Por Diego Schurman
Domingo Cavallo, Carlos Ruckauf
y Eduardo Duhalde se reunieron en el más estricto silencio para
buscar una salida consensuada a la crisis económica. La reunión,
confirmada a Página/12 por fuentes del ministro de Economía
y de la provincia de Buenos Aires, se convirtió así en el
primer paso hacia un pacto de gobernabilidad entre el Gobierno
y el justicialismo. Al menos, con el justicialismo bonaerense.
La reunión se gestó el martes por la mañana. Y, al
margen de las evaluaciones públicas, fue un reconocimiento oficial
del nuevo lugar que ocupan los bonaerenses tras el triunfo electoral de
Duhalde.
Primero juntémonos nosotros dos así charlamos le
dijo Ruckauf al senador electo.
Puede ser en el Banco Provincia o en otro lugar continuó
el gobernador en un diálogo que derivó en el estado gripal
de uno y el stress de campaña del otro.
La reunión se realizó esa misma tarde, durante el crepúsculo,
pero en las oficinas porteñas del senador electo.
Ruckauf efectivamente llegó al bunker de Duhalde un poco antes
de lo convenido para repasar los temas con su socio político. Y
recién después apareció el ministro, a quien los
bonaerenses protegieron en todos los discursos públicos realizados
tras los comicios.
Allí Cavallo se mostró preocupado por su propia suerte.
Los resultados del domingo lo pusieron en la mira de todo el arco político:
sabe que cuando se reclama un viraje de rumbo se está pidiendo
su cabeza. Por eso Ruckauf y Duhalde le manifestaron la necesidad de dar
señales concretas de cambios en el corto plazo.
Fue entonces que decidieron comenzar a delinear un paper con un puñado
de ideas-fuerza. Para esa tarea llamaron a Jorge Remes Lenicov, el economista
del senador electo, y a los técnicos del Palacio de Hacienda. La
evolución de las negociaciones es seguida con atención por
Fernando de la Rúa. El Presidente había dado luz verde a
su ministro.
Se estudia incluir en el paquete un subsidio que se pagaría
con bonos para jefes de hogar. Y también restricciones a
la importación de productos de consumo masivo, a través
de la suba de aranceles o suspensión temporal de su ingreso, para
evitar una fuga de la reactivación
Si bien aún las tratativas no se ampliaron hacia el resto de los
mandatarios provinciales, en el Gobierno la consideraban como un primer
paso hacia un pacto de gobernabilidad.
Cavallo se mostró muy cooperativo, abierto a discutir todo
tipo de ideas señaló un dirigente del PJ a este diario.
Durante las casi dos horas de reunión se barajaron varios temas.
Cavallo inquirió por la interna justicialista. Necesitaba el dato
para saber con qué llave podría abrir la puerta de un acuerdo.
Sabe que no es una tarea fácil: ayer mismo el bloque de diputados
del PJ presentó un proyecto para arrancarles los poderes especiales
que le otorgaron a principio de año (ver nota aparte).
El gobernador y el senador electo hicieron un repaso del nuevo mapa justicialista.
Y también de las diferencias que existen entre las provincias grandes
(Buenos Aires y Córdoba, por caso) y las chicas, que
integran el denominado Bloque Federal.
Cavallo imaginó que cerrando trato con los grandes
eliminaría los principales obstáculos. Pero los bonaerenses
le hicieron saber su equivocación. Como ejemplo, desnudaron las
persistentes diferencias internas por la presidencia del Senado.
Desde el Bloque Federal pugnan para que ese cargo que tras la renuncia
de Carlos Chacho Alvarez se convirtió en el segundo
en la línea de sucesión lo ocupe el misionero Ramón
Puerta. Los bonaerenses insisten en que el lugar debe ser reservado para
la Alianza. Más que por compromiso institucional, por especulación
política: creen que de asumir una virtual vicepresidencia se estaría
cogobernando de hecho.
Entonces ¿con qué se puede arreglar a las provincias?
fue al grano Cavallo al promediar la charla.
Sus confidentes el ministro supo negociar con ambos listas comunes
para las últimas elecciones se comprometieron a explorar
el terreno. Pero no perdieron tiempo y aprovecharon para pulsear por una
mayor cantidad de Lecop (letras de cancelación de obligaciones
provinciales) para el distrito.
No fue el único reclamo: el gobernador fue terminante a la hora
de exigir el giro del dinero que la Nación le adeuda a la provincia
en materia de coparticipación.
Ruckauf ya había conversado del tema con su ministro de Economía,
Jorge Sarghini, a quien recibió por la mañana en La Plata.
Duhalde también había tenido una agenda nutrida ese día
en la que figuraban varias conversaciones con Remes Lenicov.
El gobernador y su antecesor se muestran como en un idilio. Llegaron a
decir ayer, tras compartir la inauguración de un escuela en Lomas
de Zamora, que no hay nadie más duhaldista que Ruckauf ni
más ruckaufista que Duhalde. Sin duda no quieren aparecer
enfrentados pese a ser competidores para el 2003.
Claro que esa aparente comunión viene generando revuelos internos.
Ayer hubo varias muestras en ese sentido: varios mandatarios provinciales
muchos de ellos también victoriosos en los comicios
lanzaron en el Consejo Federal de Inversiones tiros por elevación
a los bonaerenses. ¿Las acusaciones?: valerse de la importancia
del distrito para cerrar tratos sin el consentimiento del resto.
Un radical properonista
El diputado electo por la Alianza bonaerense Pascual Cappelleri
consideró ayer que el presidente Fernando de la Rúa
debe aceptar la voluntad de la mayoría de la ciudadanía,
que eligió la alternativa peronista y ofrecerle a un
representante de ese partido la Jefatura de Gabinete para
que comparta el gobierno. Cappelleri lleva a cuestas el triste
record de haber formado parte de la peor elección de la historia
del radicalismo cuando peleó por la gobernación bonaerense
y Horacio Massaccesi era candidato a Presidente. El peronismo
tendrá mayoría legislativa en ambas cámaras
del Congreso, lo que de hecho y de derecho le dará el verdadero
poder, ya que un Estado democrático y republicano se rige
por las leyes que el propio Presidente debe cumplir y la facultad
de dictar esas leyes la tendrá el justicialismo a partir
del 10 de diciembre, aseguró el legislador. Algunos
de esos conceptos, dicen los que lo conocen, estarían en
la línea de pensamiento del ex presidente Raúl Alfonsín.
Cappelleri consideró que el justicialismo debe asumir
las responsabilidades que la mayoría de los votos positivos
le delegó en las urnas y participar en la ejecución
de políticas concertadas con la Alianza y el gobierno nacional.
Sostuvo además que la crisis es tan profunda que para
superarla se requiere del desprendimiento de todos los sectores
y una concertación adulta para elaborar políticas
alternativas con la participación de todos en su ejecución.
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