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El saldo electoral no provocó ni euforia ni depresión en los mercados

El resultado de las elecciones ya �estaba descontado� en los precios, coincidieron los operadores consultados por Página/12. Esto significa que la city espera ahora el paquete de medidas.

Por Claudio Zlotnik

El desenlace de las elecciones no sorprendió a la city. Como suelen decir los operadores, el resultado “estaba descontado” debido a que, en líneas generales, el escenario poselectoral es parecido al que sugerían las encuestas previas. Para los financistas, el partido de fondo no se jugó anteayer sino que ocurrirá en las próximas horas, cuando Domingo Cavallo dé a conocer un nuevo paquete de medidas y pueda percibirse si Economía cumplirá o no con el déficit cero. En este marco, las acciones perdieron 0,6 por ciento con un volumen de negocios muy pobre, de apenas 6 millones de pesos. Por su parte, el riesgo país quedó en 1831 puntos, tan sólo uno por debajo del cierre del último viernes. En tanto, el call interbancario se desplomó del 22 al 13 por ciento anual.
A diferencia de otros comicios, en este último no hubo un “candidato del mercado” que jugara a ganador. El único que se postulaba a senador como defensor del plan económico, Horacio Liendo, corría desde atrás a las listas de la Alianza, del ARI y de Nuevo País. Para los operadores, en cambio, hubo candidatos a rechazar. Raúl Alfonsín, por su posición antimodelo y por su influencia en el Gobierno, fue el principal aglutinador de las antipatías.
Sin sorpresas en las urnas, la atención de los financistas está depositada en las próximas medidas económicas. En especial, en el inminente canje de la deuda que se realizará con los bancos y las AFJP. Al respecto, las novedades no son alentadoras. Concretamente, los fondos de pensión se resisten a canjear títulos que tienen en sus carteras y que rinden entre 20 y 25 por ciento anual por un bono mucho menos oneroso para el Estado, con una tasa del 8 por ciento, pero que a ellas les resentiría los balances. El argumento, según plantearon los gerentes de las AFJP al Gobierno, es que si acceden a una operación de ese tipo perjudicarían a sus afiliados y podrían recibir una catarata de juicios en contra. Para sumarse al canje, las Administradoras reclaman una ley del Congreso avalando la transacción. Entre esta operación y la que se negocia con los bancos para aliviar el peso de los servicios de la deuda de las provincias, Domingo Cavallo espera ahorrarse, en principio, unos 2100 millones de dólares. De esa manera, podría acercarse al cumplimiento del Déficit Cero, la clave –según creen en el microcentro– de que la economía pueda salir del pozo recesivo.
Pese a las trabas arriba expuestas, los operadores creen que el ministro concretará el canje. Y esa percepción también ayudó a mantener tranquilas a las fieras. Una calma que también se notó en la cotización del dólar futuro. En los negocios a un año de plazo el dólar cotizó a 1,27 peso, por debajo a 1,36 del viernes pasado, lo que implica una recuperación del 6,6 por ciento. Desde que Cavallo se hizo cargo de Economía, el dólar futuro nunca bajó de 1,20, dando cuenta del riesgo percibido sobre la paridad uno a uno entre el peso y el dólar. Sin embargo, en el peor momento de la crisis, la cotización voló hasta 1,55 peso por dólar.
Hugo Dias Lourenco, de la consultora Delphos Investment, sostuvo, en diálogo con Página/12, que el mercado de cambio seguirá tranquilizándose “ya que muchos inversores sospechan de que podría haber una dolarización antes de fin de año”. Según el analista, no es seguro que Cavallo logre cumplir con el Déficit Cero. Y que ante el fracaso, el Gobierno preferirá dolarizar antes que enfrentarse a una corrida financiera. Precisamente, el último informe del Credit Suisse First Boston (CSFB), el banco de David Mulford, destacó que “creemos que el Gobierno, de verse obligado, optará por la dolarización antes que por la devaluación. Si esta última se produce se desataría una corrida contra los bancos”.

Más riesgo, menos renta
En línea con la decisión adoptada el viernes pasado, cuando le bajó la nota de riesgo a la deuda pública argentina, ayer la calificadora de riesgo estadounidense Moody’s hizo lo propio con la deuda de las provincias de Buenos Aires, Mendoza y Tucumán y de la Ciudad Autónoma. Las calificaciones de los títulos de deuda de esos cuatro distritos descendió de “Caa1” a “Caa3”, con perspectiva estable. La agencia puso además en estudio una posible baja de la calificación de riesgo de la deuda en pesos de la Ciudad de Buenos Aires, que está en el nivel B1. Tampoco los ahorristas en plazo fijo se muestran muy confiados en mantener activos en esos títulos. Los datos del último jueves (informados ayer) señalan que fue la sexta jornada consecutiva de caída en el monto de depósitos privados, acumulando una pérdida de 638 millones de pesos desde el 2 de octubre. La evolución negativa en los mercados también afectó la rentabilidad de las AFJP en el mes de setiembre. El resultado fue una pérdida del 6,37 por ciento, según informó la Superintendencia del sector. En cambio, se mantiene en términos positivos la rentabilidad histórica anualizada, que llegó al 9,37 por ciento para la media de la actividad.

 

Invertir después del default
Si Domingo Cavallo espera que los inversores internacionales vuelvan a apostar por la Argentina en lo inmediato, corre riesgo de equivocarse. Según un informe del banco de inversión estadounidense Morgan Stanley, uno de los más importantes de Wall Street, los financistas extranjeros volverían a comprar títulos públicos argentinos una vez que el Gobierno resuelva el problema de la deuda. O bien cuando, fracasando todos los intentos, el país caiga en cesación de pagos. Lo peor del caso es que el 85 por ciento de los encuestados por el banco de inversión sospecha que la Argentina va camino al default, o incluso a una devaluación, a menos que los organismos financieros intenten un rescate. Una verdadera pena: el 70 por ciento de los financistas admitió que posee en sus carteras más dinero en efectivo que el deseado, listo para invertirlo en los mercados que aparezcan como más apetecibles. El informe de Morgan Stanley establece que un 34 por ciento de sus clientes en mercados emergentes volvería a comprar títulos públicos si la Argentina resolviese el problema de la deuda. Un 26 por ciento, en tanto, señaló que adquiriría bonos argentinos, pero ponen como condición la recuperación de la economía estadounidense. “Los niveles de efectivo son altos y muchos inversores sostienen que cuando algo pase en Argentina, esto marcará el comienzo de un vuelco (mejora) en el mercado”, concluyó el trabajo del banco.

LOS ANALISTAS FINANCIEROS DESCONTABAN LA DERROTA
Apenas un poco más pesimistas

Página/12
en Gran Bretaña
Por Marcelo Justo
Desde Londres

En un mercado ya sombrío por los eventos del 11 de setiembre, la actual campaña militar en Afganistán y el pánico al bioterrorismo, el futuro de Argentina tras las elecciones sólo podía añadir pesimismo. Los representantes de los mercados consultados por Página/12 coincidieron en que la “previsible” derrota gubernamental aumentaba los temores a una cesación de pagos y que los próximos días serían “claves”. La evaluación de la Unidad de Riesgo País de The Economist Intelligence Unit (EIU) estima que Argentina puede evitar una cesación de pagos “si dolariza su economía o recibe nueva ayuda financiera”, pero el riesgo concreto de una reestructuración completa de su deuda pública ha aumentado “drásticamente desde marzo de este año”.
Entre los analistas, consultores y operadores era palpable la incertidumbre y ansiedad sobre lo que ocurrirá en los próximos días. La opinión unánime era que el ministro de Economía, Domingo Cavallo, se mantendría en su puesto porque no había “alternativas” y porque su sustitución tendría un impacto negativo en la confianza que necesita inspirar el gobierno. Al mismo tiempo, todos acordaban que era “inevitable” que hubiera modificaciones gubernamentales en respuesta al resultado electoral. “Va a haber cambios a nivel de gabinete, pero serán cambios cosméticos”, aventuró a Página/12 Helena Mackenzie, de la consultora World Market Research Centre.
La mayoría opinó que no hay otra vía que la del Déficit Cero para recuperar la confianza de los inversores y alcanzar el elusivo “círculo virtuoso” que busca el gobierno desde el ya remoto diciembre de 1999. “El Gobierno tiene que seguir por el actual camino, que es duro y difícil pero es el único viable. No hay una solución fácil como la que plantean los que hablan de salir de la convertibilidad o no pagar la deuda”, señaló a Página/12 Peter West, economista jefe para América latina del Banco Bilbao Vizcaya. En la misma dirección se pronunció Neil Dougall, que ocupa el mismo puesto que Peter West, pero en el Kleinwort Benson. “No cabe duda que hubo un fuerte elemento de protesta en el voto del domingo, pero lo cierto es que no hay alternativas prácticas al rumbo adoptado por el Gobierno.” Al igual que West, Dougall no descartó nuevos ajustes, aunque opinó que las elecciones abrían serios interrogantes sobre la viabilidad y legitimidad del gobierno para implementarlos.
Una voz disonante en este consenso sobre el programa económico fue el estratega de deuda del Barclays Bank, Pedro Pérez. “Tiene que haber una amplia reestructuración de la deuda y una salida de la convertibilidad ordenada, a unos dos años, con controles de capitales para evitar una fuga de depósitos”, indicó a Página/12. El economista estimó que era muy probable que la evaluadora de riesgo Moody’s subiera la calificación argentina a “selective default”.
Helena Mackenzie, del World Markets Research Centre, señaló que el contexto internacional podría favorecer la voluntad gubernamental de evitar el “default”. “El gobierno de George Bush se mantendrá alerta, para evitar que la crisis en Argentina provoque una caída de los mercados emergentes que intensifique la desaceleración económica mundial”, señaló a Página/12.

 

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