Por Javier Lorca
La
Facultad de Ciencias Económicas (UBA) recuperó los diversos
servicios que le había otorgado al centro de estudiantes para que
éste los explotara. La decisión fue tomada por el consejo
directivo en su última sesión, a un mes de que Franja perdiera
las elecciones estudiantiles frente a la lista independiente TNT y mientras
ambas agrupaciones todavía se disputan la conducción del
centro. En diálogo con Página/12, el decano Carlos Degrossi
explicó: Resolvimos recuperar para la facultad los espacios
cedidos al centro de estudiantes. Es una medida que va a resultar positiva
porque le quita la connotación económica al centro.
Hasta ahora, el centro de Económicas manejaba la venta de apuntes,
el bar, las máquinas expendedoras y el dictado de cursos de computación.
Según el último balance, la facturación anual rondaba
el millón de pesos, aunque la oposición estima que era del
doble.
Todo empezó el 14 de septiembre pasado, cuando concluyó
la elección realizada para elegir los representantes estudiantiles
en el consejo directivo de la facultad y para renovar las autoridades
del centro. Desde el regreso de la democracia, Franja nunca había
perdido, pero ocurrió. Sobre 43 mil votantes, en la elección
del claustro TNT sumó 15.094 sufragios, contra los 14.923 de la
Alianza (Franja y la Belgrano-MNR). En el comicio para renovar el centro
estalló un conflicto aún irresuelto: con el apoyo de ocho
de las once agrupaciones que participaron de la elección (incluido
el MNR), el TNT aseguró que había ganado por 15.218 votos
contra 14.952; mientras, Franja sostuvo que el triunfo era suyo por 14.983
votos contra 14.909. Ahora, la cuestión está en manos de
la Inspección General de Justicia.
El jueves pasado, el consejo directivo decidió no expedirse sobre
el conflicto, pero sí resolvió recuperar los espacios que
la facultad le había ido cediendo al centro estudiantil: dos locales
de fotocopias y venta de apuntes en la propia facultad y otros en las
sedes donde se cursa el ciclo inicial; el bar de la facultad; las máquinas
expendedoras instaladas en los pasillos; y el Cececomp, donde se dan cursos
de computación.
En realidad, todos esos servicios fueron concesionados por el centro a
terceros, quienes los explotan actualmente. El consejo directivo
creó una comisión especial para analizar cada concesión
y ver si se pueden rescindir los contratos. Si no se puede, mientras dure
el vínculo contractual, la facultad seguirá cobrando el
canon explicó el decano Degrossi. Cuando se resuelva
el conflicto del centro de estudiantes, es posible que se le devuelva
alguno de los servicios al centro, como el de los apuntes. La comisión
que deberá definir los pasos a seguir estará integrada por
tres profesores, dos graduados y dos estudiantes.
La resolución que aprobó la expropiación del centro
contó con el voto favorable de los profesores, los graduados y
un estudiante de Franja, enrolado en el sector que hasta ahora administraba
los diversos servicios dirigidos a los 60 mil alumnos de la facultad.
Los que se opusieron fueron los representantes de TNT, la Belgrano (MNR)
y otro consejero de Franja, perteneciente a una corriente interna alejada
de la hoy mayoritaria en la facultad. Para Degrossi, el objetivo de la
medida fue terminar con la connotación económica del centro:
La discusión por el centro muchas veces se desviaba a una
discusión por la caja. Ahora, los dirigentes estudiantiles van
a poder dedicarse al trabajo gremial, dijo el decano.
Quedó claro que el triunfo de TNT no le molesta sólo
a Franja sino también a la gestión de la facultad protestó
Iván Heyn, de TNT. Ahora que lo perdieron, quieren vaciar
el centro. Como saben que tarde o temprano nos lo van a tener que entregar,
están tratando de ganar tiempo y arreglar las cuentas. Y también
hacen todo esto para negociar una salida elegante. Quieren un pacto de
impunidad y quedarse con algún quiosquito para seguir teniendo
ingresos. En el entorno del decano, se dice queDegrossi nunca estuvo
de acuerdo con los beneficios que gozaba el centro. Y que ahora vio la
oportunidad política de recuperar lo cedido. Mientras, para Franja
no hubo expropiación sino donación. El centro de estudiantes
resolvió cederle a la facultad la concesión del bar y de
la venta de apuntes y fotocopias para que se destinen los ingresos al
plan de infraestructura. Se van a construir aulas donde están las
playas de estacionamiento, dijo Rubén Arena. El dirigente
de Franja aseguró que la decisión de donar esas fuentes
de ingresos no tiene nada que ver con el conflicto político
que sufre el centro.
Para
el tiempo libre... (si queda)
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OPINION
Por
Pablo Martínez Sameck, Mario Toer *
Superar
el reformismo
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La
comunidad universitaria argentina fundó, con la Reforma de
1918, una poderosa tradición que se halla largamente realizada
con la gratuidad de la enseñanza, su carácter público,
el cogobierno y la autonomía universitarias. La realización
de ese programa también fija los límites de esa valiosa
tradición. Distintas experiencias han desafiado la frontera
del reformismo. El Frente Grande Universitario trató de recoger
esa tradición, pero se enfrentó a los límites
que le impuso su autodefinición como brazo de un partido.
Antes que el FGU, la JUP y la Juventud Universitaria Intransigente
habían levantado el estandarte que habían sostenido
la izquierda del Integralismo y el Humanismo. Los aportes teóricos
que fueron quedando son la negativa a pensar la autonomía
como una torre de marfil cientificista, la necesidad de superar
la concepción positivista de la extensión, dando paso
a una concepción de la integración comunitaria
de la universidad en el medio social y la ampliación de la
frontera del claustro de profesores, para hacer de él un
claustro de todos los docentes, entre otras. Para retomar con posibilidad
de éxito esa tradición, es necesario dejar de ser
la expresión de un partido de afuera de la institución,
adentro de ésta, para vertebrar una corriente
posreformista en la universidad. La forma que proponemos es la de
un Colectivo para la Transformación Universitaria, plural
y libertario, que profundice un proyecto que sea la casa común
de los independientes de izquierda, los militantes del Frente Grande
y de experiencias incipientes como el ARI o el Frente para el Cambio,
que se reconocen en una agenda transformadora de la institución.
Nos guía el impulso de saber que la superación dialéctica
de la universidad reformista es la única forma de ejercer
la defensa de la universidad pública, en una estrategia de
ataque que involucra no sólo a la comunidad académica,
sino al universo popular que debe beneficiarse de su producción
de saber. Esta es la estrategia para salir del doble encierro del
ahogo presupuestario y de la paulatina deslegitimación de
las universidades entre los sectores populares que no pueden acceder
a ella, fruto de la creciente denegación de derechos que
sufren de parte del Estado neoliberal.
* También firman J.M. Di Teodoro, L. Roa, E. Decaminada,
H. Ons, J. Cara, M. Folini, G. Puricelli y E. Santarelli, entre
otros.
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