Por Claudio Zlotnik
Los empleados públicos
pasarán las fiestas de fin de año con menos dinero que el
previsto. Domingo Cavallo ya tomó la decisión de tocar
el medio aguinaldo que los agentes estatales deberían recibir en
diciembre. El ministro tiene sobre su escritorio varias alternativas de
ajuste pero todavía no resolvió por cuál inclinarse.
Básicamente, se manejan dos opciones: por un lado, limitar los
pagos a los aguinaldos más bajos, inferiores a los 500 pesos, y
abonar el resto en cómodas cuotas a lo largo de 2002. La otra posibilidad
es todavía más dura: que directamente se anule el pago.
Mientras Cavallo prepara las nuevas medidas, el próximo ajuste
desata polémicas en su propio equipo de colaboradores. Fernando
de la Rúa realizaría los anuncios el Día de la Madre,
pasado mañana.
Por el medio aguinaldo el Estado debe erogar unos 650 millones de pesos
antes de fin de año. Un lujo en épocas de déficit
cero, donde salvo el pago puntual de los servicios de la deuda las demás
transferencias pueden sufrir mutilaciones. En el caso del sueldo anual
complementario, en Economía analizan el tenor del recorte. Pero
el hachazo ya está decidido. No es el único que está
bajo análisis de Cavallo.
La revelación de Página/12 del informe oficial que menciona
la necesidad de llevar al 20 por ciento el recorte en jubilaciones y salarios
para noviembre y diciembre desató una interna en el seno del equipo
económico. De un lado quedaron quienes promueven tomar esa drástica
medida, con Adolfo Sturzenegger y Guillermo Mondino en primera línea,
que aseguraría el cumplimiento del déficit cero. Pero otros
funcionarios de Economía, como el secretario de Legal y Técnica,
Alfredo Castañón, con una visión más política
son propensos a buscar otras formas de ajustes antes que profundizar la
poda salarial en la administración pública. Según
calcularon en el Palacio de Hacienda, el ahorro generado por la baja alcanzaría
a 250 millones.
Si bien Cavallo alista distintas medidas para cumplir con el déficit
cero, lo cierto es que las iniciativas dependerán del acuerdo entre
el gobierno nacional con los gobernadores. Es decir, del monto de la coparticipación
que los mandatarios del interior están dispuestos a sacrificar.
El objetivo de máxima del titular de Hacienda es podar los envíos
mensuales entre 150 y 190 millones de pesos, sobre los 1364 millones actuales.
A cambio, propuso la reestructuración de la deuda de las provincias
con los bancos, que permitiría abaratar los costos en unos 100
millones mensuales.
Al mismo tiempo, según pudo saber este diario, para alcanzar la
meta del déficit cero, Cavallo contaría con un guiño
del Fondo Monetario. Concretamente, el FMI convalidaría un desvío
en la pauta anual de déficit fiscal, establecida en 6500 millones
de dólares. El incumplimiento permitido sería de 300 millones,
siempre y cuando el gobierno nacional alcance un acuerdo con los mandatarios
del interior. Una pista de la buena voluntad del FMI la brindó
el propio Tomás Reichmann, auditor del caso argentino. La
misión técnica (que arribará a Buenos Aires la próxima
semana) evaluará con más atención los planes futuros
que los números del tercer trimestre, aseguró Reichmann
luego de entrevistarse con el ministro de Economía (ver página
9).
A dos meses y medio de fin de año, toda la artillerría de
Economía está puesta en el cumplimiento del déficit
cero. Jugado por entero a este objetivo, Cavallo está dispuesto
a profundizar los ajustes. Como compensación parcial, anunciará
un abaratamiento en los créditos para empresas (ver recuadro aparte)
y medidas para alentar el consumo, como la baja del IVA en los casos de
compras con tarjetas. Por último, con el objetivo de disminuir
la incertidumbre generalizada, introduciría al dólar como
moneda para pagar salarios y servicios. De esa manera, alejaría
el temor a una devaluación. Sin embargo, desde el Banco Central
desalentarona Cavallo. Roque Maccarone le advirtió que una medida
de ese calibre dañaría el nivel de reservas del BC.
El Central aporta
al paquete
Con el objetivo de lograr una baja de las tasas de interés,
el Directorio del Banco Central aprobó ayer una línea
de préstamos especial a las entidades financieras para que
éstas puedan prestar a las empresas a una tasa de interés
de un solo dígito. Los fondos provendrán del seguro
anticorridas, que cuenta con 1200 millones de dólares. A
su vez, un comité de funcionarios del Central realizará
un seguimiento específico de los préstamos otorgados
para evitar que las entidades le den otro uso a los fondos que reciban
del BC. Si bien los bancos eran partidarios de que el Central disminuyera
los encajes (fondos inmovilizados) para dotar de liquidez al sistema,
Roque Maccarone se negó para evitar que los bancos compren
divisas con los fondos liberados. Esta medida formará parte
del paquete que anunciará Fernando de la Rúa, presumiblemente
el fin de semana. Por otra parte, ayer fue presentado el nuevo director
del BC. Se trata del todavía senador justicialista Ricardo
Branda, cuya nominación aún debe ser aprobada por
la Cámara alta.
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DELICH
DICE QUE NO SE TOCA EL PRESUPUESTO UNIVERSITARIO
No pensamos en arancelar
Por Javier Lorca
De ninguna manera el Gobierno
piensa en una reducción del presupuesto educativo, ni en una privatización
o arancelamiento de las universidades, aseguró ayer el ministro
de Educación, Andrés Delich. Así se enfrentó
a las intenciones del Ministerio de Economía de podar los fondos
destinados a la educación para honrar al déficit cero. Ante
los rectores universitarios, el ministro se comprometió a mantener
el actual presupuesto de 1800 millones para las casas de altos estudios
en 2002. Aunque estimó que podría anualizarse el recorte
salarial vigente.
Antes de que la reunión realizada ayer en la cartera educativa
se pusiera tensa, los rectores y Delich festejaron un acuerdo firmado
con la AFIP, que redundará en la disponibilidad de casi 138 millones
de pesos para las universidades y de 59 millones para el fisco, como ya
informó este diario. El convenio implicó el fin de las deudas
que el Estado mantenía desde el 98 con el sistema educativo
superior y de las que éste mantenía con la AFIP en concepto
de aportes patronales.
La tensión llegó cuando se abordó el espinoso tema
del próximo presupuesto. El ministerio ha enviado el proyecto
de presupuesto en los mismos términos que este año dijo
Delich. Seguramente, el proyecto que surja del Parlamento contemplará
el ajuste del 13 por ciento de los salarios, si es que esta situación
se mantiene para el resto de la administración pública.
También aclaró que un porcentaje aún no definido
de los fondos deberá distribuirse entre las universidades no ya
mediante el tradicional método (léase capacidad de lobby),
sino mediante criterios objetivos. E insistió: Este Gobierno
no impulsa el arancel, que ya está autorizado por la Ley de Educación
Superior, como reemplazo del financiamiento público. Un arancel
no solucionaría nada. El Fondo de Incentivo Docente también
fue incluido por Delich en el proyecto de presupuesto.
La confirmación de que el ajuste salarial sufrido en la segunda
mitad de este año podría plasmarse en los fondos totales
de 2002 inquietó a los rectores, que a esa altura ya olvidaban
el festejo previo. La situación hacia adentro de los claustros
es como de hervor lento, graficó la vicerrectora de la UBA,
Susana Mirande. El ministro se comprometió entonces a ayudar a
las universidades a que su esfuerzo sea el menor posible.
¿En qué mecanismos de compensación está
pensando? le preguntó luego Página/12.
Una alternativa es reducir los costos operativos que tienen las
universidades. Si unificáramos el monto que pagan por aportes patronales
las universidades públicas con lo que pagan las privadas, significaría
un gran alivio. Otra alternativa es avanzar en el desarrollo de fuentes
complementarias.
Voluntaria o
moratoria
Argentina deberá reestructurar su deuda sea como
fuere. Ya sea voluntariamente, que es siempre la mejor opción,
o de hecho, con una moratoria, sentenció ayer el economista
estadounidense Jeffrey Sachs, quien, puesto a hacer declaraciones
explosivas, también afirmó que el camino para terminar
con la incertidumbre es la dolarización. Para la Argentina,
que enfrenta una crisis particularmente seria, con una abultada
deuda con altísimo costo financiero, con una economía
en recesión desde hace más de tres años, y
con una caída de la confianza interna y externa, la mejor
opción podría ser la dolarización. Respecto
a la economía mundial, sostuvo que ningún país
escapará al impacto de la guerra, y que la situación
será muy dura para América latina, que no necesitaba
nuevos shocks.
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Bajan
depósitos y reservas
Las acciones se tomaron un respiro.
Tras recuperar 22 por ciento en lo que va del mes, el índice MerVal
cayó ayer 0,2 por ciento. En tanto, el riesgo país subió
36 puntos, hasta los 1737. La debilidad de los mercados, no obstante,
se dio en un contexto de bajas en los principales recintos de Europa y
en Wall Street, donde el índice Dow Jones bajó 0,8 por ciento
en medio de una ola de pánico por los casos de ántrax.
La tranquilidad en la Bolsa, no obstante, se contrapuso con lo ocurrido
con los depósitos. Las colocaciones totales cayeron en 238 millones
el último martes. En el caso de los plazos fijos la merma fue de
apenas 13 millones. Como contrapartida, las reservas del Central crecieron
en 63 millones en esa jornada. Sin embargo, en el último mes hubo
una caída de casi 1500 millones. La tercera parte de esa baja fue
consecuencia de la caída de depósitos de individuos y empresas.
El resto se debió a que las AFJP suscribieron títulos públicos;
a que un banco de primera línea afrontó el vencimiento de
un título de deuda y a que el propio BC utilizó 300 millones
para comprar bonos en el mercado.
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