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OTRA PISTA SOBRE LAS RELACIONES DEL COMERCIANTE DE ARMAS EN LA ARGENTINA
Al Kassar y los tres mosqueteros

Otra mala noticia para Menem: uno
de los tres empresarios investigados
el último miércoles por Telenoche tuvo relación con Monzer Al Kassar mientras montaba un negocio de minas de oro en Tucumán.

Dato: la Justicia argentina tiene datos que ligan a Aguirre con el comerciante que protegía a Amira Yoma justo cuando era directora de Audiencias.

Por Carlos Calviño *

Los protagonistas del último programa de “Telenoche Investiga” se comportaron como en un campeonato de fanfarronerías. Angel Ramini, alias “Papito”, recordó que había sido gerente de Alfredo Yabrán y se jactó de controlar a los jueces federales. Alberto Rossi, el arquitecto de Carlos Menem, apareció mandando saludos al “jefe”. Y Antonio Aguirre quiso dar una imagen de poder alardeando sobre su amistad con Monzer Al Kassar. Con un detalle interesante: tampoco él mintió. De ese modo terminó agregando una pista más sobre los contactos argentinos de Al Kassar, que siempre sobrevuela personajes relacionados con Menem como los tres mosqueteros del programa.
Al Kassar, como se sabe, consiguió un pasaporte argentino en tiempo record.
Rossi obtuvo una fortuna personal gracias a servicios prestados al fisco –por ejemplo, remozó la Casa Rosada– y a su cercanía con el ex presidente.
Ramini, Rossi y Aguirre formaron una empresa, Waste International, dedicada a enterrar desechos tóxicos.
Los tres dejaron sus casas y sus oficinas después del programa del miércoles.
¿Alguno habrá recalado en Marbella, donde reside Al Kassar? La respuesta le toca a Interpol. Pero la Justicia argentina tiene datos que ligan a Aguirre con el comerciante que protegía a Amira Yoma justo cuando era directora de Audiencias de la Presidencia y el contenido de sus valijas despertó la curiosidad de los jueces.
La pista de la relación entre ambos surge de una investigación sobre las inversiones de oro vinculada a dos empresarios tucumanos, Miguel Solanís y Roberto Chahla. Los dos hablaron ante el diario “La Gaceta” y frente al fiscal Héctor Musi.
Solanís dijo tener una sociedad con Al Kassar junto a Imperial Consolided (IC) para explotar los 19 pedimentos mineros de oro que él posee en los Valles Tucumanos.
Aunque se negó a revelar la identidad de los dos argentinos que actuaron como intermediarios, Solanís contó que “a Al Kassar la habría interesado invertir ese dinero en emprendimientos mineros en Tucumán y a través de él había logrado que la compañía inglesa IC formara parte de la sociedad”
También aseguró que “un amigo suyo le hizo el contacto para conocer a Al Kassar”.
Sin embargo, más adelante comenzaron a pelearse, según Solanís por problemas internos, y entonces el empresario les revocó los poderes.
“Yo hice un viajé a Londres y vi lo que era IC”, narró Solanís. “Ellos fabrican armas, químicos, instrumentos para extraer petróleo.” Observó que tenían “23 bancos en todo el mundo” y le pareció “una empresa seria”.
“A mí no me importa que Al Kassar venda armas”, dijo.
Llegó al comerciante gracias a Chahla, que “me presentó a un arquitecto en Buenos Aires que tenía mucha llegada con Al Kassar”, a tal punto que hablaría “todas las semanas con él”. Según Solanís, “Chahla cobró un porcentaje por esa operación”.
El 25 de enero último Chahla, que había suspendido sus vacaciones en Punta del Este, contó esta historia al fiscal Musi: “Conozco a Solanís por mi negocio (que es un comercio en la zona de El Bajo). Me dijo que quería hacer una explotación minera y me solicitó que le consiguiera inversores.
Yo hablé con el arquitecto Aguirre en Buenos Aires y le planteé el problema. Un día me llamó por teléfono Aguirre y me pidió que viajemos a Buenos Aires, pues ya había encontrado un inversor. Entonces vamos con Solanís y nos encontramos con Al Kassar. Luego viajamos todos a España y nos entrevistamos con integrantes de Imperial Consolided. En ese viaje en representación del sirio fue un miembro de una empresa llamada Caidal Panamá (aparentemente de su propiedad)”. Solanís después añadió una explicación misteriosa. Dijo que los ingleses, al ver en las imágenes satelitales que había oro, terminaron entregándole 4 millones de dólares en efectivo y 8,5 millones en avales de un banco caribeño de su propiedad. “Todo eso se lo quedó Al Kassar”, dijo. Y agregó que “cuando IC se enteró de quién se trataba, decidieron retirarse de la sociedad y que él no tiene actualmente ningún tipo de relación con ninguno de ellos”.
El enigma es por qué una empresa deja un proyecto de esa envergadura tras haber comprometido una suma tan importante de dinero. Y por qué los actuales socios de Solanís integran la empresa Conming Mineral Corporation, que sugestivamente es una subsidiaria de IC.
Solanís viajó a Inglaterra con los empresarios Jorge Aráoz y Antonio Botta y así en ese momento quedó más cerca de poder comenzar la explotación de oro a través de la sociedad Tucumán Mineral Corporation.

* Periodista de la Agencia PI.

 

¿Una huella de Bin Laden?
Por C. C.

El 14 de enero, el diario español El Mundo mencionó en un artículo de Alfonso Rojo una presunta triangulación en la venta de armas. Según Rojo, habrían participado una empresa inglesa, la Imperial Consolided, una empresa con inversiones mineras en Tucumán, Monzer Al Kassar y, dijo un confidente no identificado, un personaje bien conocido en estos días: Osama bin Laden.
De acuerdo con el artículo, detrás de la pista estarían los servicios secretos del Mossad (Israel) y el CESID (España).
Al Kassar se enojó. El 15 avisó a El Mundo que se reservaba los derechos para accionar contra el periodista y el diario por supuesta difamación. Dijo Al Kassar que el 27 de noviembre del año pasado había presentado una querella criminal en el juzgado de Instrucción número 5 de Marbella denunciando a los empresarios de IC Jared Brook y Lincoln Fraser junto al intermediario el griego Eduard Stamatiov. La presunta razón: haber “alterado maliciosamente el fin comercial de los acuerdos comerciales a los que habían llegado; con posterioridad le terminaron insinuando a mi cliente –escribió el abogado– unas operaciones ilícitas totalmente ajenas al sector minero”.
De esta forma indirectamente Al Kassar terminó reconociendo ante presentación a la Justicia española que, como mínimo, los empresarios le habrían efectuado una propuesta tras la cual habría gente muy importante. Y concretó una característica que se dio también en las operaciones de Tucumán: empresas perfectamente armadas que de golpe se extinguen como un kiosco de barrio.

 

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