Por Martín Granovsky
�Nos dijeron que no íbamos a poder contra un huracán surgido de las investigaciones parlamentarias, y pudimos�, dijo anoche Rodolfo Terragno. Hablaba, sin nombrarla, de Elisa Carrió. Y en ese punto no se equivocó: aunque Alternativa para una República de Iguales (ARI) quedó como una fuerza nacional, el hecho clave de no haber ganado ningún distrito, ni siquiera la Capital Federal, colocó grandes dudas sobre la forma en que se articulará el espacio político del centroizquierda de aquí al 2003. Si alrededor de Carrió, o más bien en torno de Rodolfo Terragno o Angel Rozas, los dos probables candidatos de la Alianza UCR-Frepaso para las próximas presidenciales.
Al cierre de esta edición Alfredo Bravo, candidato a senador por la Capital Federal, peleaba el segundo puesto con una leve ventaja sobre Gustavo Beliz. Bravo obtenía su banca por la minoría pero solo con el aporte de los votos de Juan Carlos Dante Gullo, que se candidateó a diputado pero llevó a Bravo como su postulante a senador. El problema es que, en la boleta de Gullo, la lista de Bravo senador tiene el número 88 y no el 137 que sí figura en la boleta completa del ARI, con Bravo senador y Héctor Polino diputado. Beliz podría, entonces, entablar una demanda ante la Justicia electoral. Podría decir que la Constitución establece que el segundo partido es el que coloca el senador por la minoría. Si el segundo partido es solo la lista 137, a Bravo no le alcanzarían los votos para acceder al Senado. En favor del ARI podría jugar un pronunciamiento anterior de la jueza María Romilda Servini de Cubría, que aceptó la presentación de Gullo con la candidatura de Bravo. Servini podría repetir, eventualmente, su criterio. Pero, ¿lo hará también la Cámara Electoral? A las 0.30 de hoy, los dirigentes del ARI confiaban en tener todas las cartas consigo, alentados porque con el 90 por ciento de las mesas escrutadas ganaban por 16,94 por ciento contra un 16,77 de Beliz y seguros de que el fallo de Servini había sido, en palabras de uno de ellos, �ineluctable�.
Al no haber ganado la Capital, algo que parecía seguro si la propia Carrió se hubiera presentado, la conclusión es que a escala porteña el ARI fue superado en la representación de la protesta contra el Gobierno. No solo le ganó Terragno. También la combinación de voto en blanco y voto voluntariamente anulado.
�Nuestra pelea es contra el régimen corrupto y de concentración del ingreso en la Argentina�, dijo Carrió anoche. Cuando le preguntaron si será candidata en el 2003 respondió: �Las dos veces que me presenté como candidata, gané. Pero de nada vale ser candidato a algo si es para mantener la desigualdad y la injusticia�. Y, con un argumento discutible, explicó el pobre resultado en la Capital por los menores recursos para publicidad electoral. �No estamos dispuestos a hocicar frente al poder económico�, dijo al completar ese concepto.
El ARI se concentró ayer en una doble lectura �optimista� de los resultados.
Dijo que había conseguido el milagro de armar una fuerza en 40 días.
Y explicó que, en esos 40 días, se había convertido, con alrededor de un millón trescientos mil votos, en la tercera fuerza nacional después del peronismo y la Alianza.
Ante esa realidad Terragno puso su pequeña cuota de ironía frente a Carrió pero también una propuesta. Pidió a �otras fuerzas progresistas� que �no sientan estos resultados como una derrota�. Algo así como �gané pero doy espacio�.
Terragno tiene un lastre por delante: el propio Gobierno.
Su discurso es opositor. Critica a Domingo Cavallo y pide abandonar de una vez el monetarismo. Pero el mismo hecho de que la Alianza no haya roto con el Gobierno �aun la Alianza 2001, como eligió llamarse� forma una zona difusa en la que le costará diferenciarse del desgaste oficial. En buena medida, esa relación con el desgaste estará dada por la realidad de que la UCR no es el partido de gobierno pero sí el partido al que pertenece el Gobierno.
Y en otra medida, que cada vez pesará más en los próximos dos años, la disputa electoral con el peronismo irá poniendo a Terragno o Rozas en la incómoda posición que sufrieron Eduardo Angeloz en 1989 y Eduardo Duhalde en 1999. Uno estaba a la derecha de Raúl Alfonsín. Pero era radical, y la híper lo castigó. Otro decía querer la reperonización del justicialismo. Pero había sido vicepresidente de Carlos Menem. El electorado no entendió tanta sutileza, o en todo caso creyó que necesitaba un cambio más nítido y votó a la Alianza.
Un ejemplo. Anoche, en el programa �Zona de investigación�, el radical Jesús Rodríguez dijo que el peronismo era corresponsable de la situación porque gobernaba Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe y controlaba el Senado. Segundos después el secretario general de la presidencia, Nicolás Gallo, eligió un adversario similar: criticó la deuda pública bonaerense sin que Rodríguez le replicara que el principal responsable era, como insiste Terragno, el ministro Cavallo.
Entretanto, el triunfo de Terragno indica que la Alianza sufrirá un proceso de centrifugación más lento. En otras palabras, que el Frepaso no romperá con el radicalismo y con el Gobierno, o al menos no lo hará en el corto plazo. Puede desacelerarse la huida de diputados desde el Frepaso hacia la creación de monobloques o hacia el ARI, que tendrá más de 20 diputados. Claro que no hay que desestimar la ayuda del Gobierno, que puede irritar a los legisladores con un plan de achicamiento brutal del Estado.
Puesto el cuadro en esos términos, el otro factor de gran peso en el centroizquierda es Aníbal Ibarra, que apostó fuerte a Terragno cuando éste ganó la interna y Carrió anunció que no se presentaría. Al revés de otros dirigentes del Frepaso, Ibarra conserva uno de los puestos ejecutivos más importantes del país (la Jefatura del Gobierno porteño), se desgastó mucho menos que su vecino de Plaza de Mayo y es probable que siga su típico estilo de moverse paso a paso en cada situación, esperando sin drama a que otros caigan y vayan quedando en el camino. Hasta ahora, el paso a paso le indicó que ni le convenía ni podía romper la Alianza. De ahora en adelante, sin embargo, su juego será cada vez más peligroso, porque en el 2003 deberá revalidar la Jefatura de Gobierno y para eso necesitará distanciarse más de la Casa Rosada.
El desafío de Carrió no es menor. Anoche insistió con orgullo en la falta de recursos del ARI, casi como si dijera que una Armada Brancaleone formada muy rápido había conseguido una gran cantidad de votos en relación con el poco tiempo transcurrido.
El dato es cierto, pero no alcanza a disimular que el ARI todavía no pudo lograr que su mayor fortaleza �la inorganicidad, los rasgos brancaleónicos, un liderazgo muy fuerte� sea al mismo tiempo su gran debilidad, sobre todo en una política tan cruel como la argentina en medio de la depresión económica. El otro elemento para medir en el futuro es si el discurso ya clásico de Carrió �la connivencia entre las mafias, el Estado, la concentración y el dinero negro� se convierte en algún tipo de propuesta para los problemas más urgentes como la asfixia de la deuda y la fractura social.
La incógnita, en el espacio de centroizquierda, es el futuro del Polo Social del cura Luis Farinello. Alcanzó una interesante votación en la provincia de Buenos Aires, apoyado en el discurso social de sus candidatos. Resta saber cómo jugará en un futuro de polarización.
Elisa Carrió no quiso despegarse de la imagen de Armada Brancaleone, con pocos recursos.
Anoche dijo que su prioridad sería seguir combatiendo lo que definió como �el régimen�. |
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