Por
Eduardo Tagliaferro
Cuando
la cantidad de metros de alambrado era el principal símbolo de
prestigio de los terratenientes locales, los senadores nacionales merecían
el calificativo de padres de la patria. Llegaban a sus bancas
elegidos por un pequeño patriciado feudal. De aquellos años
a este gran descontento, por el Senado pasó más de un oscuro
personaje. Además de un claro triunfo en todo el país, de
conservar la mayoría del cuerpo y obtener quórum propio,
el peronismo logró consagrar a destacados dirigentes nacionales.
Estos deberán cargar con la pesada mochila de un Senado asociado
a más de un escándalo y además dirimir en el recinto
y fuera de él la interna del que quedó posicionado como
el partido que puede consagrar al próximo presidente. Todo matizado
con una pulseada con el gobierno aliancista para imponer su propia agenda
política y evitar que la explosión de la crisis económica
y social frustre sus planes futuros. A su favor cuentan con la legitimidad
del voto directo de la ciudadanía, en contra arrastran los últimos
diez años de menemismo en el poder.
Cuando muy pocos cómputos quedan pendientes, el peronismo superó
sus números anteriores y llevó su representación
parlamentaria de 39 a 40 senadores. La cifra le da la mayoría y
también la posibilidad del quórum propio. La Alianza, principal
derrotada en los comicios, sin embargo mejoró sustancialmente su
espacio legislativo: obtuvo 27 senadores nacionales, que podrían
ser 28 si se le suma el casi seguro respaldo del salteño, Ricardo
Gómez Diez, perteneciente al Partido Renovador de Salta.
Finalmente el ARI logró superar por estrecho margen al partido
de Gustavo Beliz y consagró como senador al socialista democrático
Alfredo Bravo. En Tucumán, Fuerza Republicana, el partido del dictador
Ricardo Bussi, obtuvo la minoría y sentó en el cuerpo al
primer candidato a senador, Pablo Walter.
El triunfo del peronismo bonaerense colocó a Eduardo Duhalde en
el centro de la escena política. Lejos de postularse para 2003,
buscó presentarse como el dirigente de peso capaz de aglutinar
a su partido. Estoy en una posición óptima para conducir
a los cinco candidatos del PJ para que se vayan poniendo de acuerdo y
que, cuando llegue 2003, tengamos a uno de presidente, a otro de vice
y a los otros en cargos relevantes en el gabinete, porque demostraron
que saben gobernar, dijo ayer Duhalde. La provincia de Buenos Aires
fue el distrito donde el peronismo realizó su mejor elección.
Por eso el gobernador Carlos Ruckauf ofició de bastonero en la
conferencia de prensa en la que Duhalde se mostró como el principal
triunfador de la elección. Los triunfos tapan todo. Incluso la
virtual cesación de pagos en la que se encuentra la provincia,
que tuvo que recurrir a papelitos con forma de billetes para pagar a los
empleados públicos. Además de la emergencia sanitaria en
la que se encuentra la mayor parte de los hospitales provinciales.
Argumentos a los que intencionadamente recurrió ayer el ministro
del Interior, Ramón Mestre, para minimizar el triunfo de Duhalde
(ver pág. 3). Claro que detrás de los dichos del duro dentista
cordobés, también se esconde la brutal crudeza con la que
el gobierno suele negar la realidad. Por supuesto el Gobierno va
a atender el mensaje de las urnas, aseguró el presidente
Fernando de la Rúa, que paso seguido partió rumbo a España
al II Congreso de lengua castellana.
Aunque resultó un exabrupto, no parece haber sido casualidad que
haya sido Mestre quien puso un toque de realismo al triunfo de Duhalde.
Precisamente el cordobés supo ser el gobernador radical más
cercano a Carlos Menem. Si bien la pirotecnia verbal entre el peronismo
y el oficialismo recién se prenuncia, no es descabellado que detrás
de su numerosa bancada, los justicialistas pretendan imponer la agenda
política. Por lo pronto, Duhalde se presentó como opositor
al modelo económico. Si bien los senadores asumirán formalmente
el próximo 10 de diciembre, el test lo dará el próximo
ajuste económico que duerme en la carpeta delministro de Economía,
Domingo Cavallo. Medidas que necesariamente deberán contar con
el visto bueno de los nuevos legisladores.
El hermano Eduardo no podía desaprovechar la ocasión de
poner freno al triunfalismo de Duhalde y de paso salir en respaldo del
principal aliado del menemismo en la Ciudad de Buenos Aires. El
problema del Gobierno no es Cavallo. Hay una debilidad en la estructura
de poder, no hay conducción firme, no hay liderazgo, dijo
Eduardo Menem, triunfador de la última elección en La Rioja.
Había sorteado con suerte la amenaza que representaba el Frente
que formalizaron el peronista Jorge Yoma y el radical Gastón Mercado
Luna. Así se entiende que haya dicho que la elección de
Duhalde no haya sido de las mejores que ha hecho el Justicialismo
en Buenos Aires.
Las sesiones del Senado no serán precisamente aburridas. Junto
a Duhalde, entre otros se ubicarán: Mabel Müller, Jorge Busti,
Eduardo Menem, Jorge Yoma, Ramón Puerta, Cristina de Kirchner y
Oscar Lamberto. Además del eterno presidente de la estratégica
Comisión Bicameral de Seguimiento de las Privatizaciones, el pampeano
Carlos Verna, el recurrente gobernador de Santiago del Estero, el octogenario
Carlos Juárez, y el correntino Angel Pardo, cuyo nombre figuraba
en el celebre anónimo que denunciaba la existencia de presuntos
sobornos en el Senado.
Las principales espadas de la Alianza serán: Raúl Alfonsín,
Rodolfo Terragno, Vilma Ibarra, Rubén Martí y el misionero
Mario Losada, quien a pesar de su derrota especula ser reelecto como titular
del cuerpo para mantenerse en la línea sucesoria del presidente
De la Rúa. Por lo pronto cuenta con el aval del peronismo. Duhalde
se comprometió en que su fuerza no disputará la presidencia
del Senado.
EL
PJ TIENE 17 BANCAS MAS EN LA CAMARA BAJA
Crecimiento
en Diputados
Por
E.T.
Al
control mayoritario del Senado, el peronismo le sumó un importante
crecimiento que lo convierte en la primera minoría de la Cámara
de Diputados. Aumentó 17 bancas, lo que le permite compatibilizar
un total de 116 diputados. Así supera largamente a la bancada aliancista
que sienta en el recinto a 87 legisladores. La diferencia le permite al
peronismo especular con consagrar como presidente del cuerpo al duhaldista
Eduardo Camaño.
La voluntad peronista de sentar como titular de la Cámara a uno
de los suyos, quedó en claro luego de que uno de sus principales
referentes, el bonaerense Eduardo Duhalde, señaló que Camaño
viene trabajando desde hace mucho. Incluso lo definió
como un dirigente a quien aprecian en todo el país.
Es una de las normas no escritas, que la Presidencia de Diputados la ocupe
la primera minoría. Tal vez por eso el cordobés Humberto
Roggero, opinó que el cargo debe estar en manos de la primera
minoría.
El fuerte revés sufrido por el Gobierno y la composición
adversa de ambas Cámaras legislativas, es uno de los temas que
obsesiona a los analistas. Aunque no al Gobierno, que no demoró
en mostrar su capacidad recurrente de ver logros donde no los hay y optimismo
aun en medio de la noche más oscura. Muchos objetivos se
van alcanzando, dijo el presidente Fernando de la Rúa. Al
responder sobre la suerte que correrán los proyectos legislativos
del Gobierno, con la nueva conformación de la Cámara, De
la Rúa puntualizó que no hay cambios fundamentales.
Para fundamentar sus dichos reiteró el argumento que viene utilizando
para minimizar su derrota: El justicialismo tenía mayoría
en el Senado y la sigue teniendo. No puso mucho empeño para
explicar el descenso de la bancada oficialista en Diputados: Antes
éramos primera minoría y ahora lo es el justicialismo,
dijo.
Con un total de 16 diputados, el bloque del ARI se convirtió en
la tercera fuerza de la Cámara baja. Con la renuncia de Alfredo
Bravo, electo senador, el ARI perderá una banca. Claro que no es
descabellado pensar que en más de una ocasión sus voluntades
se sumen a la gran cantidad de diputados rebeldes que van apareciendo
entre los originales seguidores de la Alianza. Los comicios del domingo
mostraron un fuerte descenso de los partidos provinciales y del cavallismo.
Los tres diputados que al cierre de esta edición, la izquierda
porteña estaban consagrando, van a tener un rol que superará
su peso numérico. Así se desprende de la huella que en su
anterior paso por el Congreso, impuso Luis Zamora quien ya precisó
que su labor estará abierta a los conflictos sociales.
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