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En el nuevo bar, la lucha por la
supervivencia promete ser cruel

La inauguración mostró a los participantes más preocupados por la fama que por atender la barra. Pero ya hay posturas radicales.

En “El Bar” hay más interés en
el premio que en la experiencia.
“Tienen que empezar a revolear las
tetas”, recomendó uno a una chica.

Por Emanuel Respighi

En medio de una fuerte lluvia y de la crisis económica-política que inunda el país, el lunes inauguró oficialmente el local atendido por los participantes de la segunda edición de “El Bar”. Con una espectacular coreografía de fuegos artificiales, los trece chicos que participan del reality show producido por Cuatro Cabezas comenzaron a trabajar envueltos en una gran excitación que, a pesar de sus esfuerzos, no pudieron transmitir a las personas que se acercaron hasta San Isidro. Sin embargo, los primeros tragos que se sirvieron estuvieron envueltos en cierta emoción, debido a que la mayoría de los clientes eran familiares, novios/as y amigos de los anfitriones. El reality show puede seguirse de lunes a viernes a las 13.30, 17 y 23 por América, y las 24 horas por el canal 10 de Sky.
A pesar de que ya pasó más de una semana del comienzo del juego, y que una de las participantes (Cecilia) ya abandonó la casa, podría considerarse que la húmeda noche del lunes inauguró la acción entre los participantes. Es que para esta emisión, los productores decidieron brindarle un marco institucional a los enfrentamientos que ocurrieron en la primera emisión entre el grupo denominado “La Cumbre” y los “No Alineados”, armando dos equipos (verde y naranja) que deben trabajar en grupo con el fin de obtener la mayor cantidad de dinero –entre las ventas de merchandising y en la barra– y de votos telefónicos. El equipo semanal ganador tendrá inmunidad para la próxima votación, pero incluso Andy Kustnezoff muestra un rapto de sinceridad mercantil al advertirle a los grupos que “Ahora, a facturar, ¿eh?”.
Esta institucionalización de los problemas que se habían dado ¿espontáneamente? en la primera saga, parece ser la pauta que rige las segundas partes de los reality, teniendo en cuenta que “Gran Hermano II” hizo lo propio con las caricias y arrumacos que se prodigaron los participantes iniciales, colocando una sala de relax en la casa. Y por lo visto en la velada inaugural del bar, la intención de los productores fue inmediatamente acogida por el público, que con cánticos futboleros vivaron a uno u otro equipo durante toda la noche.
Entre los tragos y la adrenalina que invadió el cuerpo de las nuevas “estrellas mediáticas”, la primera noche dejó traslucir algunos problemas en el funcionamiento del reality. En primer lugar, la transmisión en vivo que conduce Kustnezoff fue objeto de ciertos conflictos entre los productores y los participantes que, envueltos en su histeria inaugural, se preocuparon más por disfrutar de los “quince minutos de fama” que por atender las fervientes órdenes de los productores. Incluso, la sumisión de los chicos a los mandatos de la producción tocó fondo cuando Marcelo le pidió permiso a un productor para... ¡ir al baño!
Pero las distracciones no sólo enojaron por momentos a los responsables del ciclo, sino que también se trasladó a aquellos participantes que tienen la idea fija de llevarse los 100 mil pesos, por sobre cualquier discurso del tipo “experiencia de vida”. Tal fue el caso de Franco, alias “El tano”, que no dudó en retar a Mónica, integrante de su equipo, diciéndole que “hay que seducir a los clientes como sea, porque la meta nuestra es sobrevivir. Hay que empezar a realizar promociones: tres tragos por un beso, cosas así. Ustedes tienen que comenzar a revolear un poco las tetas”, dijo sin vueltas. El desafío recién comienza.

 


 

EN “GRAN CUÑADO” QUEDAN OCHO
La ministra expulsada

”Patricia Bullrich” se sumó el lunes a los expulsados de “Gran cuñado”, la parodia de reality de “El show de Videomatch”. La imitación de la ministra de Trabajo obtuvo 4869 votos del público, ochocientos más que la de Soledad Silveyra, quien viene salvándose de la expulsión desde el principio. Desde el comienzo de la sátira, debieron salir de la casa Zulemita Menem, Cecilia Bolocco y Juan Pablo Baylac, con lo que ahora quedan ocho personajes: Fernando y Antonio de la Rúa, Inés Pertiné, Aldo Rico, Antonio Cafiero, Solita, Elisa Carrió (el lunes, entre el público que esperaba afuera, se vio un cartel que decía “Lilita, las masas te apoyan-Sindicato de Panaderos”) y Darío Lopérfido.

 

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