A pesar de que su producción
anual no suele pasar de los quince largometrajes, Portugal ha logrado
un enorme prestigio en el panorama cinematográfico internacional,
gracias a un puñado de directores cuyos films nunca faltan del
circuito de los principales festivales, como los de Berlín, Cannes,
Venecia y Toronto. El patriarca de todos ellos es, sin duda, Manoel de
Oliveira, a los 93 años más activo que nunca y ratificando
con cada nueva película este año presentó dos,
Vou para casa y Porto da Minha Infancia su posición como
uno de los más importantes realizadores europeos de la segunda
mitad del siglo. Pero por detrás de la enorme sombra de Oliveira
y del prestigio ya consolidado de Joao Botelho y Joao Cesar Monteiro,
el cine portugués está viviendo una importante renovación
generacional. Para dar cuenta de ese recambio, el Teatro San Martín
y la Cinemateca Argentina, con el auspicio y la colaboración del
Instituto Camoes y la Embajada de Portugal en Argentina, han organizado
un Encuentro con el nuevo cine portugués, que se llevará
a cabo desde hoy hasta el jueves de la semana próxima, en la Sala
Leopoldo Lugones. La muestra estará integrada por siete films inéditos
en la Argentina, pertenecientes a la producción más valiosa
y reciente del nuevo cine portugués.
Abre el fuego Tentación (1997), de Joaquim Leitao, con Joaquim
de Almeida. El Padre Antonio es un sacerdote devoto y generoso, muy querido
por las gentes de Villa Daires, un pueblo pacato del norte de Portugal.
Pero el Padre Antonio es también un hombre y Vila Daires no es
tan pacata como parece, sobre todo cuando su destino se cruza con el de
Lena, la oveja negra del pueblo. Mañana va Eludiendo
el destino (1997), primer largo de Fernando Vendrell. La vida se le escapó
de las manos a Mané. A los 50 años, vive de su pasado como
el crack de Mindelense, el club de fútbol de Cabo Verde. Pudo
haber jugado en el Benfica, susurran sus amigos. Pero como entrenador
de Kalú, una joven promesa, tiene la posibilidad de conseguir su
merecida revancha. Pasado mañana se proyecta Glória (1999),
de Manuela Viegas. Dos familias vecinas viven alrededor de una vieja estación
de ferrocarril, que está a punto de ser desafectada. Unos personajes
se buscan a otros y no necesariamente se encuentran. La opera prima de
la Manuela Viegas es una película de una modernidad de lenguaje
y una exigencia que parece heredada del cine de Jean-Luc Godard. Selección
oficial en competencia, Berlinale 1999.
Para el sábado y domingo está programada Ellas (1997), de
Luís Galvao Teles, con un elenco multieuropeo: la española
Carmen Maura, la francesa Miou-Miou, la británica Marisa Berenson,
la alemana Marthe Keller y el portugués Joaquim de Almeida. La
vida no siempre es fácil, dice Ellas. Cinco mujeres al borde de
los 50 años enfrentan juntas los buenos y también los malos
momentos, con una única consigna: amar y vivir cada vez más
intensamente. El lunes se exhibe La sombra de los buitres (1997), primer
largo de Leonel Viera. En 1962, un minero de la escarpada región
de Trás-os-Montes quiere mejorar las condiciones de trabajo, ante
la creciente desconfianza oficial, que lo empuja a huir en dirección
a Francia. Las dificultades de cruzar fronteras llevan sus emociones al
límite y le hacen pensar que ya lo sobrevuela la sombra de la muerte.
El martes y el miércoles se verá El testamento del señor
Napumoceno (1997), de Francisco Manso, con Nelson Xavier, Zezé
Motta y Cesária Evora. Una fábula sobre la historia del
hombre más rico de Cabo Verde, que llegó a la isla siendo
un adolescente desarrapado y a quien un malentendido convirtió
en millonario. Cierra el ciclo Crónica de buenos malandros (1984),
de Fernando Lopes, sobre una pandilla de pequeños delincuentes
lisboetas, al ritmo de una banda de sonido inspirada en Georges Brassens
y Kurt Weill. Todas las funciones a las 14.30, 17, 19.30 y 22 horas.
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