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IBARRA QUIERE RECONSTRUIR EL ESPACIO PROGRESISTA “SIN VISIONES SECTARIAS”
“No es cierto que uno solo es el que puede”

En reportaje con Página/12, el jefe del Gobierno porteño no quiso polemizar con Elisa Carrió y, ante una pregunta sobre Terragno, dijo que �es muy rápido� para hablar de las presidenciales del 2003.

Ibarra en su despacho de la Jefatura del Gobierno porteño. Cautela y señales de paz dentro del centroizquierda.

Por Santiago Rodríguez

En las elecciones del último domingo no compitió, aunque puede darse por ganador porque apostó a la boleta de senadores de Rodolfo Terragno y su hermana Vilma. Los candidatos no pudieron contra el “voto bronca” pero se llevaron el triunfo en la Capital Federal y derrotaron al ARI. Desde ese lugar –y con Elisa Carrió como clara destinataria de su mensaje– Aníbal Ibarra advirtió que el espacio progresista se reconstruye “sin visiones sectarias” y que “la discusión a futuro será: o triunfa el espacio progresista o lo dividimos y gana la centroderecha”. A propósito de las declaradas aspiraciones presidenciales de Terragno, el jefe de gobierno porteño señaló que “es muy rápido para hablar del 2003” y agregó que Eduardo Duhalde está anotándose “claramente” en la carrera a la Casa Rosada. “Si hay una continuidad de esta política económica, se puede decir que la Alianza tal cual fue concebida en el ‘97 está definitivamente terminada en el ámbito nacional”, dijo también Ibarra a Página/12.
–¿Cómo es la cosa: Ibarra 2-Cavallo 0 ó Voto en blanco 2-Ibarra 0?
–Son carteles electorales a los que no les presto atención. Lo importante es hacer una lectura del voto en la ciudad y actuar hacia adelante. Del análisis del voto en la ciudad surge que fue inteligente por parte de la gente porque las dos primeras fuerzas interpretan al espacio progresista. El “voto bronca” también expresa una situación de desesperanza de mucha gente que no ve ninguna opción. Entonces, hacia adelante el objetivo es la reconstrucción de ese espacio progresista porque sería irresponsable en términos políticos plantearlo dividido y reconstruir a partir de hechos, de la gestión de gobierno.
–¿El resultado del domingo y tanto “voto bronca” lo dejan tranquilo para una eventual reelección como jefe de gobierno?
–Sacaría lo de reelección porque con dos años y pico de gobierno por delante tenemos que pensar en gobernar bien. Hay quienes se enojaron desde antes con la tendencia del “voto bronca” y yo dije que había que entenderlo como un mensaje que daba la sociedad y que, además, décadas atrás y en épocas más violentas algunos de esos votos hubieran ido a golpear la puerta de los cuarteles, con lo cual que lo hagan a través de un sobre electoral no deja de ser bueno. Estoy seguro de que se puede reconstruir, no desde el discurso porque la gente con razón está cansada de todo eso, sino desde el trabajo cotidiano y las responsabilidades de gobierno y con coherencia.
–Usted habla del progresismo, un término que de tanto que se lo menciona ya está algo vapuleado, y de reconstruirlo ¿Qué es a esta altura el progresismo y cómo se lo reconstruye?
–Yo creo en el progresismo con vocación de poder porque hemos tenido muchas experiencias en la Argentina que lo único que han hecho es dividirse y subdividirse. La única forma de ser progresista es superar la etapa testimonial para transformar la realidad con el poder que da un gobierno. Doy algunos ejes en el marco de lo que estamos desarrollando desde la ciudad: comprometer voluntad política, recursos y esfuerzos por la educación es ser progresista; destinar recursos de un banco público para las Pymes subsidiando tasas para que puedan tener acceso a créditos razonables es ser progresista; desarrollar políticas activas con sectores empresarios y apoyarlos en la búsqueda de mercados, como lo que hemos hecho recientemente en Brasil, es ser progresista; invertir en obra pública como los subtes es ser progresista.
–Le quedó por contestar cómo se reconstruye el espacio progresista.
–Primero, no teniendo visiones sectarias porque pensar que uno solo es el que puede es una visión inviable. Se reconstruye teniendo una actitud inteligente de sumar a los sectores que tienen coincidencias; no se pueden levantar barreras diciendo “de acá para allá son todos malos”. También hay que darle una institucionalidad porque la gente después apoya toda construcción en un proceso electoral y desde la ciudad estamos demostrando que es posible hacerlo.
–Carrió se entusiasmó con una probable coalición parlamentaria de las fuerzas de izquierda, pero dejó afuera de ese escenario a Terragno, precisamente su socio en estas elecciones. ¿Qué le parece?
–Por ahí son declaraciones dadas todavía con los efectos de una disputa electoral. Hay muchos radicales que comparten las angustias y las críticas hacia la política económica de Domingo Cavallo. En la ciudad el radicalismo ha acompañado esta gestión en la cual soy el máximo responsable. Espero, como decía, una actitud amplia y que busquemos lo que nos une porque, en definitiva, con el ARI coincidimos en el compromiso de la ética en la política, en la lucha contra la corrupción, en la necesidad de la redistribución del ingreso y en todo caso nos diferencian las responsabilidades de gobierno. Hacia adelante va a haber en la ciudad una polarización entre un esquema de centroderecha y uno progresista; la dispersión en tolerable en una elección legislativa, pero suicida en términos políticos cuando se define un Ejecutivo y es uno u otro. La discusión a futuro será o triunfa el espacio progresista o lo dividimos y gana la centroderecha.
–¿Ese análisis de la ciudad es trasladable al plano nacional?
–No, es distinto si uno hace el esquema nacional.
–¿Cuál es su evaluación de la elección que hizo la izquierda? ¿Por qué cree, por ejemplo, que Luis Zamora sacó el 10 por ciento de los votos?
–La ciudad siempre tuvo un caudal interesante de votos de izquierda y hubo muchos que en esta oportunidad se canalizaron en ese sentido. En cuanto a Zamora, creo que hubo un reconocimiento a lo que hizo en su momento en la Cámara de Diputados.
–Terragno no ocultó sus intenciones de candidatearse a la Presidencia. ¿Lo acompañaría en ese proyecto y desde qué lugar?
–Creo que es muy rápido para hablar del 2003. Hay que poner el esfuerzo para hacer bien las cosas en el lugar en el que estamos porque no se puede llegar en mínimas condiciones al 2003 si no hacen bien las cosas ahora.
–Terragno habla como usted de reagrupar al progresismo.
–Hoy ya estamos trabajando para esto y lo decimos desde hace tiempo, pero con las angustias y las demandas insatisfechas de la gente hay que hablar de cosas mucho más cercanas en el tiempo que el 2003.
–Duhalde señaló que es el único en condiciones de encabezar un gran movimiento nacional. ¿Que opina?
–Está claramente pensando en el 2003.
–Hace unos meses estuvo con él hablando en este mismo despacho sobre el “movimiento productivo” que propone y quedaron en conversar después de las elecciones...
–El perfil productivo de la Argentina es un eje insoslayable en los tiempos que corren. El país no puede tener perspectiva si no se trabaja desde ese lugar, pero ese trabajo no puede estar monopolizado por nadie y es importante que desde distintos sectores se coincida. De hecho, estoy trabajando diariamente desde el gobierno porteño con los empresarios y he ido recientemente a San Pablo con cuarenta para abrir, por ejemplo, una oficina comercial en esa ciudad y ampliar así los mercados.
–¿Le parece bien que Fernando de la Rúa haya viajado a España después de las elecciones?
–Son decisiones muy personales y compromisos internacionales. Más que el viaje, me preocupa qué va a ser del rumbo del Gobierno: puede quedarse y no cambiar nada o irse y después realizar cambios que sirvan.
–¿Qué cambios espera?
–Espero que haya una decisión de cambiar el rumbo económico porque no nos hemos presentado en el ‘99 para sostener el ajuste permanente. La recomposición de la relación con la sociedad depende si se avanza en este sentido o se sostiene el rumbo actual.
–Ariel Schifrin, como vicepresidente del Frepaso porteño, declaró que si el Gobierno no cambia el rumbo económico, los funcionarios frepasistas deben renunciar. ¿Qué dice usted, como presidente del partido?
–Más allá de los términos en que cada uno pueda manifestar estas expresiones, si hay una continuidad en esta política se puede decir que la Alianza tal cual fue concebida en el ‘97 está definitivamente terminada en el ámbito nacional. La presencia de funcionarios virtuales para profundizar el ajuste no forma parte de la política que dio origen a la Alianza ni a la del Frepaso.
–¿Cuál es el futuro del Frepaso?
–Yo he tomado la decisión de aportar a la vinculación nacional de todo el Frepaso, a la contención política de todos los espacios generados por el partido en todo el país. Es una fuerza que tiene experiencia de gobierno y presencia en legislativos y que vamos a desarrollar, y que seguirá siendo crítica al ajuste y defendiendo el presupuesto para la educación y los fondos para aplicar políticas sociales.
–¿Qué implicancias tiene la elección del domingo en su propia gestión?
–No estuvo en discusión la gestión, pero en todo caso a partir de la angustia de la gente uno redobla el esfuerzo para poder mostrar resultados.
–¿No habrá un reflejo político a partir de cambios en el gabinete?
–Estamos trabajando con el radicalismo, con el Socialismo Popular; también hay funcionarios que se referencian en el ARI y peronistas. Siempre es una herramienta generar cambios, pero no hay ninguno planteado a partir de las elecciones.

 

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