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PRESTAMO DE CUATRO MILLONES DE DOLARES A LAS BODEGAS MENEM
Un viñedo con coronita financiera

Mientras los bodegueros riojanos ríen ��alcanza para hacer esa bodega cuatro veces�, dicen�,
no se explica cómo la endeudada empresa de Spadone y los Menem pudieron conseguirlo.

El crédito puede llegar hasta triplicar el capital de la empresa, que no tenía fondos en su cuenta.

Por Susana Viau

Las Bodegas Saúl Menem e Hijos SA recibieron en mayo de 2000 un crédito por más de 4 millones de dólares. Fuentes de la entidad financiera que concedió el préstamo explicaron a Página/12 que éste fue otorgado en base a una “garantía real” y por sus características puede alcanzar una cifra hasta tres veces mayor que el capital de la empresa. Subrayaron, asimismo, que el accionista mayoritario de la sociedad es Carlos Spadone. El dato dejó sin resuello a los vitivinicultores riojanos para quienes las bodegas Menem son un pequeño emprendimiento que apenas elabora el 1 por ciento de la producción total de la provincia. Aunque al final reflexionaron: “Y, bueno, todo puede ser. No se olvide que estamos en La Rioja”.
El crédito autorizado por el Banco de Galicia es de 4.043.100 pesos, el mayor de todos los obtenidos por la que fuera empresa familiar del ex presidente. Las otras deudas, de acuerdo con la información electrónica del Banco Central, corresponden a las que las Bodegas Saúl Menem e Hijos mantienen con el Banco Nación por 274.100 pesos; con el Velox, por 375.900; con el Fideicomiso del Banco La Rioja por 24.200 y con Ford Credit CFSA por 45.700 pesos, donde se encontraba en situación 3. En el listado no figura, sin embargo, el crédito otorgado por el Banco República (cuyo presidente era Raúl Moneta) por 273.511 pesos y que a la caída del República pasó al fideicomiso que administra el Banco Comafi.
Fuentes del Banco de Galicia explicaron que se trata de un crédito otorgado para desarrollos industriales y su tope es de tres veces el capital de la empresa solicitante del préstamo y no puede superar el 2,5 del patrimonio de la entidad financiera. Este diario preguntó entonces cuál era el capital de las Bodegas Menem sin obtener respuesta a este requerimiento.
En enero de 1997, la bodega fundada por el padre del ex presidente, también llamado Saúl, le debía un millón cien mil dólares a tres bancos y en siete meses la suma trepó a un millón trescientos. En setiembre, la deuda quedó reducido a la cuarta parte. Cómo se había hecho para saldarla y de dónde había salido el millón de dólares invertido en 20 hectáreas con riego por goteo era un misterio. El segundo martes de abril de 1998, tras una reunión familiar en Olivos, la venta del paquete accionario se oficializó. En la escribanía riojana Céspedes-Mercado había quedado la escritura que acreditaba que Carlos Spadone pasaba a ser el socio mayoritario. Como socio minoritario y bastión del apellido se mantenía el todavía entonces presidente de los argentinos. Un artículo de Ernesto Tenembaum en Página/12 hizo pública la novedad: “... Amado Menem, el hermano mayor y administrador de la bodega, recibió junto con sus hijos 350 mil dólares y al ex embajador en Siria y actual secretario privado Munir Menem le habría correspondido la mitad de esa suma porque su parte era menor”.
Carlos Spadone se había alejado del gobierno al que había financiado durante la campaña electoral y del que era asesor con rango de secretario de Estado luego de que una investigación de este diario demostrara que una de sus sociedades vendía leche en polvo no apta para el consumo humano para los planes con que el Ministerio de Salud y Acción Social atendía a lactantes carenciados. La renuncia al cargo no lo alejó del entorno y regresó como socio comercial del presidente. Fundada en 1932, la bodega que comenzó llamándose El Velasco y produciendo grapa era poco más que un rancho con piletones. “Mi padre y mi tío aprendieron rápidamente los secretos de la producción e incorporaron los conocimientos y la perspicacia para el comercio, recordaba el medio hermano Amado (el único de los Menem que no es hijo de Mohibe Akil) en una suerte de biografía llamada Yo, Carlos Menem, escrita por Enrique Pavón Pereyra. En 1989, Amado sería designado presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura. Al mismo ritmo en que los Menem se encumbraban, crecía el valor de la bodega, beneficiada por el decreto provincial 1774 firmado por el gobernador Bernabé Arnaudo (después presidente del Instituto Nacionalde Acción Cooperativa, INAC) que le concedió diferimientos impositivos por un millón seiscientos mil pesos. Dos decretos del sucesor de Arnaudo en la gobernación de La Rioja, Angel Maza, colocaron a la empresita bajo el escudo protector de la promoción industrial.

Por si las moscas

De cualquier modo, los esfuerzos por hacerle levantar cabeza a la firma que ya había cambiado su antigua denominación por la de Saúl Menem e Hijos eran infructuosos. Un año antes de iniciarse las conversaciones para su venta, el balance firmado por el sobrino contador Raúl Menem señalaba que el capital era de 300 mil pesos y que el resultado del ejercicio de 1996 era negativo con una pérdida de 74.896 pesos. Los conocedores del negocio y de la región agregaban que, igual, la bodega nunca había dado ganancias que superaran los 25 mil pesos.
Las cuentas que se sacaron cuando Spadone tomó el timón de la bodega aseguraban que si Amado había vendido su 37,5 por ciento en 350 mil y Munir su porcentaje de 25 por 250 mil podía afirmarse sin temor a errar que el dueño de Virulana y próspero empresario de espectáculos y medios Carlos Spadone se había hecho con el 62 por ciento desembolsando 600 mil. Y si eso era así, con el 37 por ciento restante (en manos de Carlos Saúl y Eduardo) Saú Menem e Hijos no valía más que 950 mil dólares. Como Carlos resolvió quedarse con el 12,5 por ciento, su parte, de acuerdo a esa ecuación, no iba más allá de los 100 mil pesos. Resulta difícil seguir los vaivenes del patrimonio de actual preso de Don Torcuato puesto que en 1995 declara a la AFIP que su participación accionaria en las bodegas y en la firma Karte totalizaba 693.411,90 pesos.
Tampoco es sencillo interpretar qué llevó a Spadone a meterse en el negocio de los vinos. ¿La amistad? ¿Su origen mendocino, tal como dijo, que lo tironeó a invertir en la provincia de La Rioja? ¿La euforia, todavía viva, que por aquellos días le hacía diagnosticar que la zona era un edén para la producción de vinos malbec “y el prestigio de la marca Menem fuera del país” le garantizaría ganancias astronómicas? La segunda opción falló en parte puesto que La Rioja, tradicional productora de torrontés, ha tenido que reconvertirse y buena parte de sus pequeños establecimientos están convocados. La tercera resultó un fiasco, al punto que tal como también informó este diario en una nota de Adriana Meyer de principios de setiembre, las etiquetas llevan ahora el nombre de San Huberto y El Velasco: la marca Menem se ha descubierto “piantavotos”. Es muy probable que la incursión de Spadone en la industria bodeguera responda a la primera razón: la amistad. En los cada vez más raleados reductos menemistas circula la versión de que, si bien la lealtad de empresario hacia su compañero político no se discute, Spadone tendría cierto temor a las consecuencias que podría acarrearle una aventura enológica en la que muchos creen ver el lavarropas riojano del ex presidente.
Es que tanto la prensa como las murmuraciones especulaban con que en realidad Carlos Menem comenzaba a armar un negocio que justificara su nivel de vida si se frustraba el proyecto re-reeleccionista y debía volver a la vida civil y a una actividad jurídica que le es casi por completo ajena, aunque haya inaugurado un estudio en la Capital, a pocas cuadras de la Casa Rosada, a cuyo frente colocó a un ex abogado del PAMI de apellido Baldi. Hoy, los productores riojanos se limitan a sonreír ante la mención de un crédito de más de 4 millones de dólares. Calculan que las bodegas Saúl Menem no producen, pese a la compra de algunas vasijas binarias de roble, más de 800 mil litros, contra 40 millones salidos de la Cooperativa La Riojana, de Chilecito. Después de La Riojana, dicen, siguen en importancia Mortegay, propiedad de Juan Willing, que aporta un 20 por ciento de la producción de la provincia, y Tecnacagua que se acerca con un 10 o 12 por ciento. Las bodegas de Spadone y el ex presidente,según ellos,tienen no más del 1 por ciento del total de vinos producidos por la provincia.
Los créditos, aún para las bodegas más importantes de la Rioja, son de difícil obtención “y a los bancos hay que dejarles hasta a la madre de uno en garantía”, bromean. Y a ojo de buen cubero estiman que con 4 millones “las bodegas Menem se hacen tres veces de nuevo”. Con todo, les parece casi natural que esa suma se haya concedido a la empresa: “¿por qué no? No se olvide que estamos en La Rioja?”, ironizan. En medios más avezados en cuestiones financieras y dados a descubrir conspiraciones sospechan, con menos gracia y una picardía que diluye la jeringoza financiera, que pudiera tratarse de un liso y llano “back to back”, es decir, la operación que bajo la forma de un préstamo permite reingresar y blanquear el dinero depositado en el exterior. Para abonar la hipótesis muestran como ejemplo una planilla tomada de la base de datos que el BCRA ofrece a los usuarios de Internet. Un mes y medio antes de otorgarse el crédito, el 9 de marzo del 2000, a Saúl Menem e Hijos (CUIT/CUIL/CDI 30504568772) se le rechazaba el cheque número 2987579 por valor de 210,24 pesos. En el rubro “Causal” se lee, en mayúsculas, “sin fondos”. La cuenta de la empresa en plena expansión estaba en cero; la fuente, inobjetable en este caso, era la Central de Cheques Rechazados. Tal vez un descuido.

 

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