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GUERRA

BUSH ORDENARIA HOY LOS PRIMEROS LANZAMIENTOS


El inicio de las operaciones terrestres angloamericanas en Afganistán es cuestión de días, si no de horas. Bush ordenaría hoy el lanzamiento de los primeros comandos, después de los cuales empezaría a llover una cortina de fuego aéreo para escoltar la toma de Kabul por la Alianza del Norte.

Página/12 
En Estados Unidos

Por Gabriel A. Uriarte
desde Washington D.C.

La ofensiva contra Afganistán se ha transformado en una fuga hacia adelante para la administración de George W. Bush. Es muy probable que hoy mismo ordene el comienzo de las operaciones comando en el país, y que en los próximos días autorice a las fuerzas antitalibanas en Afganistán a iniciar su ofensiva contra la capital, Kabul, brindándoles el apoyo aéreo directo que hasta ahora brilló por su ausencia. En verdad, el presidente no tiene otra opción. Primero, porque ya no hay demasiados blancos talibanes que puedan ser atacados con misiles crucero o ataques a gran altura: su �infraestructura militar�, o lo que pasaba por ella, ya fue mayormente destruida, y sólo quedan sus milicianos, que incluyen, claro, a los seguidores de Osama bin Laden. Atacarlos exige el uso de fuerzas comando para determinar dónde están y dirigir los ataques aéreos contra ellos. Más importante, el muy crudo invierno de Afganistán comenzará en menos de un mes, y para ese entonces Bush deseará tener algún resultado para paliar la inevitable disminución en la intensidad, o al menos el dramatismo, de su ofensiva. Sus acciones, por lo tanto, no estarán determinadas por consideraciones diplomáticas o políticas, sino por un cálculo militar muy simple: qué puede lograr antes del mes de noviembre.
La respuesta llega por descarte. Estados Unidos entró a Afganistán con dos objetivos: capturar a Osama bin Laden o alguno de sus lugartenientes �vivo o muerto�, y derrocar al régimen talibán. Bush no puede contar con que se podrá lograr lo primero en un mes, ya que es algo simplemente imposible de verificar. Hace unos días, por ejemplo, el Pentágono afirmó que había destruido el Chevrolet del máximo líder talibán, Muhammad Omar, que podría haber transportado a miembros de su familia y colaboradores. O no. Lo único que se sabía con certeza era que un Chevrolet había sido destruido en una carretera en Afganistán. Aun si Osama bin Laden muera o haya muerto en alguno de los ataques aéreos, Estados Unidos dependerá de que los talibanes le hagan el favor de difundir la noticia de esa proeza, cosa que, claro, no tienen ningún motivo para hacer. Eso deja como única alternativa, como único logro tangible que puede obtenerse en un mes, la toma de Kabul y el derrocamiento simbólico de los talibanes. Y hay una sola manera de hacerlo, que es con las tropas afganas antitalibanas que luchan en el norte. En los últimos días el Pentágono filtró supuestos planes para centrar los ataques aéreos contra una �Brigada 55� de emigrados árabes en Afganistán, que sería la fuerza de choque y el �centro de gravedad� de los talibanes. En los hechos, esto sólo sería útil si la Alianza del Norte aprovecha la oportunidad para avanzar sobre la capital; si no, Bush no lograría más que su predecesor Bill Clinton al atacar por aire a la Guardia Republicana en Irak con la tenue esperanza de que eso fuera suficiente para acabar con Saddam Hussein. En otras palabras, la mejor y única opción con la que cuenta Washington es la ofensiva terrestre para expulsar a los talibanes de Kabul. 
La crítica a esta estrategia cita las consecuencias diplomáticas de tal ofensiva, que antagonizaría a Pakistán y aumentaría el peligro de una insurrección islámica en este país con capacidad nuclear, por ejemplo, o bien crearía un vacío de poder en Afganistán que la inestable Alianza del Norte sería incapaz de solventar. Pero todo esto no parece ser más que una cortina de humo. En el caso de Pakistán, el gobierno del general Pervez Musharraf no está en condiciones de enojarse demasiado por el derrocamiento de los talibanes en momentos cuando su autoridad depende del apoyo financiero y militar de Estados Unidos, y cuya legitimidad parte precisamente de su capacidad en reprimir insurrecciones islámicas locales. Los peligros para Pakistán de un derrocamiento de los talibanes eranprevisibles antes de los ataques, y hay que suponer que Washington efectivamente los aceptó como el mal menor. Un indicio en ese sentido es la visita al país que inicia hoy el secretario de Estado Colin Powell, que parece diseñada para vigilar y castigar al gobierno paquistaní mientras comienza la próxima fase de la ofensiva. El peligro de un vacío de poder tras la caída los talibanes es real, e irrelevante. Con casos de ántrax que se multiplican en su país y la posibilidad de que para fin del año su gobierno no haya avanzado visiblemente en su lucha contra el terrorismo, hay pocas dudas de que Bush considerará que el vacío de poder es preferible a que los talibanes lo sigan ejerciendo. 
Por último, hay que notar que las condiciones militares para una ofensiva terrestre parecerían ser bastante buenas. Confrontados con el poder de fuego norteamericano y el aislamiento internacional, los talibanes están sufriendo un número cada vez mayor de deserciones, incluyendo sólo ayer unos 4000 conscriptos y sus oficiales, lo que hace que el total sume más de 5000. Esto puede no parecer mucho, pero hay que recordar que Afganistán es un país muy pobre donde los ejércitos no superan por lo general los 50.000 hombres, y donde la base demográfica de los talibanes, la etnia pashtún, es apenas un tercio del total de la población. De hecho, según las cifras difundidas hasta ahora, las fuerzas talibanes estarían más cerca de los 30.000 hombres, lo que significa que las deserciones tras tan sólo una semana de ataques podrían llegar a más del 10 por ciento de su tropa. Literalmente, están siendo diezmados. Pero cuanto menos se mueva el frente de batalla más tiempo tendrán los talibanes para asegurarse, con las amenazas de fusilamiento y represalia contra familiares que relatan los refugiados, de que no haya más deserciones. De todos modos, los afganos antitalibanes ya están concentrando fuerzas (unos 15.000 hombres, según la edición de ayer del Washington Post) para una ofensiva contra Kabul. Puede ser que realmente lo hagan desafiando instrucciones directas de la Casa Blanca de que se mantengan quietos, como dio a entender la nota del Washington Post, pero esta hipótesis es a lo sumo posible, y mucho menos que probable. 
Este fin de semana ha visto los siguientes desarrollos militares en Afganistán: a) el anuncio de que Estados Unidos iniciará vuelos de baja altura y operaciones comando contra las fuerzas talibanes, b) una visita de Colin Powell al eslabón más débil de su coalición, Pakistán, y c) una concentración de fuerzas de la Alianza del Norte para una ofensiva contra la capital afgana. Y todo esto ocurre con menos de un mes antes de que cualquier acción contra los talibanes se torne más difícil por el invierno y el mes sagrado musulmán de Ramadán. A menos que todo esto no sea más una interesante sucesión de casualidades, la ecuación tiene solamente un resultado posible. 

Claves

Los bombardeos aéreos de gran altitud ya han destruido todos los blancos de valor militar en Afganistán.
Noviembre marca el comienzo del temible invierno en Afganistán, que paraliza los movimientos de todos los actores en guerra.
Desde esta doble perspectiva, George W. Bush tiene todo por perder y nada que ganar si demora la entrada en escena de las tropas especiales.
Esto requerirá fuego aéreo de baja altitud para proteger a los comandos de la Fuerza Delta, el Navy Seals y las SAS británicas.
La operación se combinaría con el respaldo aéreo necesario para servir de escolta a las fuerzas antitalibanas de la Alianza del Norte para que derroquen a los talibanes e instalen un nuevo gobierno en Kabul.



AYER SE REGISTRARON TRES CASOS MAS EN NUEVA YORK
Antrax, la bacteria imparable

Tres casos más de ántrax y cinco que podrían serlo, en Estados Unidos. El parte diario de la psicosis paranoica sobre la bacteria fue dado ayer por el alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, y por el secretario de Salud norteamericano, Tommy Thompson. Giuliani confirmó que hay tres nuevos casos de exposición al ántrax y que se trata de un oficial de policía y dos técnicos de laboratorio, que habrían manipulado sobres sospechosos que habían llegado a la cadena de televisión NBC. Por su parte, Thompson declaró que en el estado de Florida, donde aparecieron la gran mayoría de los casos (incluso el mortal del viernes 5), cinco personas más se sometieron a pruebas para determinar si tienen el bacilo o directamente están infectadas. Por otro lado, mañana se sabrá si algunas de las muestras que se analizan en el Instituto Malbrán, en la ciudad de Buenos Aires, están contaminadas con el bacilo del ántrax. 
�Las bacterias requieren su tiempo, no podemos apurarlas�, explicó a este diario Norma Binsztein, jefa de bacteriología del Instituto Malbrán. Los cultivos de las muestras empezaron el sábado, y el tiempo necesario para detectar el bacilo del ántrax �es de 72 horas o un poco más�, precisó la especialista, quien destacó que �en cuanto tengamos algún resultado, lo vamos a comunicar�. Para tener certeza de que el resultado es negativo �vamos a tomarnos un plazo de siete días�, señaló. Hasta ahora han llegado al Malbrán 35 muestras, pero ayer la psicosis continuó: siguieron llegando cartas sospechosas a La Plata, San Juan, Mendoza y la localidad bonaerense de San Pedro.
Las muestras, provenientes de distintos puntos del país, son testeadas específicamente para detectar el bacilo del ántrax. De las que se enviaron al Malbrán, �no vamos a dejar ninguna sin analizar�, destacó la jefa de bacteriología. En San Pedro, un comerciante recibió una carta que provenía presuntamente de la empresa de instrucción de vuelo de La Florida donde se entrenaron los pilotos suicidas que atentaron contra las Torres Gemelas. Según el Ministerio de Seguridad bonaerense, otros sobres provenientes de Estados Unidos llegaron a domicilios de Quilmes, San Isidro, La Plata, Morón, Lomas de Zamora y San Martín. 
En Mendoza fueron detectados otros tres sobres de dudosa procedencia. En Jachal, provincia de San Juan, llegaron tres paquetes provenientes de Miami. En todos los casos, los receptores dijeron desconocer a quienes remitían los envíos.
De todas maneras, en Estados Unidos, no todo es alarma. De los seis estudios realizados sobre personas que trabajan en la sede Microsoft en Reno (Nevada), donde se registró ya un caso de ántrax, cuatro dieron resultados negativos para la variedad respiratoria. Resta comprobarse si no se contagiaron con la variedad cutánea.

 

 

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