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JORGE YOMA DESAFIA A LOS HERMANOS MENEM EN SU ULTIMO BASTION
Rebelión en la granja riojana

Un conflicto docente, por un atraso en el pago de los sueldos, puso en jaque el comicio. Pero la medida se levantó. Yoma, que va por fuera del PJ, enfrenta a Eduardo Menem. El clientelismo.

Jorge Yoma, aliado con un sector de la
UCR y el Frepaso, puede dar una sorpresa.
Eduardo Menem cerró su campaña
de la mano de Cecilia Bolocco.


Por Marta Dillon
Desde La Rioja

La amenaza fueron trescientas mujeres. Trescientas docentes que tomaron las calles de Chilecito guiadas por la bronca que encendió no haber cobrado sus sueldos. Como rehén, liberada por la tarde en una abrupta toma de conciencia, la jornada electoral, a la que por la mañana del sábado se apuntó directamente: la intención de las maestras era quemar las boletas oficialistas, retirar cada pasacalle que anunciara a esos candidatos y olvidar las responsabilidades que muchas de ellas tenían como presidentes de mesa. Aunque más tarde, cuando estaban a punto de tomar la sede local del Partido Justicialista, la moderación haya volcado la movilización hacia un modesto corte de calles frente a la plaza Caudillos Federales, una marcha de antorchas por la noche y un intervalo en las medidas de fuerza hasta el lunes, cuando las cartas para la hegemonía menemista desde 1973, puesta en jaque por el frente que dirige el disidente peronista Jorge Yoma y su aliado, el también disidente, pero radical, Gastón Mercado Luna, estén echadas.
El lugar común de la tensa calma podría haber sido útil para describir el clima electoral en La Rioja si no hubiera sido por el incidente en la segunda ciudad de importancia en la provincia, Chilecito, conocida como la perla del oeste. Es justamente esa cuenta la primera que se desprendió del collar de intenciones de Eduardo Menem, quien enfrenta su primera elección democrática para conservar la banca en el senado que ocupa desde hace 18 años. En ese distrito, según la última encuesta de Mora y Araujo, el Frente para Todos que lidera Yoma llevaría una ventaja del 25 por ciento. Las interpretaciones sobre la fugaz revuelta difieren. Para el hermano del ex presidente, que cerró allí su campaña flanqueado por Cecilia Bolocco de Menem, “se han aprovechado los opositores por un atraso en los sueldos que no es responsabilidad del gobierno provincial; la Nación debe 28 millones y sólo se necesitan 3 o 4 para pagar el 15 de octubre que es cuando vence el plazo”. El también senador justicialista y candidato a igual puesto Jorge Yoma, tiene su versión: “Es la estupidez de Eduardo Menem de decir, no me vas a votar, no te pago. Y justo relegaron a los de Chilecito. Lo que buscaron es una convulsión para suspender el comicio. Resulta que antes de ayer regalaban nafta en la caravana oficialista y hoy no tienen para pagar a los docentes ...”
La amenaza se diluyó. Aun cuando buena parte del electorado sienta presiones tan omnipresentes como ese cielo plomizo que parece haber aplastado a la capital provincial. “¿Cómo sé que usted es periodista? ¿cómo sé que no viene a ponernos la soga al cuello? Porque si decís lo que se vota después no te dan nada”. El hombre, 63 años, desocupado, se sincera a medias en una rueda de vecinos en el barrio 20 de mayo, un grupo de casillas al este de la ciudad, que en una visión estadística podría calificar como sector popular. El miedo es tan evidente como la tradición clientelista del sistema político de La Rioja. Recibir parece ser el sentido único de cumplir con el deber cívico. “¿Cuántos años llevo de votar? Ni me acuerdo, pero soy siempre la misma, un poco peor. Ellos cada vez tienen más. Pero opino que hay que votar al que te da, si no después te cierran la puerta en la cara”, dice Miriam Luna, de 63, que no piensa contradecir el mandato de quien hoy la pasará a buscar para acudir a las urnas. En los barrios del este, la elección pasa desapercibida. Pasa por esos personajes que acercan bolsones de comida, chapas o materiales, y que se presentan con sublemas, según lo habilitó la modificación a la ley electoral que suspendió las internas del peronismo en marzo. Fue entonces cuando Yoma, simplemente “el Negro”, decidió competir por fuera del PJ en la provincia y comenzó los acuerdos que cerrarían el Frente con Todos, hace apenas dos meses, junto con radicales y frepasistas. El clientelismo no es un método que deseche la flamante oposición. Gastón Mercado Luna, candidato a diputado nacional por el Frente para Todos, no sólo justifica la entrega de mochilas con la imagen de Jorge Yoma, incluso piensa que Carlos Ruckauf “copió” la idea para las famosas zapatillas con su firma. “La necesidad es mucha y en los recorridos de campaña tomamos conciencia del requerimiento, no hacer entregas sería iluso”, argumenta el radical disidente, resignado a quedar “ramaleado” después de esta apuesta por el resto de su partido del que espera no ser expulsado, ya que de conseguir la banca, el bloque radical sería su lugar natural.
“El problema no es entregar mochilas o conseguir chorizos para los fiscales de mesa. El problema es que eso se haga con fondos públicos”, dice Jorge Yoma que encuentra su principal obstáculo, hoy, en la ley de lemas. “Porque con la estructura del gobierno pueden bancar, por ejemplo, 14 listas en la capital y todas ellas llevan a los Menem, 14 listas de diputados provinciales y yo tengo cinco nada más, porque se necesita una estructura económica y de medios para abrir tantas listas. Desde los votos que es carísimo imprimir hasta los famosos chorizos”. Su coalición, en cambio, asegura Yoma, tuvo que pedir créditos. El mismo, dice, hipotecó su casa. La infinidad de sublemas podría tener un efecto rastrillo que mejoraría las chances de Eduardo Menem y su hermano preso, que posa en todos los afiches para donar algo de su charme al opaco candidato. “Nadie en el país tiene el carisma del ex presidente, es ridículo comparar. No estamos usando a Carlos, él tuvo un gesto de humildad que aceptamos. Pero no es fundamental, nadie duda que el peronismo es leal y no admite aliarse con un antiperonista”, dijo el senador por teléfono ya que, aseguró, tenía muchas visitas en el último día de veda electoral. Entre ellas seguramente contaba al hijo del histórico candidato radical a senador, Raul Galván, el tercero en cuestión de estas elecciones. Gustavo Galván, jefe de campaña de su padre -con una intención de voto menor al 15 por ciento-, llegó al mediodía a la casa de Eduardo, aunque no hubo datos sobre la conversación. Por primera vez desde hace casi treinta años la seguridad de la familia Menem tambalea y el fantasma del fraude echa más sombra que el mismo cordón montañoso que cerca la capital riojana. Los rumores hablan de sumas mayores a los 50 pesos para los fiscales y presidentes de mesa, la mayoría docentes, muchos que ni siquiera han cobrado su sueldo. Los mismos que, según el diario El Independiente, único en La Rioja, recibieron instrucciones del secretario de Educación, Miguel Asís, de no firmar las actas de escrutinio. Sólo queda enunciar otro lugar común: habrá que esperar que hablen las urnas.

 

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