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elecciones 2001

OPINION
Un pedido renovado
Por Eduardo Aliverti

El buen a muy buen resultado logrado por la izquierda �medido en términos de las expectativas electorales que ese sector abriga en la Argentina� es la consecuencia de varios factores. Todos ellos tienen una importancia pareja y concurrente, más allá del orden en que se los enumere. Y se los puede agrupar en dos núcleos.
Se trató de comicios parlamentarios, que siempre tientan al votante de tendencia �progre� a darse el gusto de jugar fichas que en presidenciales suelen parecerle un desperdicio. Un factor que se vio retroalimentado por el mal humor masivo respecto de los partidos y figuras tradicionales. Ese estado de ánimo también engloba a la izquierda partidaria desde el criterio de meter a todos en la misma bolsa, pero en la relación costobeneficio los candidatos del arco obtienen ganancia por descarte. Aunque el grueso de los sufragios positivos sigue yendo a parar a las opciones de siempre, la bronca es tanta que su sedimento deja espacio para el voto a los pequeños. Y este aspecto �técnico� va de la mano con el retroceso del pensamiento liberal (no sólo aquí) como única variante disponible. Todavía se está muy lejos de la derrota del posibilismo, del mismo modo en que se asienta la inevitabilidad de cuestionarlo y la simpatía por quienes se atreven a hacerlo.
El segundo grupo de factores tiene menos que ver con tipo de elección o aspectos macro-ideológicos, y más con virtudes propias de la dirigencia de izquierda. Los casos más salientes en ese sentido son los de IU, que persiste hace ya tiempo en la convocatoria a la unidad; y Luis Zamora, que recogió los frutos de su honesta trayectoria. Pero también el conjunto del sector, pese a reiterar su divisionismo crónico, demostró esta vez una actitud algo más madura: se esforzaron por exhibir mayor respeto mutuo, secundarizaron la difusión de sus diferencias y dejaron abierta la esperanza de avanzar hacia la mancomunión.
Estas líneas son escritas sin contar con los datos definitivos del comicio, pero sí con los suficientes para afirmar que la izquierda (identificada como tal) hizo una de las mejores elecciones de su historia; si no la mejor. 
En medio de un modelo como éste, puede asegurarse que se afirmarán las condiciones objetivas para que siga creciendo. Y por lo tanto, crecerán tambié\n las necesidades de despejar tanta mentalidad enana, sectaria, que en esta elección recibió una nueva �y fuerte� exigencia de que se acabe para siempre.


 

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