Por Emanuel Respighi
Los problemas económicos
que envuelven al país parecen no tener fin y no dejar a ninguna
persona ni empresa exenta de esta situación. Y a pesar de que en
el inconsciente colectivo se cultiva la idea de que el mundo de la televisión
es una isla que se encuentra aislada del resto del país, el agua
llegó a América TV, y con fuerza: el canal de aire comandado
por Carlos Avila se presentó ayer a convocatoria preventiva de
acreedores. Se trata de un hecho histórico, ya que es la primera
vez que una emisora de aire toma semejante decisión. En un comunicado
difundido por la noche, una vez que los rumores que habían circulado
durante la tarde tomaban cuerpo, el directorio de América TV S.A.
confirmó la noticia y adujo que la decisión se debía
al transitorio estado de dificultades financieras por las
que atraviesa la señal. El titular del Comité Federal de
Radiodifusión, Gustavo López, expresó a Página/12
que si bien la ley actual habilita al organismo estatal a quitarle la
licencia a Avila, eso suele ser frenado por los jueces a través
de una medida de no innovar. Teniendo en cuenta que la programación
de América está mayoritariamente integrada por ciclos coproducidos
por empresas independientes, la noticia podría ocasionar modificaciones
en la grilla estable durante los próximos días. Anoche,
los productores involucrados se mantenían en estado de consulta
permanente con abogados y contadores, mientras Avila y sus voceros mantenían
un silencio hermético.
A tan sólo 16 meses de haber desembarcado en América, con
la compra del 80 por ciento de la totalidad de las acciones el 20
por ciento restante continúa en manos de Eduardo Eurnekián,
el pope del fútbol argentino decidió presentar esta instancia
judicial ante el juzgado Nacional de Primera Instancia en la Comercial
de la Capital Federal Nº 17, secretaría Nº 34. Según
el comunicado, el directorio de la empresa llegó a esta determinación
ante una drástica y persistente caída en la publicidad
y frente a la imposibilidad de recurrir a un sistema crediticio razonable
que permita superarla.
La abultada deuda histórica que arrastra la señal cuyo
monto rondaría entre los 20 y 40 millones de pesos y la mala
recaudación en materia publicitaria que cosechó América
durante el último mes y en lo que va de octubre (agravada por el
hecho de que la torta publicitaria en televisión de este año
se achicó en un 30 por ciento respecto de la del año 2000)
serían las principales causas que llevaron al directorio de la
compañía a tomar la medida. Los problemas financieros de
la señal, que se ubica en el cuarto lugar en términos de
rating entre los cinco canales de aire, comenzaron a vislumbrarse a principios
de año, cuando los atrasos en los pagos convenidos a las productoras
que poseen ciclos en la pantalla de América se hicieron cada vez
más frecuentes. Según fuentes confiables, las productoras
no cobran ni un sólo peso desde el mes de abril. Incluso, la preocupación
se agrava debido a que hace tiempo el canal intentó saldar sus
deudas con la emisión de un paquete de cheques, sin los fondos
necesarios para cubrirlos. A esto se agrega otro frente de conflicto con
los propios trabajadores del canal, que en los últimos tiempos
sufrieron infinidad de inconvenientes salariales.
El directorio argumenta que llegó a esta determinación buscando
la preservación de la empresa, el resguardo de las fuentes de trabajo
y la preservación de los legítimos intereses de todos los
acreedores, confiando en que en las contingencias del proceso
concursal se encontrarán las soluciones prácticas e inteligentes
que permitan superar la actual situación.
La ley vigente de radiodifusión estipula que la transferencia de
titularidad y la convocatoria de acreedores (a la que en rigor se menciona
como quiebra) son causales de la pérdida inmediata
de licencia, por lo que Avila no podría continuar con su gestión
al frente de la señal. Sin embargo, consultado por este diario,
el titular del COMFER, Gustavo López, relativizó la letra
de la ley, debido a que cada vez que ocurre un hecho de estas características,
los jueces en forma casi unánime intiman al COMFER, mediante un
recurso de no innovar, a que no aplique el artículo hasta tanto
no se sustancie la convocatoria. Aunque aclaró que el único
caso en que sí sucedió fue con la licenciataria Radiofamilia,
que en los 80 explotaba Radio Argentina, y que al presentar la quiebra
perdió la licencia.
Mientras tanto, los productores que poseen ciclos en la señal y
que fueron consultados por este diario prefirieron no manifestar una postura
definida ante que no analicen la situación con sus abogados, sin
dejar de expresar una honda preocupación e incertidumbre
ante el conocimiento de la noticia. Otro de los que anoche se enfrentaba
a largas vacilaciones y teorías era Eduardo Eurnekián: el
propietario minoritario de la emisora teme que esta decisión tenga
algún tipo de rebote negativo en la situación de sus restantes
negocios, principalmente los que tienen que ver con la sociedad Aeropuertos
2000. Tampoco es claro aún de qué manera puede repercutir
la convocatoria en la empresa TyC, de la cual Avila es hoy socio minoritario.
EL
FALLIDO DESEMBARCO DE AVILA EN LA TELEVISION ABIERTA
Con Menem como gerente de programación
Por Susana Viau
América TV, la última
perla de la corona, tuvo bajo su gestión un perfil inequívoco:
se convirtió, por contenidos y personajes, en una réplica
de la ATC del menemismo. Al punto que ese sesgo hizo sospechar a muchos
que el ex presidente era algo más que un amigo de la casa o, como
se le adjudicó jocosamente durante una década, el gerente
de programación de la emisora estatal. Lo cierto es que desde
que Carlos Avila se convirtió en el socio mayoritario de Eduardo
Eurnekian, hasta ayer, cuando trascendió que el canal pedía
pista e ingresaba en el rubro de empresas convocadas, había pasado
menos de un año y medio y el default asomaba como el
primer gran fracaso del hacedor de Torneos y Competencias, negocio monopólico
de las transmisiones deportivas.
Es prematuro predecir que con el traspié de América, una
inversión de 150 millones de dólares, se inicia la parábola
que parece signar a los personajes surgidos de la noche a la mañana
y alentados por el menemismo en la última década del siglo.
Porque si bien es cierto que Avila había dado los pasos iniciales,
medidos, modestos, en 1985, fue a principio de los 90 que comenzó
el despegue con la venta de las transmisiones de fútbol a los canales
de cable de las provincias. Antes había hecho un poco de todo,
obligado por su origen humilde y guiado por el extraordinario olfato que
le hace detectar la presencia del dinero allí donde esté.
Carlos Avila, paraguayo, llegado a Argentina de la mano de su madre, a
los cuatro años, hijo de un agente de inteligencia del partido
liberal al que no conoció, trabajó como cadete, se conchabó
en una fábrica textil que arrasaron los nuevos tiempos, Annan de
Pergamino, fue corredor de las camisas Perfecta Lew y empezó a
rondar el mundo de los medios a través de un emprendimiento tangencial,
la venta de publicidad en la vía pública. No siempre las
cosas le rodaban bien. En 1975, contó el periodista Ezequiel Fernández
Moores, le cerraron las cuentas bancarias por emitir, no fútbol
sino cheques sin fondo; en 1978 su agencia Avila-Montes de Oca iba a la
quiebra.
La síntesis de fútbol y tevé fue una mina de oro;
el contrato que suscribió con la AFA hasta el 2014 le garantiza
que seguirá siendo el dueño de la pelota no
importa qué ocurra con la deuda externa, los gobiernos y los propios
clubes. Uno de sus primeros partners en esa actividad, apoyada sostienen
fuentes interesadas por el propio Roberto Dromi, fue otro empresario
de medios que crece a todo tren pese a sus cuentas en rojo, el mendocino
Daniel Vila, hoy vinculado a José Luis Manzano. Luego, con TyC
en plena expansión, su socio fue otro hombre de origen mendocino,
Luis Nofal. Precisamente al dúo Vila-Manzano le compró La
Red, de la que es dueño en un 98 por ciento. Más tarde puso
el ojo sobre la prensa escrita adquiriendo el 100 por ciento de El Gráfico
y el 20 por ciento del diario Ambito Financiero. Su avance imparable en
materia de comunicaciones lo llevó a América, por un lado,
y a la revista La Primera, una creación de Daniel Hadad. Un circuito
curioso, el de los medios incondicionales a su amigo Carlos Menem. En
ese sentido, el perfil de Avila, divorciado, psicoanalizado, golfer e
hincha de River, ensambla a la perfección con el del ex banquero
Raúl Moneta, su socio en el CEI.
Avila tiene otro socio, mayoritario en TyC: el millonario texano Tom Hicks,
puntal del fondo inversor HMT&F (Hicks, Muse, Tate y Furst) y aportante
a las campañas políticas de la dinastía Bush. Y así
como muchos creen ver la sombra del ex presidente en el color político
de América, otros muchos buscan tras el nombre de Hicks los rastros
de la inmensa fortuna que la imaginación de los argentinos le asigna
al preso de Don Torcuato.
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