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COLIN POWELL EN PAKISTAN INTENTA APLACAR EL CONFLICTO REGIONAL
Recibido como secretario de Satán

Mientras EE.UU. continúa su ofensiva en Afganistán, el secretario de Estado Colin Powell visitó Islamabad para tratar el conflicto en Kashmir y quién sucede a los talibanes en Kabul. Lo recibió una huelga general.

Página/12
en Pakistán
Por Eduardo Febbro
Desde Peshawar

Pakistán juega a dos bandas. El mismo día en que el secretario de Estado norteamericano llegaba a Islamabad, la Cancillería paquistaní manifestaba los primeros signos de fisura en su alianza con Washington. En contra de la posición recalcada por el presidente Pervez Musharraf la semana pasada, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores afirmó que los talibanes “no eran terroristas” y luego adelantó que en el curso de las entrevistas con el responsable norteamericano Pakistán le iba a solicitar que “definiera claramente los objetivos de la campaña militar” y que evitara provocar víctimas civiles. Ayer, Islamabad insistió en sostener que la prolongación de las represalias representaba “una fuente de preocupación”. El pronunciamiento de la diplomacia paquistaní se suma a las reservas expresadas por otros dos países islámicos, aliados incondicionales de Washington en la región, Arabia Saudita e Indonesia.
Colin Powell llegó a Islamabad con una doble misión: calmar el frente del conflicto mayor que se avecina con la India a raíz de la histórica disputa con Pakistán por el control de la región de Kashmir –donde ayer los indios rompieron un alto el fuego de diez meses– y bosquejar con los dirigentes paquistaníes los rasgos del futuro gobierno que reemplazará al actual régimen talibán. El destino del pueblo afgano parece jugarse adentro de un triángulo que excluye a este último de toda consulta: Roma-Washington-Islamabad. En estas tres capitales se constituyó el arco político que Islamabad y la administración norteamericana están delineando mientras las bombas Made in USA caen sobre los afganos.
Al mismo tiempo que Powell llegó a la capital paquistaní de Islamabad una delegación del ex rey de Pakistán, Zahir Shah, quien se perfila como el “factor de unidad” en el inextricable tablero de la política afgana. Según trascendió en medios diplomáticos, Colin Powell viene a negociar con el presidente Musharraf los puntos de desacuerdo que bloquean aún la formación del gobierno de unidad nacional. Por razones de enemistad política, Islamabad se niega a aceptar que la opositora Alianza del Norte (liderada por grupos étnicos minoritarios) tenga un lugar privilegiado en el gobierno afgano que suceda a los talibanes en Kabul. Washington, en cambio, aspira a darle a la Alianza el espacio político que se ganó en el terreno militar. Las tropas del difunto comandante Massoud jugaron un papel central desde que se iniciaron las represalias norteamericanas. La Alianza ya conquistó varias ciudades y, según los analistas militares, puede ser una pieza esencial en caso de que fuerzas especiales del ejército estadounidense se desplieguen en territorio afgano.
La visita de Powell estuvo precedida por una huelga general convocada por 15 partidos religiosos y de manifestaciones en todo el país que dejaron un saldo de tres personas heridas. La huelga paralizó totalmente la ciudad de Karachi, la capital económica de Pakistán, y menos otros centros urbanos como Lahore o Rawalpindi. Una vez más, la violencia se desató en Karachi con autos incendiados y muchas vidrieras rotas, como en las localidades con fuerte presencia pro-talibán como Peshawar y Quetta. En Karachi, la policía abrió fuego contra los manifestantes, dejando heridos como también ocurrió en Hyderabad y Wana. La visita de Colin Powell aparece como una provocación para los partidos religiosos que sienten como si el suelo paquistaní sufriera una afrenta. “Norteamérica debe morir, viva Bin Laden”, gritaron los manifestantes en casi todas las ciudades, para luego terminar con el acto simbólico de quemar la bandera estadounidense y un muñeco representando a George W. Bush. El principal movimiento pro-talibán de Pakistán, Jamiat Ulema-e-Islam, concluyó en uncomunicado que “viniendo a nuestro país, Colin Powell agrega un insulto más a la larga lista de ofensas norteamericanas”.
Al menos 100 personas de grupos fundamentalistas islámicos fueron arrestadas en Jacocabad, y se estableció una guardia especial del ejército alrededor del aeródromo de Shahbaz, donde fuerzas norteamericanas se están preparando para proveer de logística a las unidades de operaciones especiales. El próximo paso en la ofensiva diplomática de Colin Powell lo llevará hoy a la capital india de Nueva Delhi.

HABLA FAIZ AHMAD FAIZ, UNICO CONSUL TALIBAN FUERA DE AFGANISTAN
“Bush siente un gran placer matando”

Por E.F.
Desde Peshawar

Faiz Ahmad Faiz es un hombre que no desconoce ni el humor ni la ironía. Tranquilo, hábil con la palabra y convencido de que Estados Unidos perderá la guerra, el cónsul del Emirato de la República islámica de Afganistán salió al primer plano internacional sin nunca haber soñado con ello. Junto con el hasta hace poco desconocido embajador del régimen talibán en Pakistán, este único cónsul afgano es el único autorizado a hablar en el exterior en nombre del poder talibán. Ambos forman la “voz de Afganistán”. Faiz Ahmad Faiz no se esconde de ninguna pregunta. Su simpatía es proporcional a la dureza de sus convicciones. En este entrevista con Página/12, el cónsul afgano no barre con una mano todos los argumentos que, como las bombas, caen en contra del régimen que representa.
–El presidente norteamericano rechazó la oferta para una negociación cursada este fin de semana por el régimen talibán. Ello significa que, si Afganistán no entrega a Bin Laden, no hay salida pacífica posible.
–Bush no quiere negociar en la situación actual. Sólo quiere la guerra. Hay personas que sienten un gran placer matando a la gente. Pero el mejor camino para resolver los problemas es llegar a una negociación consensual. La gente que no cree en la diplomacia, que no le deja tiempo a la diplomacia para que actúe, esa gente sólo tiene una meta que es llegar a su objetivo por todos los medios posibles. En el caso de Estados Unidos, el objetivo es la guerra. Nosotros condenamos los ataques aéreos. ¿Usted piensa que es justo recibir o mantener una reunión con personas que están matando gente por todas partes? Nuestra política siempre fue clara. Siempre quisimos un consentimiento mutuo con la gente que es capaz de comprender. Pero la gente que utiliza la lógica de poder no cree en los acuerdos mutuos. El pueblo no acepta las lógicas de poder. Nosotros no la admitiremos nunca. Es un deber de cada ser humano estar contra las represalias norteamericanas. Nosotros tenemos dos batallas. Una batalla por la libertad del Islam en el mundo y otra para liberar nuestro país.
–Pero Estados Unidos insiste en que ustedes protegen a Bin Laden.
–Como usted ya lo sabe, varias personas y varios países pidieron a Estados Unidos que suministren las pruebas o que muestren a los testigos que implican a Bin Laden en los atentados de Manhattan y Washington. Sin pruebas ni testigos, Estados Unidos sigue atacando inocentes. No está bien, tampoco es bueno. Se trata de acciones ilegales.
–Eso quiere decir que ustedes no entregarán a Bin Laden.
–De esta manera no. Norteamérica actúa como si quisiera pescar un pez aunque éste esté o no esté en el agua. Todo lo que puedo decirles es que hoy Afganistán paga las consecuencias del terrorismo.
–El otro problema de su régimen es el apoyo que aportó Pakistán.
–Desde que EE.UU. empezó a atacar Afganistán, las protestas se organizaron en todo Pakistán. ¿Usted cree que se puede ir en contra de una sociedad? Resulta claro que en Pakistán nadie quiere estar bajo la bota de los norteamericanos. Nosotros hemos estudiado los riesgos con suma calma. Desde la invasión soviética y las sanciones norteamericanas, nuestro pueblo actúa con distancia y prudencia. Cuando los soviéticos nos atacaron estaban sedientos de sangre, pero fueron ellos quienes se hicieron devorar. Estados Unidos conocerá una suerte similar. Gracias a Dios, el gobierno, el Estado y la nación son una misma cosa en Afganistán. Creo que durante la guerra contra la ex Unión Soviética nosotros supimos ganar nuestra independencia. Los rusos querían tomar el corazón de nuestro país, pero los afganos lo impidieron. Mantener la presencia militar norteamericana representa un gran peligro para toda la región porque Estados Unidos tiene metas precisas que no son las nuestras. Quieren aplastar los intereses de los demás países. En lo que toca a nuestralibertad y a nuestra independencia, somos capaces de volver a ganar por nuestra propia cuenta.
–Pero Estados Unidos tiene un un aliado clave: la Alianza.
–Los norteamericanos van a sufrir más que los rusos. Si cuentan con la Alianza del Norte, se están equivocando. Esa Alianza es un esqueleto sin espíritu y sin oxígeno. Estados Unidos trata de dárselos y le están dando aire viciado. La Alianza es un cuerpo muerto al que le costará mucho vivir. Además, la Alianza tendrá que enfrentar el odio del pueblo afgano que siempre detestó a la gente de la Alianza. Hoy la odian mucho más.

 

 

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