación de un salario básico de ciudadanía, para que ningún hogar quede por debajo de la línea estadística de pobreza. Allí sí habrá democracia de contenido y forma; ese sí será un voto claro e inexpropiable; en esas experiencias de democracia directa, así como en las asambleas piqueteras, se van forjando las nuevas prácticas y voluntades constituyentes de una sociedad, donde la democracia y el voto no sean lágrimas de cocodrilo derramadas en vano, concluye. |
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