Por
Santiago Rodríguez
Rodolfo
Terragno no es de los políticos que evaden la pregunta de si quiere
ser Presidente. Si se diera la oportunidad, por supuesto que no
la dejaría pasar, dice, aunque aclara enseguida que no
creo que uno deba vivir para eso, y sí es tajante en cuanto
a que no aspira a ser jefe de Gobierno porteño. Ya como senador
aliancista electo por la Capital Federal, Terragno habla de hacer
un esfuerzo de reunificación de las fuerzas progresistas
a nivel nacional y advierte que los votantes del ARI no quieren
una cosa sustancialmente distinta a los de la Alianza. Sobre la
avalancha de votos negativos opina que no hay que ignorarlos,
pero destaca que la legitimidad de los que fueron elegidos como
es su caso está dada por la abrumadora mayoría
que votó positivamente.
¿Qué evaluación hace de la elección?
El resultado fue extraordinario; el esfuerzo de todos quienes me
impulsaron y me acompañaron ha dado un fruto para muchos inesperado.
Un amigo me decía que hemos probado que la política es el
arte de lo imposible porque era imposible ganarle la candidatura al aparato,
era imposible ganarle al ARI, era imposible diferenciarse del Gobierno
y conseguimos todo eso. Hubo una renovación del espíritu
que generó la Alianza y eso en un distrito con la gravitación
que tiene la Capital Federal es muy importante.
¿Por qué es muy importante? ¿Qué implicancias
tiene?
Así como la Alianza surgió de aquí y se extendió
a todo el país por la capacidad de amplificación que tiene
la Capital Federal, ahora estamos en condiciones de hacer un esfuerzo
de reunificación de las fuerzas progresistas, lo cual no quiere
decir que esto tenga que ser un movimiento capitalino. Una de las lecciones
que deja la Alianza es la limitación de un movimiento centralista
porque la concentración de ingresos tiene dos dimensiones: la concentración
de ingresos entre personas y la concentración de ingresos entre
regiones. No se puede ser progresista sin ser federal y ahora hay que
trabajar mucho una Alianza de estilo nacional; por eso voy a recorrer
todas las provincias en las próximas semanas.
¿Cómo imagina que debería encararse esa reunificación?
No imagino nada porque cuando uno imagina pone condiciones y eso
frustra. Hay que tender puentes, dialogar, buscar mínimos comunes
denominadores, consensos y no poner el carro delante del caballo; lo demás
vendrá.
¿Le parece posible hacer algo con el ARI en el marco de esa
reunificación?
Sí. Los votantes del ARI no quieren una cosa sustancialmente
distinta a los de la Alianza y siempre hay que ver cuál es la orientación
de la base.
¿Qué debería hacer el Gobierno a partir del
resultado electoral?
Diría que no sólo a partir del resultado electoral,
sino que el Gobierno tiene que leer el mensaje de las urnas y los informes
del Indec. Esta política económica ya está fracasada
y carece de apoyo social, de modo que la necesidad de cambio es indiscutible.
Sin embargo, desde el Gobierno se ratificó la continuidad
del déficit cero y no parece tampoco que se vaya a sacar a Domingo
Cavallo de Economía.
Hasta ahora es así, me parece que es la primera reacción.
Imagino que el Presidente no quiere aparecer al día siguiente de
los comicios cambiando su política, supongo que querrá tomar
contacto con distintos sectores y dirigentes. Espero que alguna reacción
haya porque de lo contrario sería inútil este ejercicio
electoral.
¿En el lugar de Fernando de la Rúa hubiera viajado
al día siguiente de una elección como la del domingo?
No sé si me hubiese ido, pero espero que el viaje le dé
ocasión de pensar y a lo mejor volver con buenas noticias.
¿Qué análisis hace del voto negativo?
Pienso que de cada 100 personas que fueron a votar 20 son desocupados,
20 viven de changas o tienen trabajo precario, la mayoría tiene
un sueldo medio de 600 pesos, hay muchos jubilados y trabajadores que
les han recortado el 12 por ciento, pequeños empresarios fundidos;
no me extraña que haya bronca. En estas condiciones es muy alentador
que el 75 por ciento haya votado positivamente, pero así como sería
un error del Gobierno no escuchar lo que dicen las urnas también
lo sería que los partidos ignoren que también hay disgusto
entre la gente por lo que se percibe como la política inmunda y
la impunidad.
¿Hasta qué punto una proporción de voto negativo
tan alto no afecta la legitimidad de los que fueron elegidos, como es
su caso?
La legitimidad está dada por la abrumadora mayoría
que votó positivamente y, además, el que opta por no votar
delega en el que vota.
Una vez señaló en otro reportaje a este diario que
los partidos necesitan que el tren electoral que arman sea conducido
por una locomotora potente y la potencia la da el juicio del público
¿Se ve en condiciones de ser esa locomotora?
Primero hay que armar el tren. Las distintas manifestaciones del
peronismo van a llegar unidas al 2003 y en cambio las progresistas están
muy dispersas por efecto de la frustración que causaron los dos
primeros años de gobierno de la Alianza. Hay que contener a esas
fuerzas, armonizarlas y eso será duro; hay que armar el tren con
urgencia para empezar a influir en los hechos desde ahora porque la vida
no es una sucesión de elecciones: mire lo que pasó entre
la elección del 99 y hoy; por no tener una estructura sólida
Cavallo copó Economía.
¿Considera al gobernador chaqueño Angel Rozas como
una competencia?
No es que una persona vaya a armar este tren, sino muchas. Rozas
es un pionero de la Alianza y la constituyó en Chaco antes que
en Capital y Buenos Aires, fue el primer radical en ganar la gobernación
chaqueña, después revalidó su título, tiene
ascendiente; es un personaje muy importante con el cual hay que contar
sin ninguna duda en esta tarea.
¿Sigue alentando el sueño de ser presidente?
Los sueños personales no cuentan. Hay miles de personas que
pueden soñar con eso y en lo que nos queda de vida serán
tres o cuatro los que ocupen esa función. Hay cosas que a uno le
gustaría ser, pero no quiere decir que tenga que adecuar sus comportamientos
en función de eso. Si se diera la oportunidad, por supuesto que
no la dejaría pasar, pero no creo que uno deba vivir para eso.
¿Ser jefe de Gobierno porteño podría ser una
posibilidad para usted?
No, no, no; eso no me interesa.
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