Los productores de Hollywood
tienen un grave problema, además de la disminución en la
venta de entradas a los cines: no encuentran malvados que se ajusten a
sus necesidades. El fin de la Guerra Fría descartó a los
rusos en el reparto de malos. La mafia ya no atrae a nadie,
salvo cuando se la toma en broma. Los políticos mentirosos o los
policías y militares corruptos quedan descartados por razones patrióticas.
Y con Osama bin Laden, el verdadero enemigo número uno del país,
no se atreven ni productores ni guionistas.
Nos enfrentamos con un malo real y global, que comete crímenes
aborrecibles absolutamente reales, señala el guionista Stephen
Gaghan, distinguido con un Oscar por Traffic. Pero con las imágenes
de la tragedia del World Trade Center aún en la retina de todos,
es demasiado difícil representar el terrorismo no sólo con
efectos especiales, sino también desde el punto de vista emocional.
Más de una decena de proyectos cinematográficos, en los
que aparecían grandes cantidades de explosiones y/o personajes
cuya maldad es ahora más que dudosa, fueron paralizados por los
estudios de Hollywood. Y una cantidad similar de películas de
temática conflictiva ya rodadas como el thriller Tick-Tock,
con Jennifer Lopez como desactivadora de bombas no se verán
hasta nuevo aviso.
Según el diario New York Times, la situación es bien paradójica.
Durante años, el público estadounidense tenía un
enorme apetito por malvados monumentales y justificaba la violencia aplicada
en la lucha contra ellos, pero ahora los inventores de historias le huyen
a estos elementos. Robert Sklar, historiador especializado en cine
de la Universidad de Nueva York, opina que la gente reacciona de
manera muy intensa a cualquier connotación racista, por lo que
una nueva edición de la serie de Pearl Harbor, por
ejemplo, sería impensable. Con ello no se refiere a la recientemente
estrenada Pearl Harbor, en la que los japoneses son retratados como seres
humanos con miedos y necesidades, algo poco habitual en la historia del
cine estadounidense. Sklar se refiere a que tras los ataques de la fuerza
aérea japonesa contra la flota estadounidense en el Pacífico,
en diciembre de 1941, Hollywood reaccionó con una serie de películas
que fueron muy populares y que estaban repletas de primitivos malvados
de ojos rasgados.
Pero no sólo los extranjeros se quedan afuera con los nuevos autocontroles
de Hollywood. Todos los argumentos que puedan hacer dudar de la heroicidad
del Ejército no encontrarán ahora espacio en los estudios.
Varias de estas películas ya terminadas desaparecieron de repente,
entre ellas, Buffalo Soldiers. Hace unas semanas, el film sobre la corrupción
y las drogas en el Ejército estadounidense logró una gran
ovación en el Festival de Cine de Toronto. Pero ahora se dice que
quizá se estrene en algún momento del año que
viene. También desapareció del mapa Black Hawk Down,
el film de Ridley Scott sobre la fallida intervención militar estadounidense
en Somalia a principios de los 90. Aquella operación fue ordenada
por George W. Bush padre, poco antes de tener que abandonar la Casa Blanca
para que entrara su sucesor Bill Clinton. Este fue quien ordenó
la retirada, luego de que las milicias somalíes, tras una fallida
operación comando estadounidense, arrastraran cadáveres
de soldados de élite por las calles de Mogadiscio ante las cámaras
de CNN. Somalia sigue siendo un país sin gobierno, en el que los
combatientes de los diferentes clanes aterrorizan a la población.
EL
TERRORISTA EN LA FERIA DE FRANCFORT
Bin Laden, best seller
Varios libros sobre Osama Bin
Laden acapararon la atención del público y los medios de
comunicación en la tradicional Feria del Libro de Francfort, así
como el de algunos editores, que aspiran a obtener los derechos de traducción
para otras lenguas. Hemos recibido por lo menos a cuarenta equipos
de televisión, contó un representante de la editorial
alemana Ulstein, que acaba de publicar Osama Bin Laden y el terrorismo
internacional, de Michail Pohly y Khalid Durán, del que vendieron
cerca de 100.000 ejemplares en una semana. Trajimos a la Feria cerca
de 30 ejemplares y ya sólo quedan seis, porque los otros los robaron,
agregó el representante, y recordó que en Francfort no se
realizan ventas al por menor. El libro de Pohly y Durán estaba
en proceso de gestación cuando ocurrieron los acontecimientos del
11 de septiembre, lo que llevó a la editorial a acelerar su aparición.
La obra estaba concebida como algo más largo, pero hemos
decidido salir al mercado con las 120 páginas de esta edición,
explicó el jefe de prensa de Ullstein, Claus-Martin Carlsberg.
El libro intenta entender la figura de Bin Laden dentro del contexto político
y religioso que lo hizo posible, y termina con un capítulo sobre
prevención del terrorismo en el que se debate acerca de si los
servicios secretos occidentales fracasaron al no prevenir los atentados
del 11 de septiembre. Otro libro sobre Bin Laden que despierta interés
en la Feria es Holy War Inc, de Peter Bergen, periodista de la CNN, que
está siendo actualizado, y El acta Osama Bin Laden del experto
francés en seguridad Roland Jacquard.
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