Por Horacio Bernades
Quinientos años más
tarde, América parece estar descubriendo España.
Al menos, eso es lo que está pasando con el público estadounidense,
que parece hallarse bajo los efectos de un verdadero embrujo hispano.
Todo empezó con Antonio Banderas. Después, en rápida
sucesión, vino el Oscar a Almodóvar por Todo sobre mi madre,
la consagración de Javier Bardem con su papel de Reinaldo Arenas
en Antes que anochezca y el rotundo ascenso de Penélope Cruz al
Olimpo de las sex-symbols de Hollywood. El más reciente deslumbramiento
español lleva el nombre de Alejandro Amenábar, jovenmaravilla
de películas como Tesis (1995) y Abre los ojos (1997). Con Los
otros, Amenábar le pone la firma a su primer film angloparlante,
con el aval que representa tener a Nicole Kidman al frente del elenco.
Pero lo de Amenábar no termina ahí. Al tiempo que Los otros
se mantiene entre las películas más vistas en Estados Unidos
luego de dos meses en cartel, está por estrenarse la remake de
Abre los ojos, que llevará por título Vanilla Sky. Con guión
del propio Amenábar, la dirige Cameron Crowe (el de Jerry Maguire
y Casi famosos) y en el cast aparecen Tom Cruise, Penélope Cruz
y Cameron Díaz. A diferencia de tantos talentos importados que
al llegar a Hollywood tienen que pagar su derecho de piso dirigiendo films
de encargo, Los otros es un proyecto enteramente personal. Además
de dirigirla, Amenábar escribió el guión y encima
compuso la música. De costo módico y con una recaudación
que se prevé dejará pingües ganancias, recibida con
entusiasmo por crítica y público, Los otros le da a Amenábar
carta franca en Hollywood.
Producida por la compañía de Tom Cruise en asociación
con una subsidiaria de Disney, la película acaba de estrenarse
en Argentina y se apresta a hacerlo en varias de las más importantes
capitales del Norte. La película recupera las mejores tradiciones
del cine de fantasmas y hasta del cuento de miedo anglosajón, dándose
el lujo de ir totalmente en contra de las tendencias actuales en el campo
del fantástico y el terror. Sobre estas y otras cuestiones, el
realizador dialogó con Página/12. Maravillas de la telefonía
móvil, Amenábar respondió los requerimientos sin
dejar de desplazarse a través de Londres, por donde circulaba a
bordo de una limusina.
¿Cómo surgió el proyecto de Los otros?
Podría decirse que surgió en mi infancia, cuando detrás
de cada puerta entreabierta, cada armario y cada pasillo temía
la presencia de algo sobrenatural. Más adelante, algunos relatos
y películas me dieron la posibilidad de gozar con esos miedos antiguos,
y éstos reflotaron al mudarme a una casa muy grande en Madrid,
llena de habitaciones vacías y corredores. Los otros es mi homenaje
a todos esos temores y placeres, tanto de la realidad como de la ficción.
Si bien no hay citas literales, la película parece tener
un marcado aire de familia, con exponentes clásicos
del género, tanto cinematográficos como literarios.
Creo que sí. Podría nombrar Otra vuelta de tuerca,
de Henry James, así como su mejor versión cinematográfica,
que es The Innocents, de Jack Clayton, con Deborah Kerr en el papel de
la institutriz. Ahí, los fantasmas surgen a partir de la represión
del deseo, y creo que eso pasó a mi película,
tanto como una ambientación general (casona victoriana, sombras
y niebla), que es propia del relato gótico anglosajón. De
allí que haya ubicado la acción en una isla inglesa, a mediados
de los años 40. Tomé también ciertos datos
de la realidad, como el hecho de que la isla de Jersey fue el único
sitio del territorio británico invadido por los nazis, además
de tener, a diferencia del resto de las islas, una fuerte implantación
católica. Lo cual explica la fe religiosa del personaje de Nicole.
¿Qué otras películas tenía en la cabeza
al momento de escribir el guión?
Bueno, posiblemente todas... (risas) No pude dejar de recordar La
noche del cazador, de Charles Laughton, que evoca la atmósfera
de los cuentos de hadas y donde también hay una mujer que defiende
a unos niños a punta de fusil. Supongo que también se hizo
presente El resplandor, por esa combinación de aislamiento, presencias
extrañas y largos pasillos. No es raro, ya que Kubrick es uno de
mis directores favoritos. También Hitchcock, a quien le debo dos
cosas: el suspenso y Grace Kelly. De allí que el personaje de Kidman
se llame Grace.
Como ocurría con sus películas anteriores, el guión
de Los otros parece pensado hasta el más mínimo detalle.
¿Le llevó mucho tiempo escribirlo?
No, normalmente escribo rápido. Este me llevó tres
meses. Más tiempo insumió armar toda la producción.
Los otros es una película de estilo llamativamente clásico.
Parece una de los 40. ¿No tuvo miedo de que lo acusaran de
anticuado?
No, porque esta es exactamente la película que quería
hacer. Una en la que el miedo pasara más por lo psicológico
que por lo monstruoso y que, por lo tanto, se apoyara sobre lo sugerido,
lo insinuado, lo no visible. Me impuse ante todo contención y sobriedad.
Nada de sustos gratuitos ni de monstruos que se aparecen.
Nada de terror contemporáneo, podría decirse.
Así es. Yo soy un fan del cine fantástico, pero no
estoy nada conforme con sus expresiones actuales. No me gustan esas películas
de terror con adolescentes, y quería evitar el cliché del
asesino serial, así como el abuso de efectos especiales que arruina
exponentes recientes, como La maldición o Revelaciones.
¿No se encontró con ninguna objeción o sugerencia
por parte de los productores norteamericanos? Al fin y al cabo, Los otros
tiene producción de los hermanos Weinstein, responsables de muchas
de esas películas de terror con adolescentes.
Jamás me dijeron nada. Les gustó el guión y
decidieron producirla tal como yo la había imaginado.
En verdad, Los otros es más clásica que sus películas
anteriores, que estaban llenas de vueltas de tuerca y pecaban, tal vez,
de exceso de trama.
Es posible. Tesis y Abre los ojos tenían estructuras mucho
más complejas, trabajaban sobre planos superpuestos de relato,
con entrelazamientos de sueños y realidad virtual. Con Los otros
me planteé de entrada un relato absolutamente lineal, sin saltos
en el tiempo, y creo que también me di permiso para que el trabajo
con los actores modificara el guión, que estaba menos escrito
que las anteriores. Me dejé llevar, controlé menos.
Si en términos de estilo Los otros es muy diferente a Tesis
y Abre los ojos, en las tres pueden advertirse temas en común.
En los tres casos, lo que se percibe como real puede
ser una mera apariencia, y esto lleva a los protagonistas a un estado
de alienación. Por otra parte, en las tres es esencial el punto
de vista elegido, la perspectiva desde la cual los personajes perciben
lo que los rodea. Por lo tanto, también la perspectiva desde la
que el espectador lo hace.
¿Puede decirse que Los otros es la primera película
de fantasmas en la que son éstos los que tienen miedo de la gente
real y no al revés?
Lo mismo ocurre en El fantasma de Canterville, uno de los modelos
canónicos del género. Lo que me interesaba era salir del
maniqueísmo habitual, donde el bien está depositado en los
héroes, mientras que lo otro, lo desconocido, representa el mal.
Detrás de esa oposición subyace una idea que proviene del
catolicismo y en la que yo, como agnóstico, nocreo. Intenté
que los personajes tuvieran una identidad más compleja, menos binaria.
¿Proyectos en carpeta?
Trato de no apresurarme. Por el momento, estoy disfrutando de la
repercusión que está teniendo Los otros. Lleva tiempo separarse
de una película, y yo, por ahora, estoy metido en ésta.
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