José Natanson
A Antonio de la Rúa
le alcanzó con menos de un día junto a su padre en España
para convencerlo de pasar a la ofensiva. Siempre atento a los consejos
de su hijo, el Presidente apenas había bajado del Tango 01 cuando
comenzó a aplicar su nueva estrategia: ayer cuestionó la
victoria de Rodolfo Terragno en la Capital y la derrota de Leopoldo Moreau
en la provincia que dijo De la Rúa hizo una campaña
de total ataque al Gobierno y no sacó muchos votos. Con la
declaración, el Presidente estiró aún más
la distancia que lo separa de los dos partidos de la Alianza. Una jugada
riesgosa y que se terminará de cerrar en breve, cuando concrete
una serie de acuerdos claves con el peronismo y, recién después,
anuncie un gabinete más delarruizado que nunca.
A pesar de la avalancha de votos, los funcionarios intentaron desde un
primer momento hacer de cuenta que las elecciones no habían ocurrido.
Una táctica que lideró el propio De la Rúa y que
quedó plasmada en el tibio mensaje al país que difundió
el domingo a la noche. Todo cambió con el viaje a España.
El Presidente y su hijo que suele aconsejarlo en el tiempo que le
deja libre su noviazgo internacional y su consultora Justamente
tuvieron oportunidad de conversar tranquilos, sin la molesta presión
de los ministros y las histerias de Buenos Aires. Lo venían
planeando desde el domingo, pero decidieron esperar a la vuelta para que
no fuera tan brutal, aseguraba ayer un funcionario amigo de Antonio.
Lejos del medio tono del domingo, De la Rúa fue muy directo y,
recién bajado del avión, minimizó la victoria porteña
de Terragno. Ellos actuaron como Alianza 2001. Fue una cosa distinta,
es decir, jugaron ahí toda la cuestión del Gobierno de la
Ciudad y no les ha ido muy bien porque quedaron atrás del voto
en blanco, dijo el Presidente, englobando en la crítica al
jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra. En cuanto a Moreau,
De la Rúa sostuvo que sacó pocos votos en comparación
con la intensidad de sus críticas.
Mientras Moreau, indignado, redactaba una respuesta (ver recuadro), y
el delarruismo más puro festejaba la ofensiva, De la Rúa
llegaba a la Rosada, donde mantuvo un encuentro con dos de sus funcionarios
más cercanos: el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, y el secretario
general de la Presidencia, Nicolás Gallo. En la reunión,
cuando le preguntaron por la dureza de sus críticas, De la Rúa
fiel a una vieja costumbre sacó de sus bolsillos unos
papelitos en donde había anotado algunas ideas sobre
la elección. Hasta los candidatos que ganaron tienen el 65
por ciento de los votos en contra. Eso significa algo, comentó
el Presidente.
Las declaraciones sintonizan con el nuevo escenario, marcado por un distanciamiento
del Gobierno con la UCR y el Frepaso. Ayer hubo una serie de señales
en este sentido: la reunión del bloque de diputados radicales,
que pidieron un cambio de rumbo; la del Frepaso, que siguieron analizando
la posibilidad de romper con la Rosada; y la crítica situación
de Juan Pablo Cafiero, que hasta anoche no había recibido una respuesta
positiva a sus reclamos financieros, no había hablado con De la
Rúa. El esquema se completaría con un acercamiento programático
de la Rosada con el PJ y el rediseño del Gabinete.
Cambios
Después de la charla con Colombo y Gallo, De la Rúa recibió
a Cavallo, con quien conversó sobre los inminentes anuncios económicos
y a Patricia Bullrich, con la que analizó el paquete de medidas
sociales que prepara la ministra. Más tarde almorzó a
solas con el jefe de Diputados, Rafael Pascual, y el presidente
provisional del Senado, Mario Losada, que le describieron el nuevo panorama
legislativo.
Hasta ahora, todo indica que Bullrich asumirá al frente de la Agencia
que unificaría las carteras de Salud y Desarrollo Social. Pascual,
por suparte, iría a uno de dos lugares: Trabajo, que Bullrich dejaría
libre para reconstruir la relación con los sindicatos; o Interior,
de donde se iría Ramón Mestre. Claro que el hombre no puede
asumir en dos cargos y por eso hay otras variantes. Para Trabajo se menciona
a Melchor Posse o a Juan Manuel Casella. En Interior, una versión
indicaba que podría desembarcar el vocero Juan Pablo Baylac.
El resto de las modificaciones parecen más en la nebulosa: fusionar
Educación y Cultura en una sola cartera; elevar Turismo (sumándole
la secretaría de Medio Ambiente o la Secretaría de Cultura)
al rango de Ministerio; y juntar Justicia y Educación.
Aunque apenas un par de días atrás se creía que los
cambios se producirían en horas, las cosas se fueron retrasando.
Según explicaba un ministro que ayer dialogó largamente
con De la Rúa, en realidad todo depende de la negociación
con los mandatarios del PJ. Lo central es construir un nuevo perfil
de gobernabilidad con los mandatarios peronistas, aseguraba. Una
manera elegante de decir que el Gobierno se recostará más
en ellos que en los díscolos partidos de la Alianza.
No será sencillo. El funcionario admitía que el acuerdo
deberá incluir algunos temas claves: la deuda de las provincias
(quizás el más urgente de todos), la nueva ley de coparticipación,
el Presupuesto 2002, y una nueva política social. Son cuestiones
muy pesadas, muy complicadas, muy de fondo, que requieren una negociación
muy fina. No va ser fácil ponernos de acuerdo, diagnosticaba
el ministro.
Con De la Rúa nunca se sabe, pero la lógica indicaría
que el nuevo Gabinete se anunciaría recién después
de cerrar la negociación con el peronismo, difícilmente
antes del fin de semana. Van a poner condiciones. Nos van a exigir
que cerremos ministerios, que eliminemos áreas para ahorrar recursos.
Eso va a condicionar los cambios, que dependen de esta nueva relación
con el PJ. O sea: quieren que seamos nosotros los que paguemos los costos.
Y que eso quede claro en el nuevo Gabinete, resumía.
Mars attack
Leopoldo Moreau respondió ayer a Fernando de la Rúa,
quien lo había cuestionado por criticar al Gobierno durante
la campaña y sacar muy pocos votos. Moreau pidió
la renuncia de Domingo Cavallo y agregó que, si no hay cambios
profundos de política económica, la UCR debe
asumir absoluta independencia del Gobierno. Además,
el senador sostuvo que es preferible que se sincere la situación
y que asuman formalmente Fernando de Santibañes en la Jefatura
de Gabinete y Antonio de la Rúa en el Ministerio del Interior,
en vez de continuar con estos maquillajes. Hoy, el Comité
Provincia que lidera Federico Storani lanzará una durísima
réplica al Gobierno. A su vez, el viceministro del Interior,
Lautaro García Batallán, calificó de irresponsables
las declaraciones de Moreau. Sólo un marciano puede
errar tanto en el diagnóstico. La verdadera enseñanza
es que la política como tal no funciona ni representa a la
gente. Si los senadores y diputados como Moreau siguen mirando para
el costado, las próximas elecciones las va a ganar el voto
en blanco. A Moreau sus correligionarios lo apodan Marciano.
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